Botellero de Bodegas Marqués de Riscal

La VII Jornada de la Cátedra AgroBank celebrada en el ICVV insistió en aumentar los vinos de excelencia para tener mayor rentabilidad y mejorar el relato para los consumidores como oportunidades y los retos a los que ha de enfrentarse el sector

Texto: Mirian Terroba

Expertos de distintos ámbitos vinculados al sector agroalimentario debatieron el 10 de noviembre sobre economía, salud y ciencia en torno al vino, durante su participación en la “VII Jornada de la Cátedra AgroBank”, que celebró en el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) de Logroño, con más de 70 asistentes. Bajo el título “Sostenibilidad económica y social del sector vitivinícola”, se analizó la situación del sector, las oportunidades que se presentan y los retos a los que ha de enfrentarse en el futuro.

En el transcurso de la jornada,Verónica López, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), expuso la importancia del mercado vitivinícola español, remarcando su contribución a la fijación de población en el territorio, nuevas propuestas para la dinamización económica como el enoturismo y el compromiso con la sostenibilidad. López presentó también los resultados del estudio que AFI ha elaborado para la Interprofesional del Vino de España.

(De i. a d.) Rafael del Rey, José Masip, Verónica López y Ferran Centelles en la mesa redonda celebrada como colofón de la VII jornada Cátedra Agrobank celebrada en el ICVV en Logroño. (Foto: Agrobank)

Rafael del Rey, del Observatorio Español del Mercado de Vino, realizó una ponencia sobre cómo avanzar hacia una rentabilidad sostenible del sector, basada en el posicionamiento de marca, el marketing y la actividad comercial, el precio, y la gestión eficiente de la cartera de clientes. Por su parte, Josep Masip, presidente del Comité Científico de la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN), analizó los efectos protectores del consumo moderado de vino sobre la salud, poniendo en valor las evidencias científicas frente a las amenazas, en un momento candente en el que desde la UE se debate sobre un nuevo etiquetado para el vino. Además, Ferran Centelles, de elBulliFoundation, se refirió a las últimas investigaciones existentes sobre la cata de vino y el impacto emocional que esta produce y que conforman el VI tomo de la gran enciclopedia de la fundación de Ferrán Adriá dedicada al ‘Análisis Sensorial del Vino’.

Un sector con un destacado posicionamiento

Verónica López recordó que el sector vitivinícola español goza de un destacado posicionamiento económico, social y medioambiental, siendo líder en superficie mundial de viñedo con más de 950.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid, tercer productor con 38 millones de hectolitros de vino al año y primer exportador en volumen y el tercer exportador en términos de valor.

La cadena de valor vitivinícola incorpora a una gran diversidad de agentes económicos. Su actividad genera un Valor Añadido Bruto (VAB) total superior a los 23.700 millones de euros anuales, equivalentes al 2,2% del VAB nacional y la vitivinicultura contribuye a la generación y mantenimiento de más de 427.700 puestos de trabajo en España. La aportación directa del sector a las arcas públicas españolas supera los 3.800 millones de euros anuales, señaló Verónica López.

A nivel comercial, “la balanza del sector vitivinícola presenta un saldo claramente positivo para España ya que el vino figura entre los cinco principales productos exportados por la industria agroalimentaria española y más de la mitad de las empresas exportadoras de productos vitivinícolas han consolidado sus ventas internacionales. Los vinos españoles están presentes en más de 180 países”. Por otro lado, el sector ha diversificado geográficamente su presencia internacional en la última década y “la cuota de exportación de América y Asia se ha incrementado, alcanzando el 31% de las exportaciones españolas vitivinícolas en 2021, frente al 24% de 2010”.

