Agrovin dispondrá de un laboratorio acreditado por ENAC en la norma ISO 17025 como laboratorio de ensayo en 2014, constituyendo una herramienta complementaria a la constante innovación y desarrollo en el sector vitivinícola de la empresa.

 

Este sello de calidad permite ofrecer resultados analíticos fiables y repetitivos, contrastados mediante ejercicios de inter-comparación de ámbito internacional y un exhaustivo control de calidad interno.

La acreditación de ENAC es un sello de confianza y competencia técnica reconocido en el territorio nacional y en el extranjero, constituyendo así un ‘pasaporte’ que facilita el acceso a los mercados. ENAC es firmante de todos los Acuerdos Multilaterales de Reconocimiento entre los que se encuentran la totalidad de la UE y EFTA así como USA, Canadá, Japón, China, Australia, Brasil, India, etc.

El laboratorio de Agrovin ofrece una gran variedad de determinaciones microbiológicas y químicas para la industria enológica, incluyendo ensayos específicos como estudios de clarificación y problemas de filtración, estudios de paradas de fermentación alcohólica e identificación genética de cepas de levaduras y bacterias lácticas en vino, entre otras.

Su equipo técnico, altamente cualificado y con amplia experiencia en el sector, ayuda en la interpretación de resultados y búsqueda de soluciones a problemas en bodega.

Además de los análisis enológicos acreditados por ENAC, Agrovin Laboratorio ofrece:

– Controles de vendimia (maduración fenólica y maduración aromática). El estudio y  conocimiento, no sólo del contenido de azúcares y ácidos, sino también de la evolución de los polifenoles y precursores del aroma, permiten conocer el momento óptimo de maduración de la uva.

– Controles de fermentación (fermentación alcohólica y maloláctica). Una fermentación ralentizada o parada tendrá graves consecuencias organolépticas y analíticas sobre el vino. El estudio de cinética de fermentación, permite prevenir ó minimizar las consecuencias, realizando cuanto antes los tratamientos oportunos. La identificación genética de la cepa que lleva a cabo la fermentación permite un control íntegro del proceso.

– Análisis microbiológicos. La determinación de poblaciones de levaduras y bacterias presentes en el vino o mosto, permite predecir su estabilidad y evolución en el tiempo, ajustando tratamientos y procesos de filtración, evitando riesgos en vino embotellado. Son estudios especialmente indicados en vinos naturales o en vinos ecológicos, a los que se desea reducir el empleo de sulfuroso.

– Color y compuestos fenólicos. Son  aspectos indispensables para la valoración de la calidad de un vino tinto, no sólo por ser su primera e inmediata imagen, sino también porque es un indicador de otros aspectos relacionados con su aroma y sabor. Su estudio permite sacar el máximo partido de técnicas de bodega como la microoxigenación.

– Estudios de estabilidad y clarificación. La limpidez es la primera de las cualidades que el consumidor exige de un vino. Cuando un vino está turbio, o presenta un depósito en el fondo de la botella, se percibe por el consumidor como un signo de alteración del producto. La identificación del tipo y grado de inestabilidad permite la adopción de medidas preventivas y/o correctivas.

– Detección de alérgenos. La presencia de alérgenos se determinará en base a los requisitos y criterios de la OIV para los métodos ELISA que pueden emplearse en la detección de las proteínas con potencial alergénico: proteína de huevo y caseína (Reglamento de Ejecución (UE) 579/2012).