EL DECORCHE
Texto: Javier Pascual, director de La Prensa del Rioja

El paso del tiempo, tan importante para diferenciar a los grandes vinos, ha consolidado el importante papel que está jugando el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) para convertir a La Rioja en esa región referente para la vitivinicultura internacional que, día sí, día también, se viene proclamando como el gran objetivo de los mandatarios públicos regionales.

Carecemos aún de la perspectiva suficiente para realizar una valoración objetiva de lo que realmente significa tener en esta tierra un centro de investigación puntero en el mundo, con una concentración de ‘materia gris’ en sus laboratorios que no existe en ningún otro lugar: casi un centenar de investigadores dedicados exclusivamente a la vid y el vino. Como nos indicaba su director, José Miguel Martínez Zapater, el centro se va nutriendo con la incorporación paulatina de jóvenes investigadores, a pesar de lo ajustado de los presupuestos (nada raro en nuestro país).

Estos jóvenes van asumiendo nuevas líneas de investigación como las dedicadas en enología a la composición y el sabor del vino, o a la reducción del grado alcohólico, así como en viticultura a la defensa de patógenos y a todo lo relacionado con el medio ambiente y la adaptación del viñedo al clima que viene (tanto tempranillo como nuevas variedades), así como a la sostenibilidad (exigencia que incluso lleva a plantear la pervivencia de envases como la botella para un futuro).

Pero, más allá de esa contribución al objetivo de convertirse en ‘región referente’, estamos convencidos de que el ICVV forma parte indisociable de la positiva evolución que ha experimentado en los últimos años la calidad de los vinos de Rioja. Una mejora que no se ha limitado a la irrupción en el mercado de nuevas tipologías de vinos situados en el segmento superior, como los vinos de Viñedos Singulares, o al espectacular cambio experimentado por la oferta de vinos blancos de Rioja. De forma generalizada, la mejora está afectando a toda la gama de vinos, incluidas las categorías de envejecimiento.

Además de los signos más visibles del cambio, como el mencionado lanzamiento de los ‘Viñedos Singulares’, creemos que se está produciendo una verdadera ‘revolución silenciosa’, en la que intervienen diferentes protagonistas. Desde la transferencia de los resultados de investigación por parte del mencionado ICVV, que cada vez cuenta con un mayor número de bodegas implicadas en sus proyectos, a la forma de trabajar el viñedo con criterios de calidad y sostenibilidad por parte de un número creciente de viticultores, aspecto muy relacionado con el relevo generacional. De igual manera, son muchas las bodegas que han venido realizando inversiones en la renovación de sus equipamientos, dotándose de tecnología de elaboración especialmente concebida para producciones de alta calidad.

Sin duda, las circunstancias económicas que atraviesan los mercados no son las más propicias para recoger resultados a corto plazo de este dinamismo y gran esfuerzo innovador que se percibe en Rioja, pero siempre se ha sabido que cuanto concierne a esta bebida milenaria, su cultura, su producción y su venta, hay que verlo desde la perspectiva del tiempo para poder entenderlo.

Ver en el nº240 de La Prensa del Rioja

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