La enfermedad que venía padeciendo nos hacía temer que la noticia podía llegar cualquier día, pero no por ello ha dejado de causarnos el hondo pesar que produce la pérdida de alguien a quien hemos sentido siempre muy cercano desde los comienzos, hace ya casi treinta años, de esta aventura personal y periodística que es La Prensa del Rioja. De hecho fue él el primer entrevistado en el número uno de la revista y fue precisamente ‘una institución del Rioja’ el título que pusimos a aquella entrevista.

 

Texto: Javier Pascual

No es fácil resumir en unas líneas lo que ha representado su figura porque, en efecto, hablar de Pedro López Heredia es hablar de una institución, una personalidad con importante peso en la historia de la D.O. Calificada Rioja durante el último medio siglo. Como vocal del Consejo Regulador en los años setenta y ochenta, Pedro participó muy activamente en la gestión de la Denominación en una época en que se tomaron decisiones estratégicas que sentaron las bases del modelo actual de Rioja, como fueron el establecimiento de las categorías de envejecimiento y la consecución de la ‘calificada’, o la apuesta por los controles de calidad y el embotellado en origen. Junto a un grupo de bodegueros y profesionales del sector que demostraron gran capacidad de liderazgo y visión de futuro, Pedro López Heredia se comprometió en la defensa de los intereses de Rioja con la vehemencia y capacidad crítica que le caracterizaban, pero también con la precisión y justeza que sus amplios conocimientos y condición de abogado le permitían.

Como tercera generación de una de las grandes familias bodegueras que han escrito la historia del vino de Rioja del último siglo y medio, Pedro mostró siempre su profundo respeto a la obra de sus antecesores, como nos relataba en aquella entrevista del año 1985, pocos días antes de fallecer su padre Rafael. E igualmente mostró su compromiso por transmitir a la siguiente generación los mismos valores y la misma forma de vivir y entender el vino que había heredado. Su trayectoria en la bodega desde su incorporación en 1954 fue siempre coherente con esos principios, lo que le permitió ganarse el respeto de toda la profesión, tanto dentro como fuera de Rioja, y la fidelidad de unos consumidores que consideran a la marca como un auténtico emblema de tradición y bien hacer.

Entre los muchos episodios que nos relató sobre su trayectoria vital, la razón por la que estudió Derecho refleja en buena medida la filosofía familiar, su pasión por un estilo de elaboración y crianza de los vinos “lo más natural y artesanal” posible. “Me decidí por hacer Química, entendiendo que era lo más preciso para la bodega, pero mi padre se puso muy serio y me dijo que era muy libre de cursar lo que quisiera menos Química, ‘porque sentirás muchas tentaciones de hacer de un vino malo otro bueno, y eso no está bien’. Así que, sin tener vocación de letras, porque ya me atraían las viñas y la bodega, estudié Derecho”. Su vocación bodeguera no ofrecía, por tanto, ninguna duda y patear las viñas a diario y salir de caza continuaron siendo, mientras la salud se lo permitió, sus aficiones favoritas. De su forma de entender el vino, nos dejó también toda una declaración de principios: “los nuestros son vinos para acompañar la comida, no los entiendo de otra manera”. “Son francos y equilibrados, y siempre he dicho que ese es el auténtico vino de mesa, que no hastía y que, cuanto más bebes, más te estimula el apetito y ayuda a una buena digestión”.

Nuestras más sentidas condolencias para la esposa e hijos de Pedro López Heredia, cuyo recuerdo permanecerá siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón. Descanse en paz.