El blog El Descorche de La Prensa del Rioja
Texto: Javier Pascual, director de La Prensa del Rioja
En un contexto de preocupación generalizada por las consecuencias del cambio climático, decir algo sobre este fenómeno que pueda sonar a positivo supone arriesgarse a ser encasillado entre los negacionistas o tildado de exceso de frivolidad. Asegura Felipe Nalda Frías, uno de los enólogos más prestigiosos de la vitivinicultura española, que uno de los factores que más han influido en la evolución de la enología en las dos últimas décadas ha sido “el cambio climático, que hasta la fecha ha sido beneficioso en Rioja, porque las uvas maduran mejor y los tratamientos son más eficientes”.
Felipe Nalda no es precisamente un recién llegado que busca notoriedad erigiéndose en líder de opinión. Hombre discreto y alejado de los afanes ‘estelares’ que tan frecuentemente encontramos en el mundo del vino, pertenece a esa estirpe de bodegueros que han fraguado la grandeza de Rioja y a una generación de enólogos que en la década de los años sesenta del pasado siglo fueron primeros actores de la revolución que experimentó esta denominación de Origen.
Desde el conocimiento que otorga esa larga experiencia, Felipe Nalda recuerda que hasta los años 70 algunas cosechas se perdían por enfermedades como el mildiu y el oidio”, como aquella del año 1972, en que no maduraron bien las uvas y no sabía qué hacer con ellas. Una situación muy difícil, sin duda el peor momento en su trayectoria profesional. Eran años de climatología muy adversa para la viticultura –“costaba que la uva madurara y había vendimias con nieve en la viña”- cuyas consecuencias negativas se han visto mitigadas en estas últimas décadas por el avance progresivo del denominado ‘cambio climático. Un cambio que, sin lugar a dudas, está afectando a los cultivos y modificando el carácter de los vinos, modificaciones que en algunas comarcas han resultado beneficiosas, como en opinión de Felipe Nalda es el caso de Rioja: “El cambio climático nos ha llevado por buen camino, de momento, pues ahora ya no se pierde una cosecha; al contrario, se garantizan”.
El maestro consagrado que en 1964, con apenas 24 años, tomó las riendas enológicas de Bodegas Riojanas, llevándolas durante casi medio siglo, habla de la evolución de la enología y de su propio trabajo con la humildad de los sabios. “Ha habido un salto muy importante. Los años 80 fueron los de la incorporación de la tecnología, instalación para el frío, acero inoxidable, máquinas de prensado más eficientes… Ya entrada la década de los 90, nos dimos cuenta de la necesidad de que los enólogos saliéramos al viñedo para preocuparnos por la calidad de la uva, pues no éramos magos capaces de convertir uvas mediocres en grandes vinos”. A pesar de la incorporación de la tecnología, piensa que podemos seguir hablado de vinos de “elaboración artesana”, pues tenemos muchos más medios para que el proceso se desarrolle de la mejor forma posible, “pero nuestra intervención es solo para dirigirlo”. Y se muestra convencido de que, además del cambio climático, otro de los cambios más importantes que se han producido en la enología actual ha sido “la incorporación de mujeres a la profesión, por supuesto licenciadas”.
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