ProWein Business Report 2021 (I)
Según el quinto ProWein Business Report, el sector se enfrenta al reto de ser más ecológico y de convencer al consumidor de esa sostenibilidad a través de una comunicación eficaz
El quinto ProWein Business Report encuestó a finales de 2021, por quinta vez, a expertos de toda la cadena del sector vinícola de 48 países diferentes para medir la importancia de los retos a los que se enfrenta el sector después de dos años de pandemia.
Según el informe, los expertos esperan que la situación económica actual del sector vinícola sea mejor que durante el primer año de la pandemia y consideran que el comercio vinícola internacional se ha recuperado y el sector se muestra positivo en los tiempos posteriores a la COVID-19. Los fallos en la cadena de suministro y los aumentos de los costes son los mayores retos a los que se enfrentan y seis de cada diez productores vinícolas dicen que el cambio climático es una gran amenaza.
La importancia de la sostenibilidad sigue siendo notable y las partes interesadas aplican constantemente medidas para mejorar. Desde el punto de vista del sector, los requisitos para una viticultura certificada ecológica deberían desarrollarse pensando en la sostenibilidad. A su vez, el sector exige una norma de sostenibilidad que sea uniforme, sólida y creíble.
El enfoque temático del ProWein Business Report recae en la importancia y la implementación de la sostenibilidad en el sector vinícola y el pasado año estudió si la sostenibilidad ha perdido importancia durante la pandemia y qué medidas concretas ya se han implementado en cuanto a la sostenibilidad en el sector vinícola. Reúne evaluaciones del sector sobre la importancia actual y futura de la viticultura certificada ecológica y sostenible. En particular, explora la cuestión de cómo se puede comunicar la sostenibilidad de forma más efectiva a los consumidores. “La importancia sobre la sostenibilidad para el sector vinícola se refleja en el alto índice de participación de casi 3000 expertos internacionales”, subraya la profesora Simone Loose, directora del Instituto sobre la gestión del vino y las bebidas de la Universidad de Geisenheim, que realiza el estudio por encargo de ProWein. “El sector se enfrenta al reto de adaptarse al cambio climático y, al mismo tiempo, ser más ecológico y sostenible, además de convencer a los clientes de que lo es. Esto solo será posible si el sector aúna fuerzas y los productores de vino, así como los minoristas de vino y los restauradores, consiguen comunicar esta sostenibilidad de forma creíble”.
La situación económica se está recuperando y es mejor de lo esperado
Desde el 2017, el ProWein Business Report mide la situación económica actual y las expectativas económicas del sector vinícola. En 2020, el primer año de la pandemia, el sector seguía mostrándose pesimista sobre el futuro. En contra de todo pronóstico, el 2021 supuso una gran recuperación del sector vinícola, pero aun así, todavía no se ha conseguido la buena situación económica en la que se encontraba antes de la pandemia. Las expectativas para el 2022 siguen siendo positivas. Los productores vinícolas españoles e italianos en particular, confían en un nuevo aumento de la demanda de vino tras la pandemia. En cambio, los productores franceses se muestran menos optimistas debido a las pérdidas de cosechas a causa de las heladas tardes. En general, los productores alemanes se muestran más prudentes. El comercio vinícola y los restauradores esperan que la situación de 2022 sólo cambie un poco con respecto a 2021.
Retos actuales del sector vinícola
La recuperación económica global después de la crisis de la COVID-19 está provocando grandes aumentos de los costes para la energía, las materias primas y el transporte, así como retrasos en el transporte de mercancías a nivel mundial y, por lo tanto, también del vino. El aumento de los costes pone en peligro la rentabilidad de las transacciones internacionales de vino. El sector vinícola se enfrenta, por tanto, al reto de fijar los precios de los aumentos de costes y de pasarlos a la cadena de suministro. Dado que los presupuestos de los consumidores se someten a una mayor presión debido a la situación inflacionista, el sector se preocupa por cómo reaccionarán los consumidores del vino a los aumentos de precio. Por tanto, no se sabe hasta qué punto continuará la actual tendencia de convertir todos los productos de vino en prémium en el futuro.
La COVID-19 sigue siendo un obstáculo para el comercio del vino. Las consecuencias de la pandemia ocupan el tercer lugar de los retos actuales a los que se enfrentan. Después de una primera recuperación en el verano de 2021, las nuevas variantes del coronavirus han vuelto a limitar el turismo y los negocios de eventos de forma global. Aunque para el verano de 2022 se espera que haya una gran mejora y normalización, todavía no es seguro cómo será la nueva normalidad de la vida social después de la pandemia. El comercio del vino y la gastronomía han sido menos conscientes de los efectos del cambio climático y de la regulación ecológica que los productores. Esto va acompañado de la poca concienciación del comercio vinícola por la sostenibilidad, una menor voluntad de poner precio a los productos sostenibles y comunicarlos a los consumidores.
“El cambio climático y una regulación ecológica más estricta
suponen grandes retos para los productores de vino,
al mismo tiempo que la rentabilidad es más baja”.
