Texto: Javier Pascual, director de La Prensa del Rioja
Al final se está convirtiendo en una de nuestras pesadillas más inimaginables el que prometía ser un bonito guarismo (2020) lleno de celebraciones, como el 35 aniversario de aquella buena y abundante cosecha de 1985 en la que también fructificó el primer número de nuestra revista La Prensa del Rioja. La pandemia del Coronavirus nos va obligando a pasar de las celebraciones en cuarentena, que inicialmente alimentaban nuestro ánimo con la esperanza de una pronta recuperación, a las cuarentenas indefinidas y a las NO celebraciones, que definitivamente nos desalientan. Ajenas a los desafíos que la situación sanitaria plantea a los humanos, sin Fiestas de la Vendimia que lo conmemoren, las cepas alumbran estos días de septiembre-octubre del 2020 una nueva cosecha. Cierto es que las cepas ya sufren sus propias pandemias, como lo fue la filoxera o lo es actualmente el cambio climático, pero aunque no entiendan del Coronavirus de los humanos, esta cosecha 2020 estará marcada por el virus en muchos aspectos. En momentos álgidos de la pandemia, con un horizonte poco esperanzador para todos y con los racimos en pena floración, algunas comunicaciones contradictorias sobre la intención o no de comprar uva este año debido a la caída del consumo vinieron a sembrar mayor desasosiego si cabe entre las gentes del vino. Tampoco han faltado en los prolegómenos de la vendimia los ya casi olvidados ‘tira y afloja’ entre organizaciones de viticultores y de bodegas por la cuestión de los precios de la materia prima, cuestión que también ha hecho aflorar las notables diferencias que tradicionalmente han existido sobre los criterios que deben prevalecer en la cotización de la uva. Todos aseguran que la calidad debe ser el factor diferencial, pero no siempre la realidad se corresponde con la teoría. Como podrán comprobar en la amplia muestra informativa que ofrecemos en este ‘Especial Industria Auxiliar’ de La Prensa del Rioja, la viticultura se muestra hoy en día más pujante que nunca y sobre ella se focalizan los principales avances técnicos, que siempre apelan a la mejora de la calidad como meta irrenunciable. La sostenibilidad se ha convertido en un concepto clave para garantizar un mejor futuro a la producción agroalimentaria, al igual que ‘resistencia’ e ‘ilusión’ lo son para afrontar con éxito el gran desafío que supone para el sector vitivinícola la reactivación de los mercados, principalmente en un sector tan castigado como la hostelería. Como en todas las crisis, también en ésta han surgido las oportunidades para reinventarse en muchos aspectos del negocio y en la forma de relacionarse con los consumidores. “La magnitud y celeridad de los cambios en el inicio de esta década ha provocado una transformación sin precedentes, con la tecnología como pieza angular de nuestra forma de vivir y entender la realidad”, asegura Ignacio Pascual en el artículo publicado en este número para presentar en exclusiva el nuevo concepto ‘Internet de los Sentidos’, acuñado por Ericsson como la “nueva frontera tecnológica que marcará el futuro del vino en la próxima década”. Seguramente el mundo del vino, en el que “las sensaciones”, “lo experiencial” y “la emotividad” son conceptos que hacen furor en la comunicación vitivinícola desde hace una década, sabrá aprovechar las oportunidades que ofrezca esa nueva ‘frontera tecnológica’.
EL DESCORCHE. Publicado en el nº232 de La Prensa del Rioja
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