Pongamos los adjetivos que pongamos –y la verdad es que habría que tirar de diccionario para dar con los más ajustados– lo cierto es que el Barrio de la Estación de Haro ha vuelto a hacer historia presentando un atractivo programa organizado en los días 18 y 19 de septiembre. Más allá de las incomodidades por organizar unas atractivas catas que resultaron más que numerosas, con una maquinaria no especialmente engrasada para lo que se esperaba, lo cierto es que dividir el evento en dos muy diferentes programas y, en ambos casos, ofrecer lo más “vendible” de un Barrio único en el mundo donde se juntan bodegas centenarias, tenía que tener la respuesta esperada de profesionales y de consumidores de vino. Siempre es un placer revisitar bodegas centenarias como R. López de Heredia y Landeta –1877–; la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE) –1879–; A. y J. Gómez Cruzado –1886–; La Rioja Alta S.A. –1890–, a las que se fueron uniendo en el siglo pasado Bodegas Bilbaínas –1901–; Muga –1932– y Bodegas Roda, fechada en 1987.

Texto: Antonio Egido

 

El primer capítulo de la historia de ´La cata del Barrio de la Estación’ lo escribieron el siempre documentado Luis Vicente Elías, quien ofreció una visión histórica del Barrio apoyado en imágenes, que el Master of Wine y galardonado periodista del mundo del vino, Tim Atkin, remató con una cata temática donde se degustaron los siguientes vinos: Viña Tondonia tinto gran reserva (1981); gran reserva Viña Pomal (1987); Imperial gran reserva de CVNE (1988); Prado Enea gran reserva de Muga (1994); Roda I reserva (1994); gran reserva 904 de La Rioja Alta S.A. (1995); Gómez Cruzado gran reserva (2007); gran reserva 890 elección especial de La Rioja Alta S.A. (2001); Viña Tondonia tinto reserva (2004); Roda I reserva (2004); Imperial reserva de CVNE (2010); Alto de la Casera Viña Pomal (2010); Torre Muga (2010) y Gómez Cruzado Pancrudo (2013) con lo que conseguimos hacer un viaje  de los sentidos en un trayecto por vinos muy diferentes, la mayor parte de ellos sorprendentes que nos volvían a demostrar que el despertar del vino en la copa te puede dejar experiencias para el recuerdo. Con detalles de cada uno de los vinos y explicación minuciosa del desarrollo de la vendimia de ese año, Tim Atkin  nos ayudó a fijarnos en colores, olores y sabores de 14 vinos que consiguieron meter en nuestros cerebros historias del Rioja.

La jornada continuó con la visita libre a las 7 bodegas del Barrio de la Estación para catar en primicia las próximas añadas en un amplio horario de 11.00 a 19.00 h, sin olvidar la comida en la carpa ubicada en el centro del Barrio de la Estación, donde se ofrecieron dos menús típicamente riojanos.

El segundo capítulo de este libro abierto al mundo del vino tuvo como protagonistas al consumidor de vinos que pudo disfrutar de distintos vinos en cada de las bodegas y una apetitosa degustación de tapas, a lo que se unieron actividades particulares en cada una de las 7 participantes en el evento, y las generales como la exposición fotográfica en colaboración con Ruta del Vino Rioja Alta al aire libre en las calles del Barrio de la Estación, así como los pasacalles de Dixie-Band y los Conciertos de Jazz ‘Dixie Cream Jazz Band’ y ‘Biribay Jazz Swingers & Company’ en el escenario de la zona gastronómica, en colaboración con El Rioja y los 5 Sentidos.

Como el éxito viene definido no por lo que ofreces –solamente– sino por la respuesta que consigues del público, los organizadores pueden estar bien satisfechos de una experiencia enológica que, aunque haya tardado mucho en llegar, estamos seguros de que lo ha hecho para quedarse. Ha valido la pena poder volver a disfrutar de un barrio único en el mundo.