Entrevista: Santiago Frías Monje, director general de Bodegas Riojanas

La historia de Bodegas Riojanas es la de sus protagonistas, los fundadores y descendientes de las familias Frías y Artacho, que han ido sucediéndose a lo largo de los últimos 125 años al frente de la empresa, siempre vinculados al compromiso de elaborar vinos de calidad y mantenerse entre las más prestigiosas empresas vinícolas españolas. Su actual director general, Santiago Frías Monje, se muestra convencido de que “si quieres sobrevivir debes revisar todos los conceptos y volver al corazón de tu negocio, que a veces se olvida en momentos esplendorosos”.

 

Y es que Bodegas Riojanas goza de una salud envidiable a pesar, o mejor dicho, gracias a los 125 años vividos. Cuenta en la actualidad con una plantilla de 85 trabajadores -que ha sido duplicada en tiempos de crisis-, y de ella el 50% ya suma 25 años de dedicación a la bodega. Precisamente uno de los objetivos que se ha marcado Santiago Frías a la hora de diseñar el programa de actividades para celebrar el 125 aniversario ha sido “incrementar el contacto con nuestros propios trabajadores para que sean ellos los primeros que se sientan orgullosos de trabajar en la bodega”. “También queremos acercarnos más a los clientes, a las familias que llevan 40 ó 50 años consumiendo nuestros vinos, así como a los medios de comunicación, a las instituciones y a la sociedad en general”. En definitiva, señala Santiago Frías que los diversos actos que se han organizado, como las jornadas de puertas abiertas, comidas institucionales en varios países y actividades de formación para sumilleres, entre otras muchas, intentarán satisfacer a todos esos ámbitos de forma coherente.

Aunque en el mundo del vino no siempre se valora en positivo el peso de la historia, lo cierto es que las grandes marcas son las que mejor están soportando la crisis y van a salir más reforzadas. La sociedad reconoce cada vez más la coherencia y el trabajo de las empresas centenarias, lo que han aportado y siguen aportando hoy a su comunidad. Santiago Frías es consciente de que su bodega estará más o menos de moda que otras según el momento, pero tiene muy claro que “no debemos renunciar nunca a nuestras raíces y a lo que somos”.”Nuestra filosofía es de vinos clásicos y nunca debemos renunciar a ser un clásico de Rioja, lo que no significa que dentro de ese clasicismo no tengamos que ir avanzando en determinados aspectos en cuanto a características del vino o de imagen”.

Sin duda ser un clásico es un privilegio que pocos pueden alcanzar. Y Bodegas Riojanas en estos últimos años ha reforzado su posición en los vinos de reserva y gran reserva, duplicando en España su cuota de mercado, tanto en alimentación como en hostelería, y triplicándola en exportación. “Nosotros teníamos claro -afirma Santiago Frías- que nuestro negocio está en los reservas y los grandes reservas, pero ha sido el propio mercado el que nos ha dicho que donde nosotros somos buenos y donde quieren que estemos es ahí, de modo que seríamos tontos si no escucháramos lo que el consumidor quiere de nosotros”. Se muestra convencido de que una de las claves del éxito radica en que el consumidor, además de la calidad que espera, “perciba también que tu marca le ofrece seguridad en el tiempo”.

Aunque Bodegas Riojanas comenzó su andadura exportadora hace ya muchas décadas, intensificar su presencia en los principales mercados se ha convertido ahora en uno de sus principales objetivos estratégicos. Además, aquella bodega creada en la localidad de Cenicero por dos familias viticultoras a finales del siglo XIX, sin perder ese carácter familiar, ha seguido en la última década una estrategia de diversificación que le ha llevado a incorporar una oferta de vinos de la más alta calidad de cinco denominaciones de origen españolas, como es el caso de Toro, donde creo Bodegas Torreduero en 1999, Rueda, donde en estos momentos construye una nueva bodega, o Rías Baixas, donde va a desarrollar el proyecto iniciado en 2007. Presente y futuro de esta bodega centenaria lleno de nuevos proyectos, entre los que Santiago Frías incluye como ejemplos el de enoturismo para la bodega de Cenicero, denominado ‘e-visítanos’, y la preocupación por seguir mejorando los vinos a través de I+D+i, tanto en el viñedo como en los procesos  de elaboración. “Junto a todo ello -concluye- debemos mantener nuestras señas de identidad y saber adaptarnos a lo que el consumidor nos demande”.