Texto: Ignacio Pascual

La originalidad del nuevo pincho ‘Flor de Queso’, creado en plena pandemia por Villa-Lucía, no es flor de un día, pues desde que los hermanos Juan Manuel y Rubén Lavín pusieron en marcha Villa-Lucía y su Catering Abadía allá por mitad de los años noventa han destacado siempre por sus creaciones gastronómicas y por la calidad de su servicio, características que han mantenido como sello de identidad. Con motivo de asistir a una de las actividades de su programa ComeCultura, hemos tenido la fortuna de disfrutar de una de esas innovaciones que caracterizan al espacio gastronómico Villa Lucía y de conocer a la mente inquieta, el zamorano Santiago Mohedano, que en este caso se encuentra detrás del proyecto ‘Flores de Queso’.

En el buen ambiente de una región que comienza a despertarse del letargo tras año y medio de pandemia, encontramos en la tercera edición de Villa-Lucía Wine Fest un excelente maridaje entre cultura, gastronomía y vino. Dentro de su programa anual ComeCultura, los asistentes disfrutamos de la sabiduría ancestral de nuestro paisano Samaniego, que nos instaba a disfrutar del fugaz tiempo, alegre música acompañada de bailes -sentados en las sillas- y una exquisita variedad de pinchos y raciones. Además, pudimos conocer de primera mano, presentados con sentimiento y cercanía por los diferentes bodegueros, los vinos premiados en el XVII Concurso de Vinos con DOCa Rioja en una entretenida cata comandada por el dinámico Mikel Garaizabal. En lo gastronómico, el cerdo de caserío (‘Basatxerri’) se presentaba como el pincho estrella y realmente mereció esta distinción.

Flor de Queso nace en 2020 durante la parte más hostil de la pandemia con el registro de la patente en España. Nos encantó el poder compartir unos momentos con Santiago Mohedano escuchándole hablar de la genialidad del invento. Con una precisión de herrero, su profesión, ha diseñado un raspador que permite obtener finas virutas de queso. Estas se presentan en diferentes cucuruchos de varios sabores añadiéndole por encima esencias naturales. Nos contó cómo las posibilidades son ilimitadas en cuanto a gustos, aromas y sabores, con más de 250 combinaciones actualmente. En definitiva, un perfecto acompañamiento para los vinos premiados y una conclusión para el optimismo: tanto en el vino como en la gastronomía, el talento local es ciertamente lo que parece no tener límites.

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