Texto: Antonio Egido
La Asociación Enólogos de Rioja (AER) celebró el webinar «El Vino y el Camino de Santiago», impartido por Luis Vicente Elías, presentado por Fernando Moreno Martínez quien dio paso a Juan B. Chávarri que fue el encargado de acercarnos al ilustre conferenciante.
Chavarri dijo de Luis Vicente que le conoció “hace muchos años cuando era santero” de la ermita de Lomos de Orio, situada en la sierra de Cameros, a lo que añadió su carácter de profesor, catedrático y doctor. Sorprendido por la cantidad de artículos publicados o conferencias impartidas, le definió como “antropólogo del vino”. Juan B. abaló el carácter de “visionario” de los problemas a los que ahora nos tenemos que enfrentar si bien fueron anunciados hace mucho tiempo. Y recordó que en 1982, Luis Vicente Elías hablaba de la elaboración tradicional del vino; en el 2000 se fijó en la arquitectura y el vino, es decir el patrimonio cultural; en 2003 en el interés por el paisaje, abogando por el cuidado del paisaje del vino y en 2006 ya hablaba del turismo del vino. Todos temas que ahora mismo son de actualidad, y en los que “los enólogos seguramente no hemos reparado mucho aunque Luis Vicente sorprenderá en este peregrinaje por este Camino de Santiago que nos hará a través del vino”.
Luis Vicente Elías además de agradecer la invitación a la Asociación Enólogos de Rioja y comentar que es un tema, el del vino y el Camino de Santiago, que tendrá su protagonismo, también, este año en que se celebra el Jacobeo, comenzó su detallada explicación citando a Tito Livio y en concreto su frase: “Porque en cosas tan antiguas y de semejante calidad que con apariencia y similitud parece verdad, se ha de creer y tenerse por tal”, lo que le dio pie a indicar que en su relato, se admitirán incluso las leyendas que han generado cultura, “por lo que no vamos a entrar si son verdad o falsos aquellos hechos” que la tradición oral nos ha traído hasta nuestros días.
Fijado el marco de su charla, vinculó el mundo del vino con el Camino de Santiago, que proviene de la tradición cristiana, se materializa en la diversidad de vinos y la variedad de caminos, sin olvidar la importancia de la red monacal, especialmente de San Benito, Cluni y Císter, que pueblan cualquiera de los caminos que nos llevan a Santiago.
Y es que la historia del Camino es también la historia del vino, mostrando Luis Vicente Elías una serie de documentos donde aparecen palabras como “óptimo vino”, “abundante en pan y vino”, “escasa de trigo y vino pero abunda la sidra”… que eran los comentarios que hacían los peregrinos, fijándose en la presencia “del viñedo en los campos y la calidad del vino de las bodegas”, como dejó escrito Enrique Cock que acompañó a Felipe II, indicando viñedos donde hoy ya no los hay.
Junto a ello, Luis Vicente destacó la hospitalidad monacal, diferenciando esta que significa “recibir”, de la caridad, que era, contrariamente, el acto de “dar”. Unos monasterios que como dijo Carlomagno iban siempre acompañados del vino –“hay que construir monasterios y plantar viñas”–, suponiendo al mismo tiempo: la repoblación de las ciudades, el cultivo (especialmente cereales y viñedos) y por supuesto, la cristianización.
Con estas precisiones, Luis Vicente Elías inició un camino de Santiago basado en el arte y la cultura que el peregrino va encontrando en cada una de las Comunidades Autónomas, ciudades y Denominaciones que se va encontrando desde Roncesvalles hasta Santiago. De esta forma fijo su discurso en poemas, documentos, arquitectura, arte y vino, el mucho vino que se encuentra y se “descubre” en el camino porque está muy presente.
El viaje lo inició en Navarra para detenerse en el poema que indica: “Su puerta está abierta a todos los enfermos y a los sanos, no solo a los católicos, sino también a los paganos, a los judíos, a los herejes a los ociosos y a los casquivanos, en una palabra, a los buenos y a los profanos”. Y mostró también la dieta diaria del peregrino en el hospital del Rey Burgos (siglo XVI) que consistía en “dos panes redondos de un peso de medio cuartal (575 gramos), dos vasos de vino de medio azumbre (aproximadamente un litro)”. Recordó que uno de los elementos del peregrino como es la calabaza, no solamente servia para llevar agua sino también vino, el correspondiente al que recibía el peregrino en los monasterios, pero que era en cantidades excesivas para ingerirlo en una comida o cena.
Junto a ello el doctor recordó a los santos hospitalarios en el Camino que son: san Guillén, san Varemundo Irache, san Gregorio Ostiense, santo Domingo de la Calzada, san Juan de Ortega, san Millán de la Cogolla, san Lesmes, san Amaro, san Antón, san Facundo y san Julián de Samos, a los que une, la relación con el vino a través de milagros, muchas veces relacionados con el vino; bendiciones o multiplicaciones.
