Con la misma pasión que ponía en explicar a los comensales los platos que salían de la cocina de su restaurante ‘La Galería’, el sumiller Raúl Martínez presentaba el 12 de julio a un grupo de la Asociación de Sumilleres de La Rioja el resultado de los trabajos que ha coordinado para la rehabilitación del barrio de bodegas tradicionales de la pequeña localidad de Leza, que da entrada al espectacular Cañón del Río Leza, declarado Reserva de la Biosfera. Ha sido la primera presentación pública del proyecto de rehabilitación, organizada por el Ayuntamiento de Leza de Río Leza, que ha estado representado por su alcalde, Juan Carlos Duarte, y por la Ruta del Vino de Rioja Oriental, cuya gerente Esther Rubio ha anunciado el inicio de la colaboración con la Asociación de Sumilleres para desarrollar actividades de formación en su zona de actuación, así como la incorporación a la Ruta del Ayuntamiento de Leza como socio.

El proyecto de recuperación se inició en el año 2019 desde el Ayuntamiento del municipio, en colaboración con la Consejería de Cultura y Turismo del Gobierno de La Rioja y continuó en 2020 con las ayudas recibidas desde el Grupo de Acción Local Asociación para el Desarrollo Rural de la Rioja Suroriental (ADR). La necesidad de su rehabilitación y restauración se fundamenta en la morfología de estas bodegas, excavadas dentro del mismo monte y con una ventilación interna entre ellas, ya que se comunican por una serie de túneles rellenos de piedra que, junto con la ventilación vertical, que se observa desde el exterior; crea una ventilación y favorece las condiciones de temperatura y humedad en el interior de las bodegas. Las bodegas tienen unas dimensiones reducidas, ya que se uso era familiar, para el consumo propio, y las condiciones térmicas en el interior favorecían la conservación del vino.

Apenas a 20 km de Logroño, la ribera del río, el conjunto arqueológico del Farallón con las cuevas al otro lado de la ribera, las sendas que discurren por los montes y la vista panorámica del cañón del río Leza que puede contemplarse desde este enclave es de una belleza extraordinaria. La zona es accesible a cualquier visitante y forma parte de un conjunto histórico tradicional, vestigio de las costumbres de vida tradicional que se daba en la zona relacionada con la agricultura y la vida social de mediados del siglo XX. Junto con las bodegas, encontramos la nevera mejor conservada de la Rioja de unos 14 m de profundidad, y unas explanadas empedradas de forma hexagonal que se utilizaban en el pasado para el trillado tradicional de los cereales en la zona de los cameros. La parcela se encuentra rehabilitada y perfectamente cuidada con manto verde de hierba que conserva las explanadas de trillado, con arbolado y zonas de descanso.

Especial ¡Vuelve el enoturismo! en el  nº 235 de La Prensa del Rioja

 

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