Redescubriendo la ‘Borgoña riojana’ I
Texto: Mirian Terroba y Antonio Egido
La evolución vitivinícola en la Sonsierra riojana es un claro ejemplo de cómo la innovación y la tradición pueden coexistir y complementarse para elevar la calidad y la proyección internacional de los vinos. Este compromiso con la calidad, la sostenibilidad y la autenticidad ha permitido que los vinos de la Sonsierra capten la atención de expertos y amantes del vino de todo el mundo, ganando reconocimiento en competiciones internacionales y obteniendo las máximas puntuaciones de los principales prescriptores.
La Sonsierra y su Mancomunidad
La Sonsierra riojana abarca los municipios de Ábalos, Briñas, Briones y San Vicente de la Sonsierra. Estas localidades, a excepción de Briñas, han creado una mancomunidad con el objetivo de fomentar el desarrollo turístico de la zona. A esta iniciativa se ha sumado San Asensio, otro pueblo con una larga tradición vitivinícola. La idea es promocionar los atractivos culturales, las tradiciones, el modelo de sostenibilidad que se quiere implantar en el territorio y todos los recursos turísticos con los que cuentan estos cuatro municipios.
En esta zona, el enoturismo ha experimentado un gran desarrollo, ofreciendo numerosas oportunidades para disfrutar de las bodegas y sus viñas a través de actividades variadas y programas adaptados a diferentes intereses.
Entre la tradición y la innovación
La presencia de numerosos lagares rupestres de piedra, excavados en la roca junto a las viñas, da fe de la histórica tradición vitivinícola de la Sonsierra. Estos lagares, utilizados para pisar y en algunos casos prensar la uva, demuestran cómo se elaboraba el vino junto a los viñedos. Entre San Vicente y Ábalos se concentran casi un centenar de estos lagares.
La figura del cosechero ha evolucionado sin perder su esencia. Las pequeñas bodegas familiares de la zona han ampliado su gama de productos, conservando su amor por los vinos de maceración carbónica, que ahora conviven con crianzas, reservas y vinos de autor. El sistema tradicional de maceración carbónica, que fermenta los racimos de uva enteros en depósitos abiertos de cemento o acero inoxidable, sigue vigente. Este método produce vinos jóvenes, frescos y afrutados, con una acidez vibrante y taninos suaves.
Las bodegas están combinando las técnicas tradicionales con avances tecnológicos, logrando vinos que mantienen su autenticidad y a su vez se adaptan a las nuevas tendencias de los consumidores. Aunque la tradición de la zona se centra en el vino tinto y la variedad tempranillo, otras variedades están ganando terreno, ampliando la oferta con vinos blancos y de otras categorías.
El respeto por el viñedo y la tradición vitícola de la zona se traducen en elaboraciones cuidadosas y la adopción de prácticas vitícolas sostenibles, incluyendo métodos de cultivo orgánicos y biodinámicos. Las bodegas también están produciendo vinos diferenciados como ‘Vino de Pueblo’ o de ‘Viñedo Singular’, resaltando el arraigo al terruño. De los 61 viñedos reconocidos como ‘Viñedo Singular’ en Rioja Alta, 23 están situados en los municipios de la Mancomunidad, con 14 de ellos en San Vicente de la Sonsierra. En 2019, año en que se reconocieron los primeros viñedos singulares, Bodegas Sonsierra, cooperativa de San Vicente de la Sonsierra, inscribió 9 viñedos.
La Sonsierra a través de algunos de sus protagonistas
La Sonsierra es suelo, clima, viña, uva, vino, pero el factor humano ha desempeñado un papel crucial en su desarrollo y en la configuración de su paisaje. La dedicación de sus habitantes a la viticultura ha contribuido a definir la singularidad de esta región y le ha dado vitalidad. Han perfeccionado técnicas de cultivo de la vid a lo largo de los siglos, adaptándose a las características del terreno y del clima, elaboran vinos innovando desde la tradición transmitida de generación en generación y conservan su rico patrimonio cultural. Las historias de sus protagonistas nos ayudan a entender la evolución de la zona.
Pilar Fernández Eguíluz, de Bodegas Fernández Eguíluz:
“Estamos reinterpretando otra vez aquello que hemos tenido siempre. Hay que agradecer a los de atrás lo que nos han dejado. Sin eso difícilmente iban a estar ahora los jóvenes”
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Gonzalo Rodríguez, de Bodegas Dominio del Cárabo:
“Esto es como una pequeña Borgoña, con un perfil más fresco. La gente tiene que entender que la Sonsierra tiene un encanto especial y merece un posicionamiento en el mapa”
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Eduardo Monge, de Bodegas Viña Anne:
“Haro tiene la fama de vinos clásicos de Rioja pero la Sonsierra tiene la de los vinos modernos. Vamos a estar en los más alto. Hemos hecho catas con vinos italianos y franceses y creo que lo superamos con creces”
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Íñigo Peciña, de Bodegas Solabal:
“Se han puesto en marcha muchos proyectos pequeños que han generado variedad de vinos diferentes que hablan sobre todo del terroir. Todo ha hecho que podamos presumir de ser una de las mejores zonas de Rioja”
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Ignacio Sabando Gavidia, de Sabando Estuchería:
“Trabajo en el lugar que quiero vivir, colaborando al desarrollo sostenible del medio rural. A mis clientes les gusta la cercanía y el trato personalizado. No es casual que estemos en una de las mejoras zonas de elaboración del Rioja”. (Ver más)
Félix Mato Monje, de Bodegas Sonsierra:
“Pasamos de ser una bodega de graneles a una bodega puramente comercial. Aquello fue una revolución muy fuerte, frente a nuestros padres y abuelos”
Luis Alberto Lecea Blanco, de Bodegas Lecea:
“Siempre creí que el mundo del enoturismo como una herramienta de venta muy importante. Fui el primero que dije que Rioja tenía que hacer comunicación de enoturismo”
Reportaje publicado en el nº247 de La Prensa del Rioja
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