Bárbara Palacios López Montenegro, CEO Bárbara Palacios Wines
Texto: Natalia Olarte / Redacción
Lleva el ADN del vino en las venas. Se enclavó en el paraje a los pies de la ermita de San Felices y en Baltracones, al abrigo de las conchas de Haro, para dar notas de rock and roll al mundo del vino. De origen alfareño, ha surcado la geografía mundial vitivinícola para volver a sus raíces, el campo y la bodega.
-Rioja está experimentando bastantes cambios, estamos empezando a ver caras nuevas, aunque en proyectos más pequeños, ¿cuál es tu versión de Rioja procediendo de una familia con tanto arraigo?
¡Debería decir que me encuentro un poco con el corazón ‘partío’! He tenido la suerte de que mis padres apostaran por este viñedo situado en Haro. Yo, en un principio, cuando llegaba desde Alfaro y veía en Muga escrito ‘Vinos Finos de Haro’ pensaba «mira tú estos jarreros» pero después de ya casi 20 años recorriendo la zona, efectivamente, lo que más me seduce es ese tanino fino y sedoso que encontramos en Haro. Con esto quiero decir que, por una parte, creo que no se deben dejar de hacer estos vinos de guarda que nos brinda los suelos amarillos de Haro, pero por otra sí que cada día me planteo ver qué ocurre si sacamos al mercado vinos con todo ese potencial, pero más frescos y jóvenes.
– Cuál ha sido tu mayor desafío en este reto?
Mi gran desafío es poder llegar poco a poco a que se me conozca y se asocien los vinos a esta zona tan peculiar de Rioja. Y para que esto sea así, creo que es muy importante conocer nuestros viñedos, nuestras plantas, cómo responden, saber interpretarlas y traducirlas en vino. Al final, para mi hay una gran necesidad de ser fiel al clima, a la tierra y cada año se nos va complicando un poquito.
– La nueva generación de productores de la que formas parte está más preparada, conocéis los mercados, habláis idiomas. ¿Puede ayudar esto a que haya un mejor entendimiento dentro de la denominación o priman más el tamaño de la empresa y los intereses particulares?
Yo creo que firmemente que la Rioja esta por pegar un bombazo porque como bien dices está llena de gente muy preparada y que hemos tenido la oportunidad de salir y aprender de otros. Ahora sólo falta que nos dejen ocupar nuestro lugar y faciliten la visibilidad de la pequeña bodega, porqué si siento que en este aspecto estamos desamparados, somos nosotros lo que tenemos que hacer un hueco luchando contra las grandes, cuando yo creo que lo bonito es que cada uno ocupásemos nuestro sitio dando a la Rioja toda esa diversidad.
Para mí el gran fallo que tiene la DOC que se le de más valor a la piedra (Bodegas) que al viñedo. Yo tengo una bodega que es una nave en Briones y se le da más importancia a esta que al hecho de tener el viñedo en Haro, hasta que ese concepto no se cambie no habrá cambios en la Rioja.
– ¿Qué tipos de vinos le gustan a Bárbara Palacios?
¡TODOS!!! Me encantan los blancos frescos en un día caluroso, pero me fascina un blanco criado en barrica. Los rosados, con un buen color como buena alfareña, y los tintos me fascinan con un buen cuerpo, pero bien equilibrados, que tanto en nariz como en boca tengan una historia que contarte. ¡Si me tengo que declinar por uno pues un tinto fino!
– Has trabajado en todos los continentes, ¿se trabaja en Rioja con la misma pasión? ¿notas diferencias en la forma de trabajar? ¿Una zona en especial del mundo donde te gustaría hacer vino?
Si, al final nuestra región es vinícola y como otras la llegada de la vendimia es el acontecimiento del año. Cualquier viticultor, enólogo, bodeguero o demás gente del vino espera con ansia esas fechas. No noto grandes diferencias, hay países que son más tecnológicos y otros más tradicionales, de cada sitio sacas cosas buenas y malas. Cuando estuve en Argentina me sentí bastante completa, repetí tres vendimias, es un sitio al que estoy deseando volver.
-Si te invitan a una cena con amigos poco fans del vino, ¿qué llevarías?
Bueno, a ver, yo intento entrar con blancos y rosados, pero mi Puppi es un buen aliado, un vino fresco, pero con mucha potencia. Yo creo que hay mucho miedo a no saber de vinos, lo mejor es explicar quitarle un poco de seriedad. Yo cuando pasa esto intento buscar un poco de todo.
– Nos llama la atención tu discurso apasionado, lejos del lenguaje técnico que muchas veces acompaña a los enólogos. ¿Crees que el futuro del vino pasa por comunicar con más pasión y menos tecnicismo?
La verdad es que alguna vez que también puedo pecar un poco con el lenguaje técnico en mi discurso porque la enología me fascina, el mercado quiere escuchar historias, pero creo que una cosa no debe quitar la otra, Pero ahora mismo sí, el futuro está en explicar el origen de las uvas y por qué un viñedo hace un vino tan exclusivo.