Profesionales y aficionados no faltaron a la cita de la Asociación con la sociedad riojana para conocer de primera mano los resultados de la cosecha 2021, en un encuentro que recaudó 5.000 euros para la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados
El vestíbulo del Riojafórum volvió a ser el escenario de la tradicional degustación popular que, tras la interrupción del año pasado por la pandemia, reunió a treinta y nueve Bodegas Familiares de Rioja, una cifra récord hasta la fecha. A pesar de que no son buenos tiempos para estas bodegas -muy afectadas con lo que arrastran tras el cierre de la hostelería por la pandemia, la crisis de los suministros y ahora la guerra de Rusia (un mercado importante para Rioja)-, explicaba en rueda prensa Ana Jimenéz, coordinadora de la Asociación, la recaudación íntegra se va a destinar a ayudar a los refugiados ucranianos. Los 10 euros de la adquisición de la copa para catar y probar todos los vinos de las treinta y nueve bodegas presentes se entregarán a ACNUR ( Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados) para ayudar en esta la dramática situación de emergencia. En total, entregará a la organización un cheque por valor de 5.000 euros por la recaudación obtenida .
Ana Jimenéz recordó que “el año pasado tuvimos que suspender, lamentablemente, la fiesta de presentación de la añada, cuando hubiéramos celebrado al mismo tiempo el XXX aniversario de Bodegas Familiares de Rioja. Hemos regresado con en el 30+1, y con más bodegas que nunca, 39, por el importantísimo crecimiento que en los últimos años está teniendo la asociación”. En esta presentación de los vinos de la añada 2021 “proponemos es un viaje por el conjunto de la región vitícola, con las bodegas agrupadas por municipios, para conocer de primera mano los resultados de la última cosecha con los diferentes perfiles de los vinos en cada una de las principales comarcas de Rioja”.
Durante la tarde del 14 de marzo, en el Palacio de Congresos Riojafórum de Logroño se pudieron conocer de primera mano el carácter de los vinos de la última vendimia, marcada por la sequía hasta mediados de septiembre y por las complicaciones de lluvias con la recogida ya iniciada en La Rioja Oriental, aunque con un resultado final más que satisfactorio.
Rafael Pérez González de Bodegas Vallemayor, miembro de la Asociación, explicó que 2021 ha sido la segunda cosecha del Covid y estuvo marcada por la ausencia de precipitaciones durante prácticamente todo el verano. Apenas si cayó una gota desde mediados de junio hasta la primera semana de septiembre, aunque, gracias a una buena primavera hidrológica, la añada se aventuraba tranquila y de calidad: bajos rendimientos, con racimos pequeños y granos sueltos. Las cosas se complicaron a primeros de septiembre con intensas lluvias por una gota fría que atravesó la península. Hasta cien litros por metro cuadrado en dos días se midieron en algún punto de la geografía de Rioja Oriental, que apenas había recogido las variedades blancas más tempranas y se preparaba para cortar los primeros tempranillos. El riesgo sanitario, por la combinación de humedad y calor, dio la voz de alarma, aunque la vendimia se reactivó en la segunda semana de septiembre con menos daños de los previstos. En vísperas de San Mateo regresaron las lluvias, que provocaron un nuevo parón en la recogida. Así las cosas, no es hasta la última semana de septiembre cuando se activa también la vendimia en Rioja Alta y Alavesa y, al igual que en la zona Oriental, de forma muy selectiva.
“La vendimia fue atípica por varios motivos: las tres zonas de la Denominación coincidieron en la recogida, cuando habitualmente es escalonada por zonas. Incluso la recogida de variedades blancas, anterior normalmente a las tintas, coincidió también en el tiempo, pero octubre fue un mes mágico y alejó los muchos temores que en determinados momentos se habían apoderado del sector. Dice el refranero que un buen día de octubre vale más que quince de septiembre y las condiciones fueron excelentes durante prácticamente todo el mes: días de sol y noches frescas, con contraste de temperaturas que permitieron una maduración pausada y muy equilibrada en grado alcohólico y con una gran carga polifenólica” señaló Rafael Pérez González.
La vendimia fue muy larga. Comenzó el 25 de agosto en Aldeanueva con el tempranillo blanco y terminó en noviembre: tres meses en los que se pudo trabajar muy bien, de forma muy selectiva. En cuanto al resultado, aunque lógicamente va por zonas, en líneas generales ha sido muy satisfactorio, especialmente para bodegas como las nuestras con viñedo propio y capacidad para trabajar en función de la maduración de cada viñedo. “La uva entró muy santa en las bodegas, salvo algunos casos puntuales -apuntó Pérez González-, con mucho color, muy por encima del 2020 como característica específica de la añada, y los vinos elaborados están resultando muy aromáticos y con taninos muy redondos, con muy buena capacidad y aptitud para el envejecimiento. Muy buena cosecha en general y excelente para aquellos que pudieron esperar y aprovechar la excepcionalidad climatología de octubre”.
Clara Espinosa de Señorío de Librares e El Villar de Arnedo, explicó que Bodegas Familiares cubre toda la geografía de la región vitícola, desde los Obarenes hasta la sierra de Yerga, y si algo nos diferencia es la apuesta y el trabajo con la diversidad de suelos, climas, variedades y estilos que a nuestro juicio es el principal valor de Rioja, más allá de las fronteras y divisiones administrativas. “En este sentido, la imagen que hemos elegido para la presentación de la añada es una botella con los tres tipos de suelos principales que hay en la región vitícola, arcillo-calcáreos, arcillo-ferrosos y aluviales y hemos agrupado las bodegas en el vestíbulo del Riojafórum por diferentes zonas que atienden a criterios geográficos, a los valles y las montañas que definen las características de cada comarca”. De esta forma, el profesional y el aficionado pudo comprobar el resultado de la cosecha, desde la comarca más fría en la zona de los Obarenes a la más mediterránea, pasando por la Sonsierra, las riberas de La Rioja Alta, Navarra y Rioja Baja, el Najerilla o el Iregua y el Leza.
Defender los intereses del modelo de negocio familiar
Una veintena de viticultores y pequeñas bodegas de Rioja constituyen en el año 1991 la asociación para defender los intereses del modelo de negocio familiar. Las Bodegas Familiares fueron clave en aquellos años para ocupar un espacio ante los grandes e históricos operadores del sector que nos llevó al Consejo Regulador y al resto de instituciones. En la actualidad, contamos con más 65 asociados y somos la única agrupación de bodegas familiares con un interés que abarca todo el ámbito geográfico de la DOCa Rioja.
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