Premiados, autoridades y representantes de la organización. FOTO: Fernando Díaz

El buen sabor de boca que dejó la celebración de la primera edición de la entrega de los Premios de la Academia Riojana de Gastronomía en cuantos asistieron a la Gala Gastronómica Rioja permite augurar un excelente futuro a una iniciativa que pretende “servir de estímulo para que todo el sector gastronómico riojano siga el camino de la excelencia, único camino posible para alcanzar el éxito”. Así lo aseguró el presidente de la Academia, Pedro Barrio, recordando que los premios recibidos por Restaurante Alameda de Fuenmayor, Asociación de Bodegas del Barrio de la Estación de Haro y centro educativo CEO Villa de Autol han sido creados por la Academia con el objetivo de reconocer “la aportación de los premiados a la gastronomía riojana por la calidad de su trabajo y por el efecto positivo que generan en nuestra sociedad o en la imagen y en la promoción de La Rioja”. 

Goyo Ezama, director general de Diario LA RIOJA, que ha colaborado con la Academia organizando el acto de entrega de los Premios, abrió la Gala reiterando que «la labor de divulgación gastronómica de La Rioja, como parte de la promoción de la región, se ha convertido en uno de los objetivos de nuestro diario». En palabras de la consejera de Agricultura, Eva Hita, “la gastronomía y el vino relatan nuestra tierra, La Rioja, que se vive desde las experiencias emocionales». En representación del gobierno regional –uno de los patrocinadores del evento– Eva Hita agradeció a la Academia su trabajo en “custodiar la memoria gastronómica de nuestra región» y aseguró que los conceptos que han sustentado los Premios coinciden con la estrategia de Promoción Agroalimentaria de la Consejería, cuya campaña de producto riojano “está sustentada en el producto, las personas, el territorio y la gastronomía”. 

El premio está representado por una estatuilla, creación del escultor riojano José Antonio Olarte. Cada trofeo es una escultura original de 18x18x22 cm en hierro forjado sobre madera, base en la que figura grabado a fuego el logo de la Academia, el nombre del destinatario y la frase “en reconocimiento a su aportación a la gastronomía riojana”. Su título ‘GESTOS’ está inspirado en el logo de la Academia y lo explica el autor en el siguiente texto que acompaña cada escultura: “Gestos de: mover, cortar, aderezar, aliñar, amasar, colorear… Gestos para: reunir, charlar, compartir, convivir, soñar, cantar… Gestos con: los que la Academia Riojana de Gastronomía quiere reconocer, valorar, premiar…”

La Asociación de Bodegas del Barrio de la Estación de Haro representada por su presidenta, María Urrutia, y por responsables de las seis bodegas que la integran, ha recibido el premio por ser un ejemplo de colaboración para la proyección de la imagen de excelencia de La Rioja en el exterior, con el producto estrella de nuestra gastronomía, el vino, como protagonista. Tomás Fernández y Esther Alvarez, responsables del Restaurante Alameda de Fuenmayor, recogieron emocionados un premio con el que la Academia ha querido reconocer su excelente trabajo en el tratamiento del producto, mantenido de forma constante y coherente a lo largo de sus tres décadas de trayectoria. Y Ana Isabel Jiménez Fuertes y Roberto González Guillén, directora y profesor del CEO Villa de Autol, demostraron con sus intervenciones el alto grado de implicación que han tenido en la implementación del Proyecto GASTROCEO por el que han recibido el Premio, ya que la iniciativa ha sido capaz de cumplir no solo con su objetivo pedagógico entre los niños, sino también de involucrar a todo un pueblo y generar auténtica pasión por la gastronomía entre sus gentes.  

La primera edición de la Gala contó con una introducción de lujo a cargo del sumiller, gastrónomo canadiense y referente mundial François Chartier, que se define como «creador de la ciencia de la armonía molecular, una nueva manera de explicar la armonía entre la comida y el vino». Su ponencia ‘El impacto de la biodiversidad del paisaje en el ADN aromático de los vinos y de la cocina’ llamó la atención de los asistentes por la novedad de sus planteamientos, en los que lleva investigando desde finales de los años 80 junto a cocineros como Ferrán Adriá en El Bulli o Andoni Luis Adúriz en Mugaritz.  

 

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