Bodegas Valdemar parte de su experiencia en Walla Walla para dar forma a un vino independiente, moderno y con personalidad propia.

Un Rioja que no se pareciese a ningún otro. Así de ambicioso fue el deseo de Ana y Jesús Martínez Bujanda cuando comenzaron a participar en la gestión de Bodegas Valdemar como miembros de la 5ª generación de esta empresa familiar que ya suma 133 años, pero que siempre se ha caracterizado por su espíritu pionero e innovador.

Un reto que han podido materializar a raíz de su exitosa aventura en Estados Unidos, donde abrieron en 2019 la primera bodega no americana del estado de Washington. Y es que, aunque la idea inicial cuando iniciaron ese ambicioso proyecto era crear nuevos estilos de vino que fusionaran los frutos americanos con la tradición y saber hacer riojanos, las simbiosis nacidas entre la bodega norteamericana y la riojana demostraron que el viaje podía hacerse también a la inversa.

Tal y como explica Ana Martínez Bujanda, “nace así Valdemar Inspiración, un vino creado con materias primas indiscutiblemente riojanas, pero inspirado por el espíritu joven, creativo y transgresor que caracteriza a la zona vitivinícola de Walla Walla”, lugar donde se estableció la sede de Valdemar Estates en 2019.

Un vino sin precedentes que honra la tradición pionera de Valdemar y que sus creadores definen como “independiente, moderno y con personalidad propia”, al alejarse de los cánones establecidos en los vinos de Rioja tradicionales.

Nuevos aires que se reflejan también en su botella, mucho más ligera y sostenible, y en el etiquetado ideado por el mismo estudio de arquitectura norteamericano que diseñó la bodega de Walla Walla. Juntos, componen la perfecta tarjeta de presentación para este sorprendente blend de Tempranillo, Graciano y Maturana.

Una elección de variedades que, evidentemente, tampoco fue casual. Bodegas Valdemar lleva años abanderando la recuperación y conservación de las variedades Graciano y Maturana, autóctonas de Rioja. Una materia prima tradicional muy pegada a sus raíces que, sin embargo, se atrevieron a cargar de matices americanos en una elaboración influenciada y enriquecida por las conversaciones entre el director técnico de Valdemar, Antonio Orte, y Devyani, la winemaker de la bodega estadounidense.

El resultado “es un vino creativo y transgresor, que combina la potencia de los frutos rojos con aromas de cacao y hierbas de monte bajo. La experiencia se completa con una entrada en boca golosa, sabrosa y afrutada de final largo y elegante”.

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