Bodegas del mes: Bodega Clemente García
Esta pequeña y coqueta bodega ‘se apoya’ en una viga centenaria original de la casona familiar del siglo XVI en el casco histórico de Baños de Río Tobía, en la que los antepasados de Clemente García elaboraban sus vinos y su abuelo dejó a mediados de los años 70 cuando se incorporó a la Cooperativa de la zona. A partir de 2006 “empezamos la recuperación de la antigua bodega porque se estaba hundiendo y una vez que fue avanzando la obra vimos posibilidades de adaptarla y utilizarla de nuevo”, explica Clemente García al equipo de La Prensa del Rioja durante nuestra visita a la bodega, mientras nos muestra el calado subterráneo. Ahí empezó un proyecto personal de esfuerzo y trabajo que le condujo a la elaboración de su primera añada en 2014.
Bodega Clemente García se ha adaptado a las necesidades de una producción vitivinícola artesanal “manteniendo el carácter y arquitectura original, como el calado y la viga central, icono utilizado para la etiqueta de nuestro vino”, nos explica el bodeguero en el recorrido por las instalaciones que se reparten en diferentes alturas lo que “nos permite mover el vino por gravedad, reduciendo al máximo la utilización de los elementos mecánicos. De esta forma preservamos al máximo la integridad de las uvas y conseguimos unos vinos organolépticamente más puros. En la bodega podemos tener un control constante de temperatura y humedad todo el año”.
Revalorización de la variedad típica de la zona
Sin embargo, su historia se remonta a unos años antes, cuando, como nieto de viticultores, se aficionó a la viña desde su más tierna infancia, y empezó a ocuparse del viñedo familiar a los 18 años. Los viñedos se encuentran situados en Baños de Río Tobía “en una de las zonas más altas y frías de Rioja Alta, a una altitud entre los 560 y 740 metros, que cultivamos con prácticas ecológicas y elaboramos bajo la indicación de Vino de Municipio”, explica Clemente García durante nuestra visita a un viñedo de más de 40 años durante uno de los últimos días de poda de este año. La bodega cuenta con viñedos de garnacha y de tempranillo de entre 25 y 75 años y de viura con una media de 60 años.
“Trabajamos con especial cariño con la garnacha, nuestra uva mimada, variedad típica en nuestra zona. Una variedad recuperada que durante un tiempo estuvo denostada, que nos permite conseguir esa autenticidad e identidad de nuestros vinos”. La garnacha “nos proporciona mayor cantidad de levaduras autóctonas, mayor acidez total y menor ph, mayor intensidad aromática y color lo que significa una mayor calidad potencial de los vinos”. Al ser una zona alta “obtenemos una garnacha con mucha frescura y una fruta muy intensa. Es la diferenciación de la zona”. En el viñedo, es una variedad muy resistente a plagas y enfermedades, “lo que a nosotros, al trabajar las viñas de forma ecológica, nos favorece mucho”, reconoce Clemente García.
La bodega elabora 10.000 botellas de Clemente García Garnacha, “el vino en el que gira mi proyecto”, reconoce con orgullo el bodeguero. “Es fruto de una mimada selección de las mejores uvas vendimiadas de forma manual en cajas de 16 kg, fermentado en depósitos de hormigón y acero inoxidable y criado en madera francesa durante 14 meses. Equilibrado en boca con una nariz marcada, da sensación de plenitud y de frescura. Cuando se abre la botella es un vino que te invita a tomar otro sorbo para seguir disfrutando de él, y que acerca a un viñedo de la variedad garnacha, cultivado en zona fría”.
También con uva garnacha se elabora Clemente García Tinaja, una edición limitada de 630 botellas que se crían en 11 meses en tinaja de barro. “Son vinos diferentes. No es lo mismo lo que aportan la barrica y la tinaja. La barrica le aporta complejidad y la tinaja respeta más la fruta. En tinaja obtenemos un vino más fresco. Surgió de la idea de ofrecer algo diferente, una referencia más”.
De las hectáreas de tempranillo nace una edición limitada de 1.300 botellas de Clemente García Tempranillo, complementado con un 10% de uva garnacha, criado en barrica nueva de francesa durante 16 meses. Es un vino de capa alta, nariz a chocolate y especias, aportando complejidad buena acidez y madera bien marcada pero no excesiva. Potente y buena estructura en boca.
La gama actual de vinos se completa con Clemente García Viura, del que elabora una edición limitada de 630 botellas con uva vendimiada manualmente en cajas de 16 Kilos y fermentado a baja temperatura y criado en barrica francesa de 500 litros durante once meses. Es un vino fino y elegante en el que destacan sus aromas cítricos y de hierbas aromáticas sobre un ligero fondo de madera. En boca afrutado, goloso y sedoso con largo final en boca.
Las 4 referencias que tiene la bodega en el mercado son muy diferentes entre sí y “quizá un poco dirigidos a gente que busque algo diferente. Por ejemplo, el blanco no es un típico vino blanco joven, es un vino que ha tenido crianza, que hemos trabajado con las lías, … Queremos dar un valor añadido a nuestros vinos”.
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