El grave problema de elegir una de las muchas rutas que recorre la Denominación de Origen Rioja no es acertar –pues cada una de ellas tiene atractivos suficientes que merecen, al menos, un fin de semana– sino dejar de visitar otras. En esta ocasión, fue The Great Wine Capitals quien facilitó a los viajeros la selección. El haber conseguido el I Premio Bilbao-Rioja de Comunicación con el reportaje “Tres diferentes rutas y un mismo enoturismo” publicado en esta misma revista de La Prensa del Rioja en junio de 2014, suponía como premio una ruta de alojamiento y degustaciones, a las que los viajeros teníamos que añadir, como máximo, dos bodegas, pero que al final se quedó en una por no poder disfrutar de algunas de las preseleccionadas en el fin de semana, debido a su cierre.

Texto y fotos: Antonio Egido

El plan pues comenzaba un viernes por la tarde y terminaba tras la comida del domingo. Dos jornadas completas que empezaban en una residencia fija, el hotel Viura de Villabuena de Álava, que pasaban por disfrutes gastronómicos en la Venta Moncalvillo de Daroca de Rioja y la hospedería de los Parajes de Laguardia y que se completaba con la visita a El Fabulista, una bodega también en Laguardia. Un plan en el que no faltaba posar la mirada en los paisajes de viñas y poder perderse por las calles y algunos edificios de las localidades citadas.

Villabuena de Álava es uno de los muchos pueblecitos pequeños que existen en España y que, pensamos los viajeros, parece que no han entendido del tirón turístico que supone contar con un edificio moderno como es un hotel de cuatro estrellas que responde al nombre de Viura y que para los amantes del llamado enoturismo, es un polo de atracción de viajeros. Por eso resulta chocante que esta localidad no haya creado nada que ofrecer a los que se acercan a ella para dormir, que ya está muy bien, aunque deseosos seguramente de algo más. El recorrido por Villabuena se realiza en apenas media hora con paradas en la iglesia parroquial de San Andrés, las ermitas de San Torcuato y Santa María y las casonas construidas entre los siglos XVII y XIX  aunque conviene dejar el apunte de que cuenta con 22 bodegas.

De corte moderno, el hotel Viura -www.hotelviura.com/es/index.html- presenta una estructura exterior que atrae a la vista por su composición. Cuenta con 33 habitaciones con novedades como que el lavabo se encuentre fuera del cuarto de baño, y servicios de restaurante con calado del siglo XVI, bar con terraza, gimnasio, sala de masajes, salón de exposiciones y una completa vinoteca donde catar y adquirir una amplia selección de vinos de la Denominación de Origen Calificada Rioja para que no nos olvidemos dónde estamos. Recomendable pues no decepciona.

Y además tiene un emplazamiento idóneo al estar situado a 20 minutos de Logroño y Haro y a 10 de Laguardia, lo que supone abrir el abanico de posibilidades viajeras.

Lo que hemos comentado de Villabuena de Álava lo podemos repetir de Daroca de Rioja, localidad que ha sido puesta en el mapa gracias a la actividad de los hermanos Echapresto -Ignacio y Carlos, Carlos e Ignacio- y su Venta Moncalvillo, prácticamente el único atractivo de esta localidad, pero que deja al viajero más que satisfecho.

De puertas afuera de la Venta Moncavillo -www.ventamoncalvillo.com/vm/- está la iglesia de Nuestra Señora del Patrocinio… de puertas adentro, toda una experiencia gastronómica que se queda grabada en el archivo de los recuerdos y que deja a los viajeros con las ganas de realizar una nueva visita en un futuro más o menos inmediato y si es posible con amigos a los que quieres agasajar con un menú de Moncalvillo, que es como decir, una experiencia de coleccionista.

