Francisco Díaz Yubero (i.) con el fundador de SAVIN / CAMPO VIEJO, José Ortigüela, en el viñedo de Bodegas Campo Viejo en 2015.

IN MEMORIAM: FRANCISCO DÍAZ YUBERO

Texto y foto: Javier Pascual, director de La Prensa del Rioja

Cuando realicé la ‘entrevista del mes’ a Paco Díaz Yubero para el nº 78 de La Prensa del Rioja hace justamente treinta años -el de aquel ‘regalo de los dioses’ que fue la cosecha del ’94-, no podía imaginar que quince años después iba a tener el privilegio de contar con su prodigiosa memoria y profundos conocimientos del sector vitivinícola con motivo de la realización del libro ‘Campo Viejo, la revolución del Rioja’. Fue la bodega en la que desarrolló toda su carrera profesional y tuve la suerte de contar con su colaboración incondicional para conocer de primera mano el nacimiento del mayor emporio vinícola español, contado por quienes protagonizaron tamaña aventura empresarial, en la que él fue una pieza clave durante casi tres décadas.

Paco era una persona muy generosa, como me demostró a partir de aquel 19 de mayo de 2011 en que me llevó a San Sebastián para compartir una jornada memorable con el fundador de SAVIN, José Ortigüela. Había sido su ‘jefe’, pero sobre todo había sido compañero en una aventura tan apasionante como la que representó dirigir la expansión del buque insignia de Rioja en los años setenta y ochenta haciendo grande el nombre de Rioja por todo el mundo. Fueron protagonistas del despegue de Rioja a la primera división de las Denominaciones de Origen europeas. Y hoy que tanto se habla de ‘la fuga de talento’ y su hipotética recuperación en nuestra tierra, hemos de recordar que una buena parte del excelente capital humano que ha protagonizado el desarrollo de la DOCa Rioja en el último siglo ha llegado a las tierras del Rioja atraído por las oportunidades que siempre ha ofrecido esta actividad productiva en todas sus vertientes, desde la empresarial -inversores y gestores- a la enológica, comercial o de marketing. El grado de integración que provoca es tan sólido, que la gran mayoría han echado raíces y difícilmente podría decirse si su origen es autóctono o foráneo, algo que con el tiempo se convierte en irrelevante. Paco Díaz Yubero compartió ‘exilio’ profesional en La Rioja junto a su coetáneo y también ingeniero Agrónomo, Angel de Jaime Baró, que vino a dirigir la Estación Enológica de Haro. Madrileños ambos, echaron raíces familiares en la tierra de acogida y se convirtieron en referentes imprescindibles del sector del vino.

Ingeniero Agrónomo y Diplomado Superior en Viticultura y Enología y en Derecho Agrario, Francisco Díaz Yubero (Madrid, 1944) se incorporó a Bodegas Campo Viejo en 1970 como director técnico, llegando a ocupar en 1990 la Subdirección General del Grupo, en el que trabajó durante 28 años. Además de las responsabilidades directivas, representó a la empresa en instituciones como la OIV, el Consejo Regulador de Rioja, del que fue vocal varios mandatos, y la Federación Española del Vino, que presidió entre 1996 y 1998. Se mostró siempre favorable a la innovación enológica y renovación de conceptos tradicionales, abogando desde los años ochenta por la implantación de la gestión interprofesional en el sector.

Su compromiso con la sociedad riojana también le llevó a participar activamente en la política durante los primeros años de la democracia, siendo consejero del primer Gobierno de la autonomía riojana con Luis Javier Rodríguez Moroy como presidente. Intervino con asiduidad como ponente en congresos internacionales del sector vitivinícola, coordinando el Foro Mundial del Vino que se celebró en Rioja varios años, y publicó numerosos artículos y trabajos de investigación en revistas especializadas, como es el caso de la nuestra. Su favorito entre los muchos vinos elaborados bajo su dirección, Viña Alcorta Reserva.

Desde que le conocí en los años ochenta como vocal del Consejo, le entrevisté como director general de Campo Viejo en el ’94 y me obsequió su gran saber para realizar el libro sobre esta bodega en 2011, han sido incontables las conversaciones y los encuentros mantenidos con el vino como protagonista. Además, hemos compartido estos últimos años la pertenencia a la junta directiva de la Academia Riojana de Gastronomía y he podido disfrutar de su faceta de gran gastrónomo no solo en la parte teórica. Desde este pasado 28 de junio, víspera de la celebración de la Batalla del Vino en Haro, nos ha dejado un vacío tan grande como su humanidad. Descanse en paz.

 

 

 

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