Según Bodegas Olarra, la naturaleza ha hablado y la han vuelto a escuchar. La bodega concibe El Rayo como un vino libre y sin ataduras que cada año muestra las condiciones que ha vivido. Apenas interviene sobre el viñedo para que la naturaleza se exprese libremente a través de un vino tradicional en su concepto, pero icónico y memorable en su presentación.

La cosecha del 2021 es fruto de un invierno con escasez de precipitaciones al que siguieron una primavera y un verano más secos de lo normal. Además, la bodega apostó por dejar en secano el viñedo del que procede. Todo ello se tradujo en rendimientos muy bajos, por debajo de los 4.000 kilos por hectárea, bayas muy pequeñas y un excelente estado sanitario por la orientación sur de la parcela, su suave pendiente y su exposición a los vientos.

A partir de uvas tempranillo, mazuelo y graciano, consiguieron mostos de gran riqueza, aptos para maceraciones postfermentativas prolongadas.Ya antes, desde la vendimia, “habíamos apreciado su gran estructura, mucho mayor que sus dos añadas anteriores, lo que nos indica su enorme potencial de envejecimiento” afirman.

Como consecuencia de todo lo anterior, El Rayo 2021 presenta un color rojo oscuro de alta intensidad y matices muy visibles de tonos púrpura. Gran equilibrio entre los aromas complejos de los frutos rojos, el regaliz y los toques especiados del roble nuevo.Paladar marcado por el volumen procedente de su gran concentración. Su estructura permitirá una larga evolución en botella y, por tanto, mayor longevidad. Un vino con mucho nervio de salida que se irá volviendo más amable con el paso del tiempo. Y que a nadie deja indiferente.

 

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