El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Estamos en la semana de lo ecológico, del vino ecológico, pues en estos primeros días del mes de junio, se realizará la entrega de premios de la última edición de los Ecovino, además de ofrecer la cata anual, abierta al consumidor, deseoso de saber cómo van evolucionando estos vinos que tienen un valor añadido de principio, como todo aquello que se relaciona con lo ecológico.
Y eso es precisamente lo que le hemos pedido a nuestro buscador, que nos aporte material relacionado con el vino ecológico. La primera página que nos encontramos es con ‘larioja.com` donde responden a la pregunta “¿Qué es un vino ecológico?” que formula Inés Martínez, con este texto: “Para que un vino sea considerado ecológico deben reunir una serie de requisitos muy claros que se aplican no solo a la elaboración sino a la tierra en la que se cultiva la viña, a las uvas y a la conservación del caldo. Algunos de esos requisitos son:
– Que los abonos utilizados sean orgánicos naturales, de origen vegetal como orujos o sarmientos triturados y de origen animal, como estiércol o compost.
– Que los vinos se elaboren a partir de materia prima ecológica.
– Que exista un control sobre la adición de sulfitos, que generalmente se añade en la vinificación convencional para conservar mejor el vino (inhibe bacterias y mohos y la oxidación del vino).
– Que no se aplique ningún tipo de abono mineral.
– Está prohibida la quema de rastrojos para mantener la flora microbiana.
Además de todo ello se elige el mejor momento de maduración de la uva, que suele ser en fechas tardías. El objetivo es conseguir una mayor concentración de sustancias antioxidantes, uno de los componentes más beneficios para la salud que posee el vino.
Además, por ejemplo, se prohíbe la desalcoholización parcial del vino o la eliminación de anhídrico sulfuroso mediante proceso químico.
El sello de ‘vino ecológico’ con el que se diferencia a estas botellas (en la imagen) permite al consumidor estar seguro de que el producto final y todo el proceso llevado a cabo anteriormente está libre de contaminación, es decir, se producen bajo los criterios bio establecidos por la Unión Europea.
En resumen, como explica ‘El educador en vinos, se trata de «vinos más puros, la viña crece sin ayuda y a lo largo de los años crea su ‘autoprotección'».
En ‘vinetur.com’, damos un salto y nos plantean cómo distinguirlos de un vino tradicional. Por ello nos dicen que “para que un vino sea ecológico (orgánico o bio), el viñedo del que procede debe contar con certificación ecológica que restringe el uso de tratamientos de síntesis química para combatir las plagas, como herbicidas o fungicidas.
Sin embargo, sí que es posible el uso del tradicional azufre y del sulfato de cobre. Los abonos deben ser orgánicos y, en general, se busca emplear prácticas agrícolas sostenibles que permitan al ecosistema mantener su equilibrio natural y a la uva adquirir una mayor concentración de sustancias antioxidantes, muy beneficiosas para la salud.
En bodega se permiten ciertos productos enológicos como por ejemplo el sulfuroso, los correctores de acidez o la bentonita (un clarificante) aunque en menor cantidad que en la elaboración de los vinos convencionales.
Se puede reconocer un vino ecológico según su etiqueta, ya que ésta suele llevar en la parte trasera el logotipo de la producción agraria ecológica (un sol y una luna sobre un fondo azul con tres líneas diagonales) de la comunidad autónoma en que se elaboran, así como la hoja verde con el ribete de estrellas que certifica los productos ecológicos a nivel europeo.
Estos sellos garantizan que todo el proceso de elaboración del vino se ha producido según normas ecológicas y las bodegas se ven sometidas a inspecciones anuales para comprobar que así sea.
«Es importante romper el mito por el cual muchos consumidores asocian el vino ecológico a un vino con defectos en su aroma o sabor» dice Carme Saló, sumiller de Vinissimus.
«Esto no sólo no es cierto, sino que es casi contrario a la realidad. No siempre resulta sencillo distinguir mediante la cata un vino convencional de uno ecológico, pero si en algo pueden distinguirse es en la pureza de las sensaciones que transmiten, mayor en los vinos ecológicos, pues en su elaboración intervienen menos productos químicos que pudieran distorsionar el sabor original de la uva y, por ende, ser perjudiciales para nuestra salud» añade”.
Y no quedamos definitivamente en ´bodegaspinuaga.com´ para conocer los beneficios de este tipo de vino que son: “en la producción ecológica los pesticidas y herbicidas, así como el uso de productos de origen GMO están totalmente prohibidos.
Con el vino ecológico no ingieres restos residuos de pesticidas ni herbicidas ni productos químicos que pudieran ser perjudiciales para el organismo”.
Pero además: “La producción ecológica combina las mejores prácticas ambientales con un elevado nivel de biodiversidad. Este proceso de mantenimiento de la biodiversidad es esencial para el cuidado de la salud de la planta a lo largo de su ciclo vegetativo.
Además, es un método de producción que procura llegar a sistemas ecológicamente equilibrados y estables. Deben intentar ser económicamente productivos y eficientes en la utilización de los recursos naturales.
Cada pequeño organismo integrante del ecosistema juega su papel. Desde mariquitas, lombrices hasta las abejas, ayudan a la propia planta a mantener sus defensas. Manteniendo esta biodiversidad, ayudamos a mantener el equilibrio natural que evita la aparición de plagas y enfermedades.
El uso de pesticidas, herbicidas y otros productos químicos, así como un exceso de laboreo elimina a todos estos organismos. Debilita la planta y la hace más vulnerable a todo tipo de enfermedades”.
Elevemos pues hoy nuestra copa con vino ecológico y brindemos, también, por los agricultores que trabajan la tierra de la manera más ¿natural? posible.