El pasado tonelero de Alex Simó, director gerente de Bodegas Luis Alegre, (primero en la tonelería Radoux-Victoria (Burdeos-Rioja) y, posteriormente, como cofundador de la firma Quercus en La Rioja Alavesa), hace que para él, “la elección de las barricas no suponga un proceso de compra sin más, sino la realización de una selección de la madera desde que el roble está en el bosque”, explica la bodega en un comunicado. Por ello, viaja a las diferentes regiones de Francia para elegir directamente los robles franceses con los que se fabrican sus barricas.
En Bodegas Luis Alegre entienden la enología siempre acompañada de lo que llaman ‘crianza de precisión’, término acuñado por ellos, “refiriéndose al control exhaustivo de las condiciones químicas y físicas que deben cumplir las barricas donde se criarán los vinos”.
El proceso de compra “es absolutamente integral. Adquiere el tronco ‘en pie’ o Haute Futaie y éste pasa al aserradero donde se transforma en ‘duelas brutas’ o ‘tablones’ que se ubican en el parque de secado a la intemperie donde permanecen durante tres años realizando el proceso de ‘afinado’.
En este tiempo tiene lugar la reducción de aquellos taninos amargos, fundamentalmente elagitaninos, mediante el agua de lluvia que favorece la lixiviación junto al agua de riego que se aplica en la estación seca, la degradación por el sol y el propio aire.
Uniendo estos pasos, se logran unas maderas extraordinariamente finas, no invasivas en el vino, con un tanino elegante y un aporte aromático perfecto”.
Después de aproximadamente tres años, “se lleva a cabo la creación artesanal de las barricas en la que se presta atención especial a la fase de tostado durante la cual se genera una parte importante de los aromas que se incorporarán al vino durante la crianza en barrica”.