Ana Benés. CEO GR99 Wines
Texto: Natalia Olarte / Redacción
Economista, Licenciada en Investigación y Técnicas de Mercado, experta en Protocolo y en Gestión y Dirección Comercial, irrumpe en el mundo del vino de la mano de Carlos Mendoza en plena pandemia. Elaboran en la actualidad sus 2 Hectáreas de viñedo ubicadas en la Sonsierra y las redes sociales han sido sus aliadas en el posicionamiento de su proyecto.
Una mujer camaleónica, que desempeñó el cargo de presidenta de la Asociación de Estaciones de Servicio de La Rioja, ha venido a revolucionar el mundo del vino fusionando el terroir con el mundo empresarial
-Has pasado de ser presidenta de estaciones de servicio a otro mundo tan masculino como es el sector vino ¿cómo ha sido tu experiencia en estas industrias en términos de liderazgo?
En el sector del gasoil empecé hace 12 años y lo que está claro es que la juventud y la falta de experiencia son factores importantes que influyen a la hora de gestionar las situaciones. Llevo casi 7 años representando a las estaciones de servicio de la región, por lo que creo que no tengo mucho que decir respecto al hecho de que sea un mundo de hombres. Puede que ambos sectores sean bastante más similares de lo que se pueda pensar respecto al número de hombres por mujer, tanto trabajando como a la hora de negociar, o bien como clientes. Y, respecto a este sector al que me he incorporado recientemente, tengo que decir que me siento querida, escuchada y muy respetada. Tanto por hombres como por mujeres.
-Si profundizamos en la pregunta… ha habido ocasiones en las que te has podido sentir incómoda por el hecho de ser mujer?
No demasiadas… en ninguno de los 2 ámbitos empresariales en los que me muevo. Está claro que a veces hay que poner ciertos límites, pero más los he asociado a la mala educación que a otras cuestiones. En alguna ocasión me han dicho “es que yo nunca había hablado con una mujer para estas cosas”, pero esto creo que no va más allá de lo puramente anecdótico. En mi opinión, para que te respeten lo que hay que hacer es respetar, en todos los ámbitos, tanto profesionales como personales. Y, además, es importante ser empleado antes que jefe. Se aprende, mucho. Mis experiencias menos gratificantes las he vivido como empleada y no lo atribuyo al hecho de ser mujer.
-Eres Ceo de tu empresa y ahora estás al mando de tus vinos, estás trabajando con viticultores, ¿cómo te ha ido en ese sentido?
Llevo toda la vida rodeada de agricultores, en la familia, entre los amigos… es algo normal en el entorno en el que nos movemos. Aprendo cada día de ellos -evidentemente el interés ha crecido estos últimos años- y admiro su capacidad de trabajo, de esfuerzo y de sacrificio, sobre todo de nuestros mayores. Nosotros hemos crecido con calefacción, entre otras muchas cosas, pero nuestros abuelos han pasado por situaciones muy complicadas y han trabajado mucho y más duro de lo que lo vamos a hacer nosotros nunca. Así que todo mi respeto y admiración. Soy de las personas que piensan que, si al campo le va bien, a mí también me irá bien.
– ¿Cómo empezó tu afición por el vino?
He de decir que empezó entre amigos. En una ocasión, en una cena en San Vicente, una persona me dijo “aquí no hay agua, sólo hay vino”. Y le doy las gracias a esta la persona que quiso gastarme una broma, porque desde entonces no he dejado de beber vino en las cenas. Y es en ese momento empieza mi historia con el vino. He sido afortunada por estar rodeada de personas que están vinculadas al sector, con inquietud por lo diferente, por lo nuevo y también por lo tradicional… así que, a veces, sólo hace estar cerca de quien sabe y prestar atención. Y después de los años, esta afición se ha convertido en profesión. Y solo puedo decir que es algo con lo que siempre había soñado.
-Tras años complicados en tus raíces, ¿cómo ves esta crisis del Rioja?
Hay un problema en Rioja es algo real y no debemos mirar para otro lado. Por un lado, se está asfixiando al agricultor, por otro, las bodegas tienen excedentes a los que no dan salida. Tiene que haber cambios. Se deben tomar más y mejores decisiones, que seguramente no gustarán a todos, pero siempre con el foco puesto en elaborar vinos de calidad y de viñedos de calidad. De esta forma todos saldremos beneficiados. Siempre ha habido crisis, existen los ciclos económicos y está claro que nunca, para ningún sector, los tiempos han sido igual de buenos. Aun así, hay que ser optimistas. Vivimos en una región fuerte, laboral y económicamente hablando, que nos hemos repuesto rápido de las situaciones adversas y donde el motor de la economía seguirá girando en torno al vino.
– Cuáles son los pilares de los vinos de GR99 Wines?
Nuestra cultura empresarial se centra en el viñedo, y toda gira en torno a ello. Nuestra filosofía se basa en la sostenibilidad. Me gusta mucho comparar el viñedo con las personas, lo hace Carlos y me encanta. Si una persona lleva una dieta equilibrada, hace ejercicio, se cuida, estará sana, y la probabilidad de que su vida sea mejor será alta. Por el contrario, si se alimenta de procesados, fuma o consume drogas su cuerpo se verá afectado de forma negativa. Pues con el viñedo ocurre lo mismo, si se utilizan productos químicos, se verá más perjudicado que si se trata con productos de origen natural. Es una filosofía de vida, innata a la persona.
– ¿Alguna curiosidad de cómo surgen las etiquetas de vuestros vinos?
Las etiquetas son iris y tienen una bonita explicación. Nuestro nombre es GR99, que es el camino natural del Río Ebro y desde el principio queríamos hacerle un pequeño homenaje al Ebro.
Una vez hemos entendido esto, la primera toma de contacto a la hora de empezar con el diseño de las etiquetas fue dar un paseo por el GR99, yendo a cada viñedo a catar cada uno de los vinos in situ, entendiendo el porqué de cada viñedo, con qué fin se pretende elaborar cada vino, en función de lo que nos cuenta cada viña.
El objetivo principal era representar, en una sola imagen, lo que tenemos en el entorno, en cada viña. Y la forma de hacerlo fue a través de los ojos. En cada viña, lo que se ve, es lo que hay dentro de la botella. Nuestro primer vino es un ojo azul representa viveza, luminosidad, frescura… Y el nombre, Primera Impresión, es el primer vino que salió (y sale cada año) al mercado, el que marca cada añada, la primera impresión de nuestros vinos.
Tenemos otro ojo con multitud de colores, que son los colores de la viña en el momento de la vendimia y post-vendimia. Una infinidad de tonos que nos evocan madurez, vigor y personalidad. Así que… ¡somos el vino del ojo!