El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
La naturaleza es sabia, tenemos que reconocerlo, y a pesar de los problemas que vamos poniendo los humanos, estamos ante una nueva vendimia en la Denominación de Origen Calificada Rioja. No tenemos que retrocedernos muchos años, para recordar cómo eran las vendimias en esta Denominación en la que, prácticamente, la realizaban la familia de los agricultores con amigos, hasta que surgió el ‘divino’ problema de que, si ellos trabajaban en el campo, había que gratificarlos y recibir el salario correspondiente. Incluso recuerdo a un presidente del Gobierno, que defendía -en contra de toda la legislación- ese proceso familiar. Mucho ha cambiado todo, afortunadamente, pero la mecanización, el uso de dispositivos para saber en tiempo real como se acelera o retrasa todo, e incluso las previsiones a 7 días o 14 días de la Aemet, ponen en modo presente a los actuales agricultores del vino que, sin despreciar a los anteriores, con todos los recuerdos de sus experiencias, desarrollaban todo a base de una experiencia acumulada, que no era nunca, mala consejera.
Pero a pesar de los problemas que sufrimos en el 2022 (el bajón de las ventas, los vinos que ocupan lugar en las bodegas para la recepción de las uvas de la nueva vendimia, la decisión del Gobierno de La Rioja de actuar de manera inmediata para beneficiar la destilación voluntaria del vino de 2022 o incluso las altas temperaturas o la llegada de lluvias… son problemas añadidas que solventarán nuestros profesionales agricultores). Por todo esto, siempre recordaré la lección magistral que Fernando Martínez de Toda impartió en el siempre atractivo y espero que muy ponderado Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) que sigue siendo un referente mundial en el mundo del vino, donde afirmó, rotundamente que, justamente el desarrollo de todo lo que ha sido la vendimia del año 2022, que ha sido excepcional, “marca lo que va a llegar”. Es decir, una precipitación menor que la de otros años, una temperatura con 2 o 3 grados más, por encima de un año que podemos considerar como normal, o la acumulación del calor con las diferentes predicciones ante el calentamiento climático.
Y al final de su disertación, ofreció una serie de conclusiones, con este carácter: ha sido la vendimia más temprana de la historia, teniendo como causa las altas temperaturas, pero no ha bajado su producción; consecuencia de ello, se ha observado una mayor acidez, causada por la las altas temperaturas y el estrés hídrico; menos antocianos para igual grado probable, compensados por una vendimia con mayor grado probable y finalmente, un magnífico estado sanitario, por lo que podemos hablar de sanidad récord.
Por todo ello, el educador concluyó con que las características tan excepcionales de la maduración de la uva de Rioja, en este año 2022, coinciden con las que se predicen como normales ¡para el año 2050!
Y este periodista indicaba, al final de su reportaje que solamente quedaban 28 años, sabiendo las circunstancias con las que nos vamos a encontrar, para si es posible, ganar tiempo al tiempo y seguir uniéndonos a una viticultura sostenible, cuyos objetivos -por cierto en estas mismas Jornadas fueron expuestos por Enrique García-Escudero-, se concretaban en: conservación de los recursos naturales; protección del medio ambiente; viabilidad económica razonable y al mismo tiempo comprometida, y proteger la salud y la seguridad de las personas… en un marco de calentamiento global y estrés hídrico.
Sabiendo lo que va a suceder y lo que nos indica cualquier investigador con datos, debemos adelantarnos a lo que, seguro, va a ocurrir. Es nuestro deber.