El mundo del vino a sorbos
Artículo de opinión. Texto y foto: Antonio Egido
El año pasado, en mi paso por los EEUU, les hablé de la Inteligencia Artificial (IA), que estaba entonces en plena ebullición, pero también les indiqué que se trata solo de una herramienta, aunque muy especial para que en el campo puedan acudir a ella y de manera especial, para que los viticultores desarrollen mejor sus labores.
De hecho, ahora mismo, la misma IA me indica que los agricultores pueden optimizar sus cultivos, pero también analizar datos sobre suelos, clima, humedad y otros factores para proporcionar recomendaciones precisas sobre el momento óptimo para plantar, regar, fertilizar y cosechar los viñedos; monitorización de la salud de los cultivos para analizar imágenes de satélites, drones o cámaras instaladas en el campo para detectar signos de estrés en las plantas, enfermedades o infestaciones de plagas lo que permite a los viticultores intervenir de manera temprana y tomar medidas preventivas para proteger sus cultivos o la gestión del riego para analizar los datos en tiempo real sobre la humedad del suelo, la evaporación y las condiciones climáticas para optimizar el riego de los viñedos.
Todo ello puede ayudar a conservar agua y garantizar un uso eficiente de los recursos hídricos; predicción de cosechas y calidad del vino para comparar con datos históricos y en tiempo real; la IA puede ayudar a predecir la cantidad y calidad de la cosecha de uva, así como las características del vino resultante; personalización de la gestión agrícola para que pueda adaptarse a las condiciones específicas de cada viñedo y proporcionar recomendaciones personalizadas para optimizar la gestión agrícola, como la selección de variedades de uva, la aplicación de tratamientos fitosanitarios y la gestión de la fertilización de acuerdo a las necesidades de cada parcela y finalmente la automatización de tareas como son los ejemplos de automatizar tareas repetitivas en el campo, como la poda de viñedos o la recolección de uva lo que puede ayudar a reducir los costos laborales y mejorar la eficiencia operativa.
A pesar de las recomendaciones que nos puede dar la IA, le he preguntado sobre cómo mejorar el marketing de grandes o pequeñas bodegas, indicándome que: la IA puede analizar grandes cantidades de datos sobre los consumidores, como sus preferencias de sabor, hábitos de compra, interacciones en redes sociales y comentarios en línea, lo que ayuda a los productores de vino a comprender mejor a su audiencia y a identificar segmentos de mercado específicos; también la IA puede generar recomendaciones personalizadas para los clientes, sugiriendo vinos que se ajusten a sus gustos individuales, lo que mejora la experiencia del cliente y aumenta las posibilidades de venta; los algoritmos de IA pueden analizar el rendimiento de las campañas publicitarias en línea, como anuncios de Google, publicaciones en redes sociales y correos electrónicos promocionales, por lo que puede identificar qué mensajes y canales son más efectivos para llegar a la audiencia objetivo; incluso la detección de tendencias ya que la IA puede analizar datos en tiempo real de las redes sociales, blogs y otras fuentes en línea para detectar tendencias emergentes en el mundo del vino. Esto permite a los productores de vino estar al tanto de los cambios en los gustos y preferencias de los consumidores y ajustar su marketing en consecuencia. Finalmente me indica que algunas aplicaciones de IA pueden generar contenido de marketing, como descripciones de productos, notas de cata y publicaciones en redes sociales, pero advirtiéndome que esto no reemplaza completamente la creatividad humana, puede ayudar a agilizar el proceso de creación de contenido y garantizar una presencia constante en línea.
Pero aquí, es decir los EEUU, disfrutan ahora mismo -no sé cuándo llegará a España dado el uso de la electricidad- de los coches eléctricos. El boom ahora mismo es el coche eléctrico y de manera especial veo muchos Tesla con cuatro modelos que ofrecen una gran capacidad de aceleración y una autonomía líder en la industria, que puede superar los 600 km con una sola carga en algunos modelos. Algunos de ellos, incluso conducen solos, aunque con la mirada atenta del conductor que de vez en cuando tiene que poner sus manos en el volante. Lo esencial es la carga rápida, bien instalada en sus casas o bien en servicios que ofrecen en diferentes puntos de sus itinerarios. Estos coches tienen un fuerte compromiso con la sostenibilidad y la reducción de las emisiones de carbono y la mitigación del cambio climático. Ahí lo dejo.