Sumilleres en Bodegas Vivanco

Las crónicas del ‘VINUBIQUO 2021’ (VIII)
La crónica de Marta Sáenz

Hemos tenido el privilegio, dentro del Vinubiquo de Primavera, de ser recibidos en Vivanco. No ha sido una visita al uso, hemos visitado diferentes viñedos cercanos a la bodega, entre los que se encontraban 2 singulares, de por si esto es ya un acontecimiento, pero la particularidad de uno de ellos era que la viura que estaba plantada en los 70, no tenía portainjerto, y no era suelo arenoso. Hemos recorrido los viñedos con Rafael Vivanco, Aritz Espinosa y Eduardo Sáez, los cuales nos iban explicando matices de los terrenos por los que pasábamos y sus quebraderos en cuanto a las diferentes plantaciones, o bien por parecer que había pimientos plantados, al parecer de algún lugareño, o bien por parecer que la viña está abandonada, por dejar crecer una cubierta libre…tras lo cual entre risas les recomendé un gestor del estrés.

Todos estos quebraderos se disipan cuando pruebas los vinos, detrás de una filosofía ecologista en cuanto al tratamiento de tierras, mostos y vinos, nos encontramos con unos varietales que expresan puramente lo que son, sin necesidad de complementos, en algunos casos únicamente de otros varietales.

  1. Comenzamos la cata con el Vivanco Crianza 2017, ligero y fácil de beber.
  2. Un Tempranillo con Maturana Tinta todavía sin nombre, un vino para beber sin pensar.
  3. La Maldita Revolution Garnacha 2018, alegría en boca.
  4. Colección Vivanco 4 Varietales Tinto 2017, un homenaje a las cuatro varietales tintas de Rioja por excelencia, equilibrado y sabroso.
  5. Colección Vivanco Parcelas de Mazuelo 2017, profundo y racial.
  6. Colección Vivanco Parcelas de Maturana Tinta 2017, intenso y especiado
  7. Colección Vivanco 4 Varietales Blanco 2015, intenso y complejo.
  8. Vivanco Cuvée Inédito, un proyecto que verá la luz en unos meses y que es un Espumoso de Rioja Extra Brut, elaborado principalmente con Maturana Blanca, pura seda en la boca.

En resumen, vinos expresivos de sus varietales y con una frescura que los hace de trago largo, o sea, vinos para comer y para beber.

Lo que los hermanos Rafael y Santiago han hecho y están haciendo, ayudados por un equipo maravilloso, es engrandecer un legado de por si grande, y no me refiero al tamaño, que también, sino a la exponencialidad de su calidad, siendo Rafael además parte importante en el impulso de los Espumosos de Rioja. No nos olvidemos del Jardín de Baco, a la entrada del museo, que tiene plantada una colección de más de 220 variedades de uva y el museo en sí con su centro de documentación del vino. La visita a Vivanco no solo es recomendada, sino de obligado cumplimiento.

 

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