Elaborado con garnacha tinta muy seleccionada, es en un vino muy gastronómico, largo, fresco, suave y con estructura
La historia de Flor de Muga Rosado se remonta a hace casi 100 años, cuando la abuela Aurora “plantó la flor de cerezo japonés que hoy sigue formando parte de un rincón de nuestra bodega. Inspirados en sus pétalos y con garnachas de más de 70 años, nació Flor de Muga Rosado, que rinde homenaje a la belleza que renace cada año, y a la abuela Aurora”, explican desde Bodegas Muga.
Flor de Muga procede de uva garnacha tinta de una docena de parcelas, cuidadosamente escogidas, de las zonas del Alto Najerilla y de las partes altas del Valle del Oja. Ambas con un clima semi continental y una edad de entre 70 y 90 años. Son viñedos cultivados en vaso, con bajos rendimientos y mayoritariamente en laderas. Tanto las características del suelo arcillo-calcáreos y arcillo-ferrosos, la situación y climatología lo hacen idóneos para mantener el perfil fresco necesario para los vinos rosados de gran complejidad.
Las uvas se vendimian manualmente en su momento óptimo de maduración, se llevan a bodega en pequeñas cajas y con transporte refrigerado, para mantener intacto todo el potencial aromático. Tras una corta maceración, donde se mantiene en contacto con los hollejos, se selecciona el 50% del primer mosto que sale de la prensa por simple gravedad (mosto flor). Después, se fermenta a baja temperatura en pequeños tinos de roble, parcela por parcela. Una vez finalizada la fermentación, el vino se conserva con las lías finas, durante un mínimo de 4 meses realizando bâtonage (poner las lías finas en suspensión) periódico para proteger al vino de forma natural manteniendo los aromas y aportando volumen en boca. Finalmente se realiza una cata, parcela por parcela, para definir el ensamblaje final.
Es de color brillante rosa pálido, en nariz destaca por su gran complejidad e intensidad con una sutil nota especiada procedente de la elaboración y envejecimiento en pequeños tinos de madera. En boca es muy elegante y equilibrado, con una acidez que le da longitud y viveza. El final es muy largo, fresco, con un tanino muy suave que le aporta estructura convirtiéndolo en un vino muy gastronómico.