La pandemia y el verano pasado, que fue menos extremo, han debilitado la percepción pública del cambio climático. Sin embargo, el proceso del cambio climático se mantiene firme y, según la encuesta actual, supone una gran amenaza para seis de cada diez productores de vino, lo que hace que sea necesario implementar medidas de adaptación costosas. Al mismo tiempo, los productores de vino se enfrentan al reto de cumplir con la creciente regulación ecológica mediante inversiones. Con la baja rentabilidad de la mayoría de productores de vino, hacer frente a los retos ecológicos supone una carga económica, especialmente, para los pequeños negocios y, además, acelerará aún más el proceso de concentración.
Para los productores de vino, la cantidad de retos ha aumentado aún más debido al incremento de los costes globales. En Francia y Alemania, la política sanitaria europea para la reducción del consumo de alcohol se ha hecho notar. Los productores de países del Nuevo Mundo, Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, son conscientes, sobre todo, de la guerra comercial internacional, así como de la competencia con otras bebidas (hard seltzer, cerveza artesanal) y la legalización del cannabis.
Viticultura ecológica como pionera para la sostenibilidad
“Ya existe una gran divulgación
de la viticultura certificada ecológica
con grandes diferencias regionales causadas por el clima”.
La viticultura certificada ecológica tiene una larga tradición y, en su esencia, regula el uso de sustancias no sintéticas para la protección de las plantas y la fertilización de la vid. El Pacto Verde de la Comisión Europea tiene el objetivo de aumentar la sostenibilidad haciendo que un cuarto de los viñedos europeos cuente con una certificación ecológica. Esto ha suscitado un debate en la industria del vino sobre el grado de sostenibilidad de la viticultura ecológica sostenible.
Los líderes del sector que han participado en la encuesta tienen una mayor certificación ecológica en comparación con la media del sector, y los valores no son representativos para los países vinícolas. Debido a la ventaja climática de los veranos secos y mediterráneos, la viticultura ecológica está más extendida en España e Italia. Un 61 % y 52 % de los líderes del sector que participaron en la encuesta cuentan con la certificación ecológica, y solo unos pocos no creen que puedan conseguirla en el futuro.
Debido al clima húmedo y fresco que favorece las enfermedades producidas por hongos en las vides, solo el 21 % de los participantes en la encuesta alemanes están certificados como ecológicos, y la mayoría de los viticultores de Alemania y del Nuevo Mundo no creen que puedan conseguir esta certificación en el futuro.
“Las perspectivas del comercio del vino y la restauración son positivas, pero desgraciadamente también se ven nubladas por la falta de disposición a pagar de los consumidores por un vino ecológico”.
La mayoría de los minoristas de vino (78 %), hoteleros (77 %) y restauradores (72 %) creen que la producción de vino ecológico aumentará en el futuro. Los que más confían en ello son los representantes de Escandinavia, Bélgica, Luxemburgo, Francia e Italia. Algunos de estos países también observan una demanda activa de los consumidores por vino ecológico. En cambio, los comerciantes de vino en los Países Bajos, Alemania y Europa del Este informan de una menor demanda de los consumidores y de una falta de disposición a pagar por vino ecológico y, por tanto, se muestran menos optimistas en lo que respecta al aumento de las ventas en vino ecológico. Por parte del comercio, la falta de disposición a pagar por vino ecológico de los consumidores y los costes de certificación encabezan la lista de las razones para rechazar la certificación. Solo un tercio del comercio y la gastronomía espera que la Unión Europea alcance su objetivo del 25 % de viñedos ecológicos.
“El sector reclama un mayor desarrollo
de la viticultura ecológica para conseguir
una mayor sostenibilidad ecológica”.
El riesgo económico y el uso de cobre para la protección de las plantas son las dos principales razones en contra de una certificación ecológica, desde el punto de vista de los viticultores. Los viticultores creen que la sostenibilidad ecológica y económica de una viticultura ecológica es bastante crítica. En general, solo la mitad cree que la viticultura económica es ecológicamente sostenible. En España, el consentimiento es mayor con un 82 %, mientras que los viticultores alemanes son los más críticos, con solo un 41 % debido a la habitual y necesaria protección de las plantas. La sostenibilidad económica de la viticultura ecológica se valora de forma aún menos positiva. Solo el 30 % de los viticultores alemanes, el 40 % de los franceses e italianos y el 58 % de los españoles opinan que la viticultura ecológica es económicamente viable a largo plazo. Una mayor disposición a pagar de los consumidores sería un requisito importante para cubrir los costes más elevados de la producción de vino ecológico en regiones que sean menos idóneas para el cultivo.
La gran mayoría del sector reclama un mayor desarrollo de las normas para una viticultura ecológica para adaptarlas a un concepto más amplio de sostenibilidad ecológica. Todos los países vinícolas comparten esta demanda, ya que 8 de cada 10 productores están de acuerdo en que es un aspecto que se debe seguir desarrollando. Los minoristas de vino y restauradores suelen tener una idea menos detallada de las condiciones de producción de la viticultura ecológica. Sin embargo, no son menos críticos con la cuestión de la sostenibilidad de la viticultura sostenible: 7 de cada 10 representantes del comercio del vino y la restauración piden un mayor desarrollo de la viticultura ecológica para la sostenibilidad.