JADE GROSS, CEO Jade Gross Wines

Las Mujeres del Rioja IV

Texto: Natalia Olarte / Redacción

El suyo no es un camino muy convencional dentro del mundo del vino. Su recorrido es atípico, pero sus ganas, perseverancia y pasión la han convertido en todo un referente de su generación.

Nació y creció en Hong Kong, amante del arte y la gastronomía, vive a caballo entre Donostia y San Vicente de la Sonsierra.

Esta mujer camaleónica cursó estudios de política en Nueva York dispuesta a salvar el mundo. Estudio de forma clandestina cocina en París y llegó a ser jefa de cocina e I+D+i en Mugaritz, donde hizo suyo el ‘leitmotiv’ de Andoni Aduriz, ‘no sabemos a dónde queremos llegar, pero sabemos dónde no queremos estar’.   A sus 31 años, de la mano de Abel Mendoza y Maite Fernández, busca plasmar en sus 8.000 botellas la esencia de su viñedo de Labastida.

-Tras vivir en tres grandes metrópolis como son Nueva York, Hong Kong y Londres, ¿cómo fue tu aterrizaje en un pueblo como es San Vicente?
Es bastante duro. Ha sido un trabajo en progreso. No sé si ha sido más difícil por el proyecto del vino, porque no parezco española o porque soy mujer. La gente ve lo que estás haciendo y estoy segura de que hay ciertos comentarios que sé que la gente dice solo porque soy mujer. Ahora reconocen mi presencia, y me llaman ‘chiguita’.

– ¿Por qué elegiste iniciar tu propio proyecto en lugar de, por ejemplo, trabajar como enóloga o chef en una bodega?
Quería hacer algo mío y tratar de ser mi propio jefe. Porque, aunque en Mugaritz fui jefe de cocina y parte del equipo de I+D, siempre te puedes esconder detrás de la marca o de la empresa a la que representas. Quería desafiarme a mí misma nuevamente, no solo cambiando sino poniendo mi nombre en primer plano.  No sé si es solo probarme a mí misma que puedo hacerlo. 

¿Cómo te resulta el reto de no solo hacer vino sino hacer todo lo demás: comercializarlo, venderlo, hacer crecer el proyecto, incluso dar el gran paso de tener tu propio viñedo? ¿cómo lo has vivido?
Es duro, no soy ninguna crack, ¡no! Lo mío es pura supervivencia… Aplico mi intuición y, si fallo, fallo. Al vino aplico esa misma filosofía. Hasta que no lo haga no voy a acabar de entender cómo se hace. Debo seguir aprendiendo.

. -¿Te han servido tus habilidades gastronómicas a la hora de crear la personalidad de tus vinos?
Me ayuda mucho en términos de experimentación, pero también para encontrar nuevas formas de pensar. En la elaboración del vino hay algunos procesos básicos que quieres seguir, pero siempre trato de cuestionarlos porque quiero saber si esto es realmente necesario o cómo reaccionaría si no lo hago. Obviamente, la gente en el negocio del vino, si alguna vez les pregunto, dicen que no, tienes que hacer esto porque tal y cual, y obviamente eso es porque lo han estado haciendo por más tiempo.

 – ¿Qué tipo de vinos buscan las nuevas generaciones?
Quieren vinos distintos, de cepas desconocidas, con nombres divertidos, con etiquetas con diseños atractivos. Quieren vinos modernos, de precio medio, de bodegas pequeñas y que se vendan en internet.

 -Alguna curiosidad de tus etiquetas
He contado con las ilustraciones de Javier Aramburu para mi web, redes sociales y productos, junto al diseño gráfico de Estudio Primo. Mis etiquetas hablan de mis vivencias. Por ejemplo, toqué el piano clásico entre los 3 y los 18 años, de ahí la inspiración para la ilustración de mi primera etiqueta del vino, con unas cepas que son teclas de piano.

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