Marina Grijalba, cofundadora de Riojatrek, destaca el enorme peso del enoturista estadounidense: un 80% de las visitas que guían son en inglés, de alto poder adquisitivo y con ganas de aprovechar al máximo su estancia en Rioja
“La mejor recompensa como guía es conseguir al final del día que el cliente te diga que no tenía ni idea de todo lo que se podía encontrar en Rioja y que ha disfrutado de vinos y bodegas que le has recomendado”. Así de claro lo tiene Marina Grijalba, directora y cofundadora de Riojatrek, que ha charlado con La Prensa del Rioja sobre el perfil de enoturista que atiende su empresa de receptivo, que acaba de recibir un premio Best of de la red mundial de Grandes Capitales del Vino.
Comenzaron en 2008 con la actividad ‘Viticultor por un día’, que hoy mantienen con éxito, y gracias a la cual varios miles de personas han visitado sus viñedos familiares en Fuenmayor para vivir la poda, el aclareo o la vendimia, convirtiéndose así en parte de la cultura del vino en el propio viñedo y en la bodega familiar. Los visitantes pueden probar vino, escoger el que más les gusta, que se embotella y etiqueta para que se lleven de recuerdo.
Son principalmente españoles “que viajan en pareja, en grupo de amigos o en familia, con críos funciona muy bien. Es una actividad que gusta muchísimo tanto a la gente con conocimientos previos del mundo del vino como a la gente que simplemente viene a pasar un buen rato”.
Es un perfil diferente al del turista que les solicita jornadas completas por bodegas, que “son gente de fuera, mas de un 80 % son en inglés, con un poder adquisitivo alto o muy alto y que tienen interés por estar un par de días en Rioja y sacar el máximo provecho a su estancia. Normalmente se visitan dos, tres o cuatro bodegas al día”.
Marina Grijalba ha visto cómo se ha incrementado notablemente la afluencia de este enoturista extranjero. “Hace 15 años el tener una pareja americana era algo extrañísimo y ahora prácticamente es el cliente qué más se repite”. La presencia de británicos se va recuperando, aunque no llega a los niveles ‘pre-brexit’. También reciben grupos procedentes de Alemania, y han acompañado en su visita a gente de Canadá, de Australia, de Taiwán, de Japón… Para estos grupos, el enoturismo completa a las visitas de patrimonio, cultura. “Es decir, sí que se meten un par de bodegas, pero es algo secundario en comparación con lo que es el turismo de los americanos que vienen específicamente a ver bodegas”.
“Intentamos que en un día en Rioja
se lleven catada la mayor diversidad
y abrirles un poco la idea
preconcebida que traen”
El estadounidense lo que quiere es aprovechar el tiempo al máximo, “si puede ver cuatro bodegas en un día mejor que ver tres. A veces les tienes que parar un poquito los pies porque el turismo necesita su tiempo para disfrutar, por ejemplo, estar en una cata en un paraje espectacular en medio de una viña. Hay que reducirle un poquito el número de lugares que quiere visitar, pero es cierto que se dejan guiar muy bien”.
Cuando viene vienen a Rioja, algunos saben y conocen lo que van a visitar y otros no. “Algunos saben que es una zona vitivinícola y la quieren conocer bien y otros vienen porque se lo ha recomendado una agencia y ha incluido la zona en un viaje por España. En este caso expectativas que tienen son prácticamente nulas y se marchan impresionados y enamorados de lo que hay aquí. Se encuentran con una zona con un paisaje espectacular con un patrimonio que no tiene nada que ver con pues lo que te podrías encontrar por ejemplo en Napa Valley”.
Abiertos a probar los diferentes estilos
En un contexto de descenso del consumo de vino y de cambio de tendencias, Marina Grijalba cree “la gente que viene a hacer enoturismo habitualmente es consumidor de vino y el que consume vino no modifica sus gustos con tanta facilidad. De repente no consume vino sin alcohol o con menor grado alcohólico. No lo estamos viendo en nuestros clientes, que sí están bastante abiertos a probar los diferentes estilos que hay en Rioja”.
En este sentido, los vinos naturales, ecológicos o biodinámicos “son parte de la oferta que nosotros podemos hacer a los clientes, pero son muy pocos los que nos contactan y que específicamente quieren vinos de este estilo”. En cuanto a las novedades en Rioja respecto a vinos blancos, viñedos singulares o espumosos, por ejemplo, “la gente es receptiva a descubrir estos estos cambios pero los enoturistas, en especial los extranjeros, no conocen en profundidad a diversidad que tenemos en Rioja. Intentamos que en un día en Rioja se lleven catada la mayor diversidad y abrirles un poco la idea preconcebida que traen”.
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