Verónica López destacó que, por su naturaleza la vitivinicultura supone una actividad que favorece la fijación de población en el medio rural ya que “entre las provincias con una presencia de viñedo con una presencia de viñedo (% sobre el total de superficie) superior a la media nacional, solamente Cuenca muestra un patrón de despoblación en los últimos cuarenta años”. Mencionó especialmente el enoturismo como dinamizador económico territorial. Utilizando datos de ACEVIN, recordó que en 2021, el enoturismo generó un volumen de negocio superior a los 160 millones de euros; las 35 Rutas del Vino de España, distribuidas por la geografía española, involucran a unas 640 bodegas, además de diversos establecimientos de hostelería y restauración, así como profesionales y empresas de servicios turísticos y de ocio; la actividad enoturística es generadora de ingresos para diversos negocios locales y aporta un complemento de valor a la oferta turística nacional contrarrestando la estacionalidad y incluyendo, por ejemplo, propuestas de turismo familiar.

En su intervención, la experta de Analistas Financieros Internacionales aseguró que la competitividad del sector pasa además por su compromiso con la sostenibilidad. En este sentido, destacó la “implementación de proyectos de I+D+i, relacionados con la biotecnología, la diversidad genética y otros, para mejorar la producción vitivinícola y luchar contra el cambio climático, en línea con los objetivos de la Política Agrícola Común de la UE y los ODS”. Además, el sector ha desarrollado “infraestructuras ecológicas para preservar la biodiversidad y aprovechar las relaciones simbióticas entre el viñedo y la fauna y flora de las áreas vitivinícolas”. Y se está mostrando muy activo en la gestión del impacto medioambiental y contribución al cumplimiento de los principios de Economía Circular, a través de la valorización de subproductos generados en el proceso de vinificación, concluyó.

Más valor para aumentar la rentabilidad

El director del Observatorio Español del Mercado de Vino, Rafael del Rey, afirmó que de los tres pilares en los que se basa la sostenibilidad, “el económico realmente está en la base de los otros, que se apoyan necesariamente en él”. En su charla titulada ‘Hacia una rentabilidad sostenible para el vino español’, recordó que “nos vamos preocupando

por nuevos retos según vamos cubriendo los más básicos”. Del Rey planteó cuestiones como ¿qué es sostenibilidad económica?, ¿cuál es el entorno donde nos movemos?, ¿cómo les va a nuestras bodegas? o ¿qué hacer para asegurar esa sostenibilidad?

Del Rey destacó que “hay que hacer bien las cuentas”. Para ser sostenible desde el punto de vista económico una bodega debe obtener una rentabilidad que le permita obtener beneficios y capacidad de inversión. Para ello, hay que fijarse en los costes y en los ingresos que se obtienen por ventas y trabajar por tener una marca fuerte y capacidad comercial. Recordó que las bodegas se mueven en un mercado mundial con desequilibrios, con un consumo estable frente a una producción variable lo que es difícil de gestionar, en el que las exportaciones están premiumizándose, con tres grandes países exportadores, Francia, Italia y España, con mucha diferencia entre nuestro país y los otros dos en valor. La UE tiene un gran comercio interno, pero ha ido perdiendo cuota entre las importaciones mundiales de vino. Las ventas a América y Asia implican otras visiones del vino, cómo y por qué se consume.  Los impactos más sonoros (BREXIT, aranceles Trump) no parecen duraderos, pero importa el consumo en China, las reglamentaciones (Rusia) y la guerra, señaló el director del OEMV, pero afirmó que “siempre hay oportunidades incluso en las peores crisis” apostando por la diversificación.

Datos OeMv

Según Del Rey, “exportamos mucho, estamos en la primera liga, pero, en comparación con nuestros vecinos, nos falta mucha generación de valor. Somos uno de los mejores vinos del mundo, con presencia mundial creciente y progresiva mejora del posicionamiento”. En el mercado nacional la tendencia es mucho más estable y “apuntaba al crecimiento, con algunos baches (2018) y con tendencia a mantenernos por encima de los 10 mill Hls… hasta que llegó la pandemia y se frenó la recuperación en el consumo interior. La caída del consumo de vino en el hogar por compras realizadas en el canal de la distribución se ha debido históricamente a la pérdida de vinos tranquilos sin DOP que, en términos de volumen, no ha sido compensada por la mejor marcha del consumo de vinos con DOP, aunque ahora van a la par. Pero “sí ha sido compensada en términos de valor donde la subida de más de 400 millones de euros de vinos con DOP, en 20 años, ha superado la perdida de apenas 200 millones de vinos sin DOP. Ambos subieron con mucha fuerza durante el confinamiento, pero han vuelto a cifras más normales después”. Del Rey apunta que actualmente productores y consumidores parecen mas abiertos a la innovación y que hay también un margen para la premiumización.

