Según el enólogo de Bodegas San Prudencio “con este vino hemos querido volver a nuestras raíces, nunca debemos olvidar el camino que nos trajo hasta aquí”. Está elaborado a partir de tempranillo de altura y garnacha vieja, que tras una vendimia manual de los mejores racimos se elabora de forma tradicional.
El mosto se somete a fermentación maloláctica en barricas y, posteriormente, tendrá una crianza de dieciocho meses en las mismas cubas antes de afinarse en botella. Es un vino ideal para acompañar todo tipo de carnes y asados y que estará en perfecto estado hasta finales de 2020. Ha recibido una Medalla de Oro en Challenge International du Vin,