En junio de 2025 se inauguró el nuevo winebar y espacio de visitas de Palacios Vinos de Finca, con vistas a las peñas de Viguera y la Puerta del Camero Nuevo, rodeado de viñedos, montañas y alta biodiversidad. El espacio ofrece recorridos por Nivarius y Proelio, desde la visita clásica con cata de vinos y aperitivos, hasta experiencias inmersivas y temáticas como catas de chocolate, picnics gourmet en viñedos de altura o visitas con comida tradicional riojana. El winebar, abierto de miércoles a domingo, ofrece los viernes por la tarde el ambiente “Nivarius Sunset” con música y productos de kilómetro cero, y puede albergar eventos de hasta 400 personas en sus salas modulables.

BODEGA DEL MES

Entre tradición e innovación, la primera bodega de blancos de Rioja y su hermana de tintos de parcela reivindican la diversidad y el carácter del terruño

 

Texto: Mirian Terroba
redaccion@laprensadelrioja.com

 

Palacios Vinos de Finca representa un ejemplo moderno de enología consciente del territorio, con raíces profundas en el terruño y dos líneas enológicas distintas en Rioja (tres si contamos Trus, su proyecto en Ribera del Duero). Situadas en Nalda, entre la Sierra de Cameros y el valle del Iregua, Nivarius y Proelio son dos casas hermanas que, aunque comparten respeto por el entorno y búsqueda de autenticidad, muestran dos caras de una misma moneda: la frescura inesperada de los blancos de Rioja y la potencia expresiva de los tintos de altura. Con estas dos bodegas, Palacios Vinos de Finca reivindica una Denominación de Origen diversa, innovadora y fiel a sus raíces.

Rompiendo moldes

Nivarius rompió moldes e hizo historia al ser la primera bodega de Rioja dedicada en exclusiva a los vinos blancos, un proyecto pionero que desafía la tradición. Detrás está Javier Palacios, quien, tras la autorización del Consejo Regulador de incorporar nuevas variedades minoritarias blancas en 2007, decidió apostar por los vinos blancos y crear una bodega pionera y exclusiva: Nivarius, explica Vanesa Pérez, responsable de Comunicación y Marketing de la bodega. “Nivarius significa ‘nevera’ en latín  y proviene de una finca situada a 800 metros de altitud que cuenta con una nevera natural; allí cultivamos 100% Maturana Blanca, la variedad más antigua recuperada que existe en Rioja”.

Sus viñedos se extienden en las laderas altas de la Sierra de Cameros, entre 700 y 800 metros de altitud, donde la frescura del clima aporta a las uvas una acidez vibrante y un perfil aromático único. Nivarius cultiva variedades autóctonas como Maturana Blanca, Viura, Garnacha Blanca y Tempranillo Blanco, recuperando cepas casi olvidadas y devolviéndolas a su lugar de honor.

La bodega se montó inspirándose en los métodos de elaboración de vinos blancos en Rías Baixas. La adaptación consistió en estudiar la maquinaria y los procesos de esta denominación para aplicarlos a las variedades locales. “Aunque el proceso general es similar al de los tintos, incorporamos equipos específicos que marcan la diferencia: prensa neumática con inyección de nitrógeno para conservar mejor la uva, y depósitos de acero inoxidable más estrechos y altos con control de temperatura optimizado en la parte superior e inferior”, explica Pérez.

El resultado son vinos blancos de gran personalidad: frescos, minerales, con capacidad de guarda y una identidad marcadamente riojana. Una rareza que ha sorprendido a críticos y consumidores, posicionando a la bodega como referente para quienes buscan otra cara de Rioja, más auténtica, elegante y capaz de competir en la élite internacional.

El primer vino de Nivarius se vendió en 2012, y, a partir del crecimiento de los vinos blancos, se decidió dar un salto también hacia la elaboración de tintos con la marca Proelio, destaca Pérez.

Objetivo: reflejar el terruño

Cuando se creó Proelio, se decidió que fuera una bodega independiente porque su enfoque en tintos de viñedo de parcela era distinto al de Nivarius, que se mantiene como la única y pionera bodega de blancos en Rioja, preservando su identidad. “La forma de trabajar y elaborar los tintos es distinta de la de los blancos, y en Proelio apostamos fuertemente por viñedos de parcela, buscando expresar al máximo el carácter de cada terreno. Así nació el proyecto y así queremos que siga creciendo”.

Su filosofía, reflejada en su nombre (“batalla”), busca expresar con honestidad el carácter del terruño. En el primer viñedo de su bodega: Finca La Esperilla, situado en las faldas del Castillo de Clavijo, Proelio cuenta con 25 hectáreas de viñedos de altura con Tempranillo, Garnacha, Mazuelo y Graciano. En otras zonas de Rioja alcanzan hasta los 100 años.

La bodega selecciona los mejores suelos y parcelas, adaptando cada variedad a su terreno ideal, y estudia con detalle microclima, suelo y orientación para que cada vino sea un retrato fiel del paisaje. Combina tradición e innovación, trabajando con métodos ecológicos, apostando por la sostenibilidad y por las variedades minoritarias. Sus tintos destacan por profundidad, tensión, longevidad y personalidad, capaces de envejecer con elegancia. Lejos de la uniformidad, Proelio apuesta por vinos con identidad propia, fruta fresca y nervio, buscando que cada copa cuente la historia del lugar donde nació.

 

La filosofía de ambas bodegas “consiste en volver al origen, a nuestros principios, a lo que hacían nuestros ancestros. Al mismo tiempo, es también una forma de innovar, retomando esos principios de manera consciente. Por eso nos basamos en la ecología, la sostenibilidad, el cultivo de variedades minoritarias y en aprovechar al máximo lo que nos ofrece cada suelo. Todo nuestro viñedo se trabaja siguiendo métodos ecológicos”, concluye Pérez.