En cuanto a la rentabilidad del negocio, Rafael Del Rey señala que las bodegas cuentan con una cifra de negocios al alza y una evolución muy paralela del consumo de materias primas y otros. Es decir, “se pagan tanto mejor las uvas cuanto mejor se vende el vino”. Los gastos de personal han evolucionado ligeramente al alza (4,2% p.a.) sobre el crecimiento medio de la facturación (4%) y la estimación de rentabilidad bruta crece mucho más lentamente (2.8% p.a.) “y con importantes oscilaciones, lo que genera un resultado sobre cifra de negocios a la baja. Lo que no ha impedido que se sigan haciendo importantes inversiones, creciendo incluso a un ritmo superior al de la cifra de negocios.  Las cifras de facturación, de acuerdo con el INE, cada vez obtienen más de los mercados internacionales, que ayudaron mucho durante la pandemia”. De hecho, afirmó, la cifra de bodegas exportadoras se ha triplicado en 21 años.

En definitiva, el sector vitivinícola español va creciendo, concluyó Del Rey, cada vez está más internacionalizado, incluso entre pequeñas bodegas, da empleo, invierte y genera riqueza en el campo, pero con una rentabilidad ajustada. Para asegurar la sostenibilidad recomienda, por un lado, en bodega, “trabajar el posicionamiento de marca apostando por el valor, reforzar el marketing y la actividad comercial, mantener unos costes adecuados en función del segmento, apuesta por un margen para inversiones y gestionar eficientemente de la cartera”. En lo que a España se refiere, el director del OEMV se inclina por lograr un equilibrio entre producción y ventas, apuesta por la imagen y apoyar a la comercialización.

Vino y salud

Como pilar de sostenibilidad del consumo de vino, Josep Masip, presidente del Comité Científico de la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN), analizó los efectos protectores del consumo moderado de vino sobre la salud y las evidencias científicas frente a las amenazas. Recordó que “en el siglo XXI el consumo regular de vino, cerveza, licores o champan en comidas o actividades de ocio, se ha convertido en una práctica estandarizada del mundo occidental, y no es sorprendente que no haya una ceremonia, acto social y ocasionalmente académico, que no se acompañe de una bebida alcohólica”. La conocida como ‘Paradoja Francesa’ condujo a pensar que un consumo moderado de alcohol es saludable, avalado por estudios que analizaron el vino como parte de dieta mediterránea, hasta que se produjo un cambio de paradigma, por un estudio publicado por Global Burden of Disease (GBD). Josep Masip explicó que, según este estudio, el único consumo seguro de alcohol es 0 y que ya no puede hablarse de ningún beneficio del consumo de alcohol y que los estudios que han encontrado un beneficio con el consumo moderado tenían el sesgo de los ex bebedores. Según Masip, los resultados del GBD englobando los 5 continentes recogen datos de hábitos y tipos de bebida alcohólica muy diferentes según la localización geográfica, en la que los licores/espirituosos son los predominantes. En cambio, “los estudios centrados en los países occidentales con mayor cultura de vino y cerveza e incorporado a las comidas han sido distintos, especialmente los asociados a la dieta mediterránea”.

En intervención, explicó que “el consumo excesivo de alcohol es uno de los principales factores de riesgo de muerte y discapacidad en el mundo. Los efectos saludables de un consumo moderado podrían haber estado sesgados por un mayor riesgo del grupo de no bebedores, aunque hay otros factores como el nivel socio-económico, la forma del consumo, la dieta y el estilo de vida, que también podrían haber influido favorablemente en el grupo de consumo moderado. Muchos estudios han reportado que el consumo moderado de alcohol, mayormente de vino, reducen el riesgo de cardiopatía isquémica, principalmente de infarto de miocardio.

