Elena Andía, directora de Marketing y Comunicación Externa de Verallia Spain y Francisco Robles, propietario de Bodegas Robles, icono de la vitivinicultura ecológica en Montilla (Córdoba), fueron los invitados
Texto: Antonio Egido
Las XII Jornadas Universitarias del Vino Ecológico se celebraron en este año 2020 a través de una webinar, desde la Universidad de La Rioja, y más en concreto desde una de las aulas en que Antonio Tomás Palacios, profesor de Análisis Sensorial, da sus clases contando con la presencia de sus alumnos así como de Iñigo Crespo, presidente de la asociación ‘Cultura Permanente’ y secretario general de ‘Premios Ecovino’.
En la otra parte de la pantalla dos invitados muy especiales: Elena Andía, directora de Marketing y Comunicación Externa de Verallia Spain, quien ofreció la charla ‘Reimaginar el vidrio en un futuro sostenible’ y Francisco Robles, propietario de Bodegas Robles, icono de la vitivinicultura ecológica en Montilla (Córdoba), quien desarrolló la ponencia ‘Estrategias merecedoras del Premio Defensa del Medio Ambiente en Bodegas Robles’. La presentación a los dos invitados correspondió a Antonio Tomás Palacios y al final de las ponencias, no faltaron las preguntas para poder solventar las diferentes dudas o preocupaciones para un futuro más o menos inmediato.
Elena Andía, desarrolló la ponencia poniendo como objetivo en el vidrio del futuro, refiriéndose en primer lugar en su empresa, con 3 instalaciones en todo el mundo, 7 de ellas en España, donde elaboran 16.000 millones de botellas y tarros, aportando unos datos iniciales como que “el consumidor europeo está muy preocupado por el reciclaje, y que el 81 % de los españoles tienen muy en cuenta el material en que está envasado un producto a la hora de realizar sus compras”, trabajando no solamente en la concienciación sino en el reciclado de este material y aportando el concepto del calcín, que es ese producto de color verde, topacio o transparente, que está fragmentado en trozos de unos 5 centímetros, y es el vidrio reciclado, por lo que es necesario ese producto para poder reciclar, no en vano, el calcín minimiza las emisiones de CO2 causantes del cambio climático y evita la extracción de materias primas de la naturaleza.
Y en minimizar las emisiones del CO2 se encuentra su empresa trabajando en tres objetivos: el alcance, con las emisiones de sus actividades diarias; en las emisiones, utilizando otros tipos de electricidad como el de las renovables y en tercer lugar en todo el resto, como el peso actual de las botellas para el mundo del vino, en un 3 %, si bien en este apartado citó a sus proveedores, para que ellos también reduzcan estas emisiones. Una empresa que espera poder cumplir los objetivos de reducciones del Pacto de París, para llegar en el año 2030 a reducirlas en un 27,5 %, en “base a tres ejes principales de actuación: el cambio en la composición de materias primas; reducir el consumo de energía y aumentando el consumo de energías renovables”.
Por su parte Francisco Robles, tercera generación en la revolución del viñedo ecológico, siendo gerente de su Bodega desde hace 24 años, por lo que comenzó la aventura de lo ecológico en 1997, aportando como datos iniciales que “el mercado mundial del ecológico ha facturado en el último año 97 billones de euros” o que España es el cuarto país en superficie ecológica, por lo tanto un país privilegiado en posibilidades económicas y de empleo”.
Una aventura que tiene como lema “elaboramos vinos, cultivamos futuro” y que desde los años 90 del siglo pasado, practican una viticultura ecológica certificada, lo que supone: “la conservación de la fertilidad de la tierra; sin productos químicos de síntesis; sin organismos modificados genéticamente y siempre dentro del marco normativo regulado por la Unión Europea”. Y en el análisis que en la propia bodega realizaron, de quienes eran y hacia dónde querían ir, se dieron cuenta de que sus valores son: “la sostenibilidad; la transparencia; la participación; la responsabilidad; la creatividad y la tecnología”, siendo sus objetivos, generar beneficios sociales lo que supondrán, también beneficios económicos. Y junto a ello, la tercera decisión fue la de construir el futuro a través de la innovación y la cooperación, con diferentes productos del vino, incluido el vinagre que elaboran.
Pero además esta Bodega está inmersa en un nuevo paradigma cara el futuro, para centrarse en el concepto de “bio-economía que enfática la utilización de tecnologías nuevas y tradicionales para la conversión integrada y sustentable de la biomasa en alimentos, bioenergía, compuestos químicos y nuevos materiales”, así como el proyecto de instalación de autoconsumo de energía fotovoltaica, con los objetivos de reducción de la deendencia energética, el ahorro de consumo de energía y las emisiones de CO2, sin olvidar los reciclajes de residuos y subproductos derivados de la industria vitivinícola.
Durante el coloquio mantenido con estos dos abanderados del futuro, Elena Andía insistió en la rebaja de los gramos de las botellas de vino de guarda o de los cavas, así como la cultura del reciclaje, si bien en este aspecto, se refirió a que las bodegas ahora mismo, generalmente “no tienen lavadoras de botella para el posible uso del reciclaje”, aunque no lo descartó en un futuro como un tema de inversión.
Por su parte, Francisco Robles, en este mismo sentido, vio acertado la venta del vino en packing box de 5 litros de vino y una botella vacía -especialmente diseñada- que se puede ir rellenando con su correspondiente tapón, o la defensa de lo ecológico, que se rige por un reglamento muy completo que ellos cumplen a rajatabla, pues en otros sistemas como el vino biodinámico o lo que se conoce como natural, no existe una reglamentación a la que someterse. Y además añadió finalmente que los productos eco están aceptados socialmente, pues recordó que si bien en un momento fueron más que nada los militantes quienes sostuvieron al sector, en la actualidad hay conciencia y el consumidor está suficientemente informado, si bien apuntó que “faltan campañas en torno al consumo ecológico”.