Quique Dacosta, Mauro Colagreco, José Andrés, Joan Roca y Martín Berasategui, ofrecieron al actor un menú irrepetible que incluyó un gran vino de Rioja de una cosecha mítica
Todo comenzó en 2021 cuando se propuso a Robert De Niro promocionar Madrid Fusión Alimentos de España a nivel internacional, a cambio de una comida irrepetible, cocinada por cinco chefs con mucho prestigio en el mundo. Reto que fue aceptando inmediatamente y que se ha podido celebrar el pasado 2 de marzo en lo que se convirtió un menú impagable. De esta forma Quique Dacosta, Mauro Colagreco, José Andrés, Joan Roca y Martín Berasategui, ofrecieron un menú irrepetible con protagonismo también para uno de los vinos degustados con DOCa Rioja: el López de Heredia Viña Tondonia, Blanco Gran Reserva 1964.
La suite real del Mandarin Oriental Ritz, de Madrid, fue el lugar donde los cinco cocineros prepararon un menú muy especial para Robert De Niro y su pareja, Tiffany Chen, y todo comenzaba muy bien cuando nada más entrar en el salón el actor indicó: “Pónganme todo lo que sobre para llevar”.
A partir de ese momento, y durante tres horas, la pareja pudo disfrutar de los platos más sobresalientes de cada uno de los cocineros, sin faltar un guiño a los productos de temporada. Un menú que comenzó con una serie de aperitivos: jamón ibérico de bellota 5J 2018 y queso Olavidía de Quesería Quesos y Besos -mejor queso del mundo en el World Cheese Awards 2021-, que acompañaron con panes de Panem, mejor panadería de Madrid en 2019, y maridaron con un vino a la altura: Dom Pérignon Plenitud 2, 2003 de pinot noir, chardonnay y pinot meunier de la AOC Champagne. Quique Dacosta ofreció sus salazones en atmósfera salina y la rodaja de tomate seco, acompañados por un González Byass Viña AB Estrella de los Mares Palomino Fino de la DO Jerez-Xerez-Sherry.
Un gran vino de Rioja de una cosecha mítica
De los platos principales se encargaron tres cocineros: la contesa de espárragos blancos y trufa de Joan Roca; la remolacha con salsa de caviar Osciètre de Mauro Colagreco y el milhojas caramelizado de anguila ahumada, foie gras, cebolleta y manzana verde de Martín Berasategui. Platos que fueron degustados con uno de los vinos más singulares españoles: López de Heredia Viña Tondonia, Blanco Gran Reserva 1964. Un vino que permaneció durante 6 meses en depósitos de madera. Criado durante 9 años en viejas barricas de roble americano de 225 litros elaboradas por los toneleros de la misma bodega, el vino fue sometido a 18 trasiegas manuales. Clarificado con claras de huevo frescas, fue embotellado de la barrica en julio de 1973. Y fue cerrado con un lacrado especial para favorecer su mejor evolución en botella, descansando un mínimo de 44 meses en botellero antes de ser comercializado. Una buena parte de esta cosecha fue apartada de la venta siendo presentado por primera vez en la fiesta del centenario de la bodega en 1977. La producción quedó limitada a 16.000 botellas. Los degustadores de este vino, seguro que disfrutaron de aromas de ceras, panal, fruta de hueso en compota, ahumados, cereal tostado, pastelería, caramelos werther’s, miel y soleras viejas. Su intensidad fue aumentando paulatinamente, sin prisas, dando un elegante recuerdo a cuero, nueces, naranja escarchada, especias orientales, cúrcuma. Mientras que en boca mantiene el listón de calidad. Sabroso, amplio, lleno, con una textura cremosa y grasa que nos trae la fruta madura, los almíbares, la fruta carnosa, el hueso, y esa acidez refrescante con un toque cítrico y un apunte de dulcedumbre. Decir que es elegante es quedarse corto. Se trata de un blanco descomunal.
Con un Vega-Sicilia Único 1989 de tinto fino y cabernet sauvignon, maridaron las propuestas de José Andrés, fresas con nata y erizo; Quique Dacosta preparó su gamba roja de Dénia hervida en agua de mar; Joan Roca la gamba marinada en vinagre de arroz, jugo de la cabeza, patas crujientes y velouté de algas y de nuevo José Andrés con sus angulas ahumadas con guisantes lágrima y chicharrón de soja. Por cierto, el cocinero asturiano afincado en EE.UU., no estuvo presente en esta comida porque en esos momentos se encontraba con su ONG, World Central Kitchen, en la frontera de Polonia y Ucrania, sirviendo comida a los refugiados, aunque sí estuvo presente su mano derecha, Carles Tejedor.
Los tacos de merluza con kokotxas, emulsión de café y escamas de pimentón de Martín Berasategui y el arroz variedad Sénia entre cenizas de trufa negra del maestrazgo de Quique Dacosta cerraban la parte salada de este menú.
De postres les sirvieron un naranjo en flor del argentino Mauro Colagreco y el postre láctico, dulce de leche, helado de leche de oveja, espuma de cuajada de oveja, yogur de oveja y nube de Joan Roca. El brindis final a esta colosal comida lo puso un Noé Pedro Ximénez VORS de González Byass.
Entre plato y plato, Robert De Niro se levantó varias veces de su mesa para fotografiar el emplatado de los chefs, preguntando por los diferentes productos con los que se elaboraban cada plato, y sorprendiéndose por las presentaciones, los sabores y las texturas de muchos de los platos. Su resumen a este menú fue de guion: “Esto no es una comida, es algo increíble que recomendaría a cualquiera que tuviera a la posibilidad de vivirlo”. No en vano degustó, posiblemente, el menú más caro del mundo, al tiempo que el actor de ‘El Rey de la comedia’, ‘Mean Streets’, ‘Toro Salvaje’, ‘Taxi Driver’ y ‘El Padrino: Parte II’ -por citar solo cinco de sus películas- promocionó suficientemente el Madrid Fusión Alimentos de España