Estudios epidemiológicos recientes han encontrado que el consumo de alcohol, incluso de forma moderada, puede aumentar el riesgo de hipertensión arterial, fibrilación auricular y cáncer (especialmente digestivo y de mama), por lo cual diversas instituciones están promoviendo la abstinencia. El consumo tipo atracón es nocivo. Por ello, el mensaje de los últimos 30 años de que el alcohol prolonga la vida, es difícil de sostener puesto que los beneficios observados a nivel CV con consumos bajos, podrían quedar contrarrestados por un mayor riesgo de cáncer”.

Según concluye el presidente de FIVIN “el impacto del alcohol en la salud es diferente en los países desarrollados, con alto nivel de vida, con un consumo más regular y vinculado a las comidas y especialmente a la dieta mediterránea, que probablemente configura un perfil de consumo más seguro. Los niveles de bajo riesgo propuestos por numerosas instituciones y entidades públicas (<2 units/day en UK o <20 gr/día en España, o < 100 gr/week) permiten un margen de consumo que conserva los beneficios de socialización y degustación. Es muy difícil científicamente establecer conclusiones sólidas pues los datos disponibles se basan en estudios observacionales de cohortes, que recogen patrones de consumo muy variables y autoreportados. Además, en el seguimiento es muy complicado que se mantengan patrones constantes y consumos exclusivos durante años. Existen datos que sugieren que los riesgos son menores con el consumo de vino, pero no son lo suficientemente sólidos como para que las instituciones le den un trato diferenciado respecto al resto de bebidas alcohólicas. Solo con estudios aleatorios amplios bien realizados que lo demostrasen podría sostenerse esta diferenciación”.

Comunicar mejor para vender más y más caro

El sumiller Ferran Centelles, de elBulliFoundation, se afirmó convencido que “hay que contar las cosas y hacerlo de una forma chula” para llegar al consumidor, por lo que animó a las bodegas a trabajar en el modo en el que explican las cosas. “Queremos vender más pero no explicamos las cosas de forma que lleguen, que se entiendan, que enganchen”. Por ejemplo, señaló que él personalmente, no es capaz de distinguir un vino ecológico de otro que no lo es, porque organolépticamente hablando no hay diferencia, cosa que no ocurre con otros productos agroalimentarios en los que la producción ecológica si se diferencia por su sabor, además del precio.

Seminarios ICVV
Tras la jornada se realizó una visita a las instalaciones del ICVV y a la Bodega Institucional del Gobierno de La Rioja.

Insistió en la necesidad de trabajar una historia que explique, por ejemplo, el bajo rendimiento de los viñedos en España, por ser viejos y estar principalmente en secano y por qué eso hace que los vinos sean excelentes. Explicó que, en su trabajo, para ofrecer un vino a un cliente, necesita tener algo que contar. Además de la historia, al cliente le importa la imagen de la botella, por lo que animó a utilizar el diseño para transmitir el mensaje e insistió en la necesidad de la promoción para fortalecer la marca.

Ya en el debate de la mesa redonda en la que intervinieron los ponentes de la jornada, la conversación giró en torno a la necesidad de aumentar en valor del vino en el mercado. Centelles animó a “tirar los precios hacia arriba” porque cambia la percepción de la Denominación de Origen y las botellas de 50 euros ayudan a vender más botellas de 15 euros. Además, afirmó que “en la alta hostelería hay margen para posicionar vinos más arriba, aunque sean pocas botellas porque tiran de las demás”.

Verónica López considera que en España “se exporta mucho vino, pero muy barato, y es en esa brecha donde hay que dedicar esfuerzo”. Del Rey reconoce “que no crecemos en número de botellas y nos cuesta crecer en valor”. En el caso de Rioja recomienda en “insistir en los vinos de excelencia, la Denominación tiene mucho que aportar ahí. Es cierto que muchas botellas de 50 euros ayudan a vender las de 20 euros. Rioja necesita más vinos de referencia mundial. La clave está en ¿cómo lo hacemos?”.

 

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