Ha pasado mucho tiempo desde que las primeras botellas de Monte Real vieran la luz en 1933. Por entonces, el enólogo de Bodegas Riojanas, el francés Gabriel Larrendant, reconoció el extraordinario potencial del viñedo El Monte, en Cenicero.
El tiempo sigue su curso y Bodegas Riojanas, consciente de que debe evolucionar para asegurar la continuidad del legado familiar que representan los vinos Monte Real, recupera la visión de Larrendant y vuelve a inspirarse en el viñedo El Monte, origen de la marca.
En primer lugar, se seleccionaron las parcelas más idóneas, de entre las 40 que pertenecen a Bodegas Riojanas en El Monte. Se debía decidir con cuidado, ya que habían de expresar de forma única la esencia del viñedo en el nuevo Monte Real Cuvée.
Tras dos años de intenso trabajo, se eligieron los cuatro mejores viñedos de más de 40 años de edad, ubicados a 450 metros de altitud, de suelos arcillo-calcáreos con muy bajo rendimiento, tres hectáreas de Tempranillo y una hectárea de Graciano de grano pequeño y baja productividad.
Los cuatro viñedos se vendimiaron a mano en pequeñas cajas de 15 kilos, que se seleccionaron nada más entrar en bodega. Sólo las mejores uvas llegaron a los pequeños depósitos de acero inoxidable de 10.000 litros, en los que la fermentación alcohólica se realizó utilizando levaduras autóctonas propias seleccionadas en las mismas parcelas. A la maceración del vino con los hollejos y la fermentación maloláctica en 60 barricas nuevas de roble francés y americano, siguió una crianza de 18 meses en las mismas cubas.
El máximo cuidado del viñedo y de la elaboración ha dado como resultado un vino aromático, con intensas notas de frutos del bosque, moras, arándanos, muy bien integradas con los matices que aporta la crianza en madera de roble, especias, regaliz, chocolate, toffee, finos tostados.
Elegante, jugoso, envolvente, Monte Real Cuvée es el símbolo de la evolución de la marca, vino hecho por el mismo terruño que creó las primeras botellas.