Recordó la Batalla de Clavijo, con la “presencia” del mismo Santiago, y el correspondiente Voto, que tantos beneficios proporcionó a la catedral de Santiago hasta que “en las Cortes del 1 de septiembre de 1812 se declara extinguido el Fuero Privilegiado del Voto de Santiago” que coincide con el voto de san Millán “unas tierras dan vino, en otras dan dinero”.
Pero además Luis Vicente recordó que en los templos del Camino, el peregrino va a conocer las tareas del año vinícola a través de las representaciones, sin olvidar las fuentes del vino.
Se detuvo en Logroño, y en la Ruavieja, que en su subsuelo albergó cantidad de bodegas, convirtiéndose en el “Camino del Vino”, y recordando las ramas que lucían en ciertos establecimientos, que eran la señal de que allí se vendía vino, por lo que en 1893 se tiene que firmar un documento de varios cosecheros de la Ruavieja para evitar la venta de vino en la calle pues no faltaban los “botellones” de aquella época en plena rua. No obstante, hasta 1970 hubo despachos de vino en la calle Ruavieja, en concreto en: La Reja Dorada, Juan La Mata, Vinos Rodríguez o La rama dorada.
Pasando seguidamente por Burgos, Castrojeriz, Sahagún, el Bierzo (donde recordó la frase “a mala cama, colchón de vino”) o entrar en Galicia, donde Luis Vicente recorrerá los dos caminos: el francés y el de Invierno, para seguir recopilando datos sobre la relación entre el vino y el Camino pero previamente anunciando la cantidad de monasterios, representaciones, lagares incluso rupestres, retablos cargados de variedades de uvas… todo un mundo por descubrir y catalogar.
Al final de su atractiva presentación, no se olvidó de ofrecer unas conclusiones, que son las siguientes: el Camino de Santiago es un camino variopinto y polifacético; los componentes religiosos han proliferado en épocas pasadas; se fundamentaban en una visita a un lugar sagrado; se involucra en la evolución de la historia del norte de España, con dos leyendas paralelas; se basaba en la hospitalidad; importancia de la red monacal y hospitalaria; la viña como producto esencial; el vino como alimento (que hay que recuperar) y finalmente que recorrer el camino tiene hoy otras orientaciones y pretensiones, pero que no debemos olvidar que incluso alguna agencia facilita ir recorriendo este Camino disfrutando del vino de cada zona.
Taquio Uzqueda recorre, con sus acuarelas, el Camino de Santiago a su paso por Logroño
El artista riojano Taquio Uzqueda presentó en la sala de exposiciones de Ibercaja de la calle San Antón 3 de Logroño, sus acuarelas sobre el Camino de Santiago a su paso por Logroño, entre los meses de marzo y abril.
Esta muestra concentró las acuarelas que forman parte del libro ‘El Camino de Santiago en Logroño’ que tiene como subtitulo ‘San Gregorio Ostiense, Santo Domingo de la Calzada, San Juan de Ortega y San Bernabé: cuando el agua hace Camino’, en el que, con la colaboración de diferentes conocedores del camino, Taquio recuerda y recorre con su arte, escenarios como: el puente de Piedra, casco antiguo, calle Ruavieja, el teatro del Liceo, torres de San Bartolomé y Palacio, ermita de San Bernabé, albergue de Peregrinos y Palacios, casas-torres Fuerte, San Bartolomé y Monesterios, casa antiguo trazado de la Ruavieja, la Reja Dorada, casa-palacio de la Virgen, casa-palacio Gótica, fuente de Santiago, iglesia de Santiago, antiguas casa de Barriocepo y las Costanillas, casa de Mateo de Nuevas y torre de Santiago, plazoleta del Parlamento, puerta del Parlamento, murallas y casas del Revellín y la puerta del Camino o del Revellín. En total 21 imágenes que nos hacen recorrer la Ruta Jacobea en Logroño.
El 8 de abril el artista presentó el libro en el salón de actos de la Biblioteca de La Rioja. En esta presentación intervinieron Taquio Uzqueda, además de Federico Soldevilla, presidente de la Asociación Amigos de La Rioja, que ofrece su visión de ‘San Juan de Ortega y su ermita en Logroño’ y el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, que ha firmado la presentación del libro.
Un libro coral en el que han colaborado: Antonio Egido, José Luis Ollero y Javier Pascual, además de recordar textos de Albia de Castro, Doménico Laffi, Fray Mateo de Anguiano, Sánchez Trujillano, Julio Arnaiz, Michel López de Dicastillo y José Lumbreras.