Y como en todo buen restaurante el servicio comienza en sala y el de la Venta es, como su comida, espectacular, pues además de hacernos sentir como en casa, preguntan a los viajeros si son alérgicos a algún alimento. Sentados en uno de sus acogedores salones, asistimos a un espectáculo de continuas sorpresas. El punto de partida es el pan, a elegir entre el de maíz, aceite o trigo, para mojar con el aceite virgen extra de Alfaro, para seguir en una escalada hacia la magia gastronómica con los trampantojos de caramelo de queso y el bacalao “El Caserío”, en donde nada es lo que parece;  la duela de barrica para disfrutar de la flor de manzana con foie, la galleta de perdiz y el bollo preñao; la lengua de ternera ahumada con queso viejo, trigueros y pistachos; el huevo, escondido, bajo pétalos de habitas baby y trufa; unas migas de pastor con setas y castañas; las cocochas de merluza asadas al sarmiento con patatas; el lomo de cordero a la plancha con berenjena especiada y lecherillas crujientes y para cerrar, la torrija caramelizada con helado de nata y nueces.

Lujos gastronómicos acompañados de un blanco Viña Albina de Riojanas; un Corazón del Lago de Lecea; un blanco de la Ribeira Sacra; un Barón de Ley Tres Viñas; un tempranillo de Perica Oro o el vino supurado de Ojuel de Sojuela para el postre, pero si los viajeros toman la vía de la cerveza, les espera una Cruz Campo Gran Reserva.

Como los adjetivos siempre se van a quedar cortos los viajeros califican simplemente de espectacular la visita a la Venta Moncavillo, donde el trabajo mezclado con la imaginación da frutos apetecibles para los cinco sentidos.

La curiosidad acercó a los viajeros hasta la bodega medieval El Fabulista -en el mismo palacio del siglo XVII que fue vivienda de Félix María Samaniego- que tiene como característica esencial que en ella, todavía, se siguen elaborando vinos. Pero ojo, porque está ubicada dentro del recinto amurallado de la localidad de Laguardia y cuenta con dos lagares, a siete metros de profundidad, en donde no cabe la maquinaria por lo que todo el proceso que supone la entrada de la uva y su proceso de elaboración en vino, se realiza de manera artesanal.

La visita a esta bodega -www.bodegaelfabulista.com- se desarrolla con un primer conocimiento de la historia de Laguardia y de los personajes que en ella vivieron, de manera especial el autor conocido mundialmente por sus Fábulas, y se completa con el proceso de elaboración del vino en este tipo de bodegas artesanales, para concluir con la visita a los tres calados de esta bodega y la cata de dos vinos de la colección El Fabulista que tienen como nombre: Joven, Ilustrado, Sabio, Fábula y Blanco.

Hospedería con sensaciones encontradas

Es lo que los viajeros aprecian cuando atraviesan las puertas de los Parajes -www.hospederiadelosparajes.com-, en pleno centro de Laguardia, un edificio donde conviven en equilibrio el pasado de su envoltorio con el presente de su interior, lo que les ha hecho estar posicionados para mejor ganar el futuro. Es decir, cuando los viajeros cruzan sus puertas y suben hasta el último piso, descubren algunas de las 18 singulares habitaciones del hotel, pues cada una de ellas tiene su nombre y su personalidad. Pero cuando bajamos, nos encontramos en un restaurante que tiene a sus pies un calado del siglo XIV donde poder catar vinos, intercambiar conversación, comprar un recuerdo o dejar pasar el tiempo en el Spa, con tratamiento de vinoterapia; en el jacuzzi; baño turco o duchas escocesas.

Una ruta por los Parajes que ayuda a los viajeros a conocer dónde estamos antes de sentarnos en uno de sus salones y degustar su menú típico compuesto de un carpaccio de manitas de cerdo con trufa y foie; unas croquetas de la abuela; la crema de pimienta y senderuelas; el lomo de bacalao confitado con sus callos guisados y ajada o chipirones a la plancha con camisa de cebolla y aceite de ajo y el rabo de buey al vino tinto con puré de patata, regado todo con el vino de Molina Pérez de maceración carbónica.

En la hospedería de los Parajes encontramos el lugar ideal donde dormir, disfrutar de la gastronomía y encontrar el relajo en tiempos donde conviene poner, de vez en cuando, un punto y seguido a la actividad diaria.

Cuatro citas -hotel Viura, Venta Moncalvillo, Bodegas el Fabulista y hospedería de los Parajes- en un fin de semana de las que los viajeros, cuando vuelven a  su punto de origen llamados por sus obligaciones, guardan en su disco duro lo mejor de las experiencias vividas. 

Reportaje publicado en el nº 212 de La Prensa del Rioja