“La combinación de suelos, uvas de diferentes zonas de Rioja, maderas y elaboraciones han ensamblado sus diferencias en un vino mucho mayor que la mera suma de sus componentes”. Así explica Javier Martínez de Salinas, enólogo de Bodegas Olarra, el concepto de “arquitectura” del nuevo Cerro Añón,  que se “construye” con vinos diferenciados para lograr un vino de Rioja único.

Los tempranillos de Rioja Alta aportan finura, los alaveses frescor y los de la zona media extracto. El graciano y el mazuelo consiguen la viveza y la complejidad aromática deseada. Los suelos calizos hacen óptima la aptitud para la crianza y los arcillosos aportan aromas florales muy agradables.

El nuevo Cerro Añón llega también con una renovada imagen.

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