El mundo del vino a sorbos

En esta revisión semanal a lo que podemos encontrar en Internet con referencia al amplio mundo del vino, esta semana nos hemos fijado en la relación del vino con la numismática, que no es reciente ni carece de sus admiradores.

Texto: Antonio Egido

De esta forma, el buscador nos ha puesto ante la página ‘celtiberia.net/es’ que nos ofrece el artículo “El vino en la Antigua Grecia: arqueología y numismática”, que comienza con esta exposición: “Como todos sabemos, de las vides se extraen los racimos de uva, que acaban conformando el vino. Muchos son los condicionantes que hacen que un vino sea bueno, que una tierra tenga una gran producción o que ese vino llegue al resto de Grecia a través del comercio. También debemos tener en cuenta esta producción de vino para la explicación de cultos dionisiacos en zonas muy concretas, para la emisión monetaria con iconografía vinícola, o para conocer las costumbres vinícolas de hoy en día cuyo camino transcurrió hace siglos por la hélade.

ANTECEDENTES: Los griegos creían que fue el propio dios Dioniso el que regaló a los hombres las primeras vides, y estos comenzaron a rendirle culto, tanto a él como a sus asociaciones: Simposio, cortejo dionisiaco, pan, etc. Pero la realidad es que el vino ya está presente en la cultura egipcia siglos antes de que fuera conocido por los griegos. Seguramente el conocimiento del vino por parte de los griegos debe ser antiquísimo, pero sólo a partir de finales de la época arcaica se inicia una fase de expansión en el cultivo y el comercio vitivinícola como nunca antes se había visto.

 

 

ORIGEN: La agricultura a lo largo de la historia de Grecia antigua es tremendamente cambiante en algunos aspectos. Desde el inicio del arcaísmo, época en la que el autoabastecimiento debe ser la meta de todo campesino, hasta el esplendor comercial ateniense en ss. V- IV a. C. ó Ptolemaico en ss. III- I a. C. donde todo se vende y se compra, hay un proceso mental, un avance en todos los sentidos que no se debe pasar por alto.

 

Es por eso que quiero subrayar el papel que determinadas polis, especializadas en la producción de vino, tuvieron en este proceso, ya que sin ser conscientes, se convirtieron en puente entre estos dos extremos. A través del siguiente ciclo: en una primera etapa el cultivo de la vid sería para autoabastecimiento, tanto familiar como del culto, según el modelo de Hesiodo. La clave está en la segunda etapa, en la que determinadas polis, gracias a condiciones climáticas, a fuerzas de mercado o incluso a condicionantes históricos, decidieron especializarse en el cultivo de vid y consecuente comercio de vino. Es este el ejemplo perfecto del paso de una economía autárquica a una “globalización” económico-comercial del mundo griego. Este proceso, en su base económico, tiene derivaciones hacía otros campos conocidos, como son el culto dionisiaco o la iconografía vinícola en las monedas, convertidas en verdaderos “carteles publicitarios” del vino de determinadas polis”.

 

Seguro que algunos lectores desean seguir la lectura que encontrará en el enlace antes indicado, mientras nos vamos a la web ‘regmurcia.com/servlet’ donde nos referencian sobre una exposición donde se mezcla la numismática y el vino, indicándonos que en las piezas expuestas aparecen “racimos de uva, la propia planta de la vid, la vendimia, diversas vasijas o manifestaciones culturales relacionadas con la enología. La numismática se convierte, pues, en un elemento difusor de la cultura del vino demostrando más que nunca su carácter de fiel reflejo de las sociedades que han utilizado esas monedas y billetes. 

La exposición está compuesta por más de veinte monedas y billetes procedentes de una quincena de países, desde Israel a Suiza, pasando por Bulgaria, Grecia o la Ciudad del Vaticano. En ella destacan piezas como la de 2 marcos alemanes de 1951, que nunca llegó a circular, o una de las primeras monedas de la Eslovenia independiente de la que se acuñaron unos pocos miles de ejemplares, y que más que una moneda constituye un símbolo de identidad y de la soberanía recién alcanzada”.

 

Y finalmente nos detenemos en ‘dialnet.unirioja.es’ donde nos hemos encontrado con un estudio firmado por Ana Vico Belmonte de la Universidad Autónoma de Madrid, titulado “El vino en la moneda griega: Buscando interpretación y significado a su iconografía” y en el que leemos que “La importancia de la iconografía en la moneda griega se hace patente en este estudio, con el que tratamos de interpretar el significado de los tipos con escenas vinícolas. La enorme difusión que tuvieron estas piezas da mayor relevancia al mensaje divulgado con su uso, pues además de su valor de intercambio, las monedas griegas ejercían una importante labor de propaganda para su poleis. El simbolismo del que estaban cargadas sus escenas tanto económico, político como religioso, debía ser fácil de interpretar por aquél que las observase”, para luego descubrir las representaciones sobre el mundo del vino que aparecen en esas monedas como las de vides: “Estas escenas pueden aparecer de dos formas, como simples racimos de vid, flanqueados por hojas o como parras con varias vides. Las representaciones de racimos aislados son más arcaicas que las otras, generalmente aparecen colgados de una rama, acompañado por una o varias hojas, culminando con la representación de parras completas como veremos en casos posteriores. El ejemplo más arcaico que encontramos es de una dracma acuñada entre los años 530-490 a.C., en la ceca siciliota de Naxos”.

Cada semana tenemos una sorpresa, y es que el mundo del vino es mucho más que un negocio. Brindamos por ello.