El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Que vivimos en un sinvivir, no solamente es causa de una COVID-19 que no deja de abandonarnos, aunque los que hemos recibido ya las tres dosis de vacunas, nos sentimos más seguros, porque sus efectos en nuestros cuerpos siempre son menos peligrosos que los que no han recibido ninguna dosis y todo ello hilado con un hilo muy fino pues los científicos deben seguir investigando sobre el tema. Ahí dejo los problemas derivados de la COVID persistente que nubla el futuro de quienes lo padecen.
Pero quisiera unir este tema a los rumores convertidos en informaciones que atacan al mundo del vino. Por ello el Ministerio de Sanidad, ante las reiteradas informaciones y comentarios que calificaban como “falsos” ha tenido que sacar una nota de prensa para específicamente indicar que “es una información falsa que se vaya a obligar a bares y restaurantes a no dar vino o cervezas en sus menús”. Junto a ello este Ministerio del Gobierno español ha querido recordar, para el que quiera informarse, que la nueva Estrategia de Salud Cardiovascular establece “recomendaciones de hábitos saludables”, algunas de las cuales hacen referencia a la comida y en las cuales finalmente no habrá mención al alcohol.
Y es que tampoco podemos, ni debemos olvidar que, las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en el Estado español, con 119.853 fallecimientos en 2020 según el Instituto Nacional de Estadística (INE), así como una de las principales causas de ingreso hospitalario. Pero de ahí a que se prohibiera en consumo de vino, siempre con moderación -aunque en un primer momento seguro que estaba en la mente de los políticos-, hay un largo trecho.
Por lo tanto, debemos quedarnos con lo más positivo de esta información/contrainformación/rumor/contrarumor y es que no hay prohibición en los menús que se sirven en bares y restaurantes de este país, pero al mismo tiempo, como cualquier Denominación de Origen, debemos aconsejar un uso responsable de un producto que tiene alcohol, por lo que su consumo debe ser siempre moderado.
Un tema, el del vino, que siempre le hemos visto relacionado con lo que llamamos como dieta mediterránea, que en este país es posiblemente la dieta principal con la que nos alimentamos. De hecho, recurrimos al diario La Vanguardia donde leemos que: “los tres pilares de la dieta mediterránea son el aceite de oliva, los cereales –de los que se obtiene el pan– y el vino”. Así de taxativo se expresa el Dr. Ramón Estruch, consultor del servicio de medicina interno del Hospital Clínic de Barcelona, y gran estudioso de la dieta mediterránea desde hace más de 25 años.
Ramón explica que al referirse a dieta mediterránea, se toma como referencia la dieta –conjunto de sustancias que regularmente se ingieren como alimento, según la RAE– que se consumía en los países mediterráneos en la década de los sesenta, en especial la dieta de la isla de Creta. ¿Cómo aconteció todo?
Ocurrió al final de la Segunda Guerra Mundial, Ancel Benjamin Keys un médico estadounidense confinado en el ejercito aliado que combatía a Benito Mussolini, se sorprendió de la dieta que se practicaba en Italia, en especial en la zona de Nápoles, sobre todo porque ésta era muy distinta a la de otras regiones de Europa. Una vez acabada la guerra, Keys se decidió a estudiar la influencia de las diferentes dietas y su relación con diversas enfermedades. Escogió siete países y descubrió que los índices de mortalidad cardiovascular eran mayores en países como Estados Unidos o Finlandia, ambos países muy desarrollados, comparados con Grecia, y en especial con la isla de Creta. Estos descubrimientos le llevaron a escribir un libro de referencia llamado ‘Come bien y permanece bien, la manera Mediterránea’. Por cierto, y esto lo añadimos nosotros, Keys es considerado como el gran impulsor de la denominada dieta mediterránea, lo que predicó con el ejemplo llevándola a la práctica y a ello se atribuye su carácter centenario. El cuál, fue contradicho por nuevos estudios sobre la grasa con relación a las enfermedades cardiovasculares. Los principales científicos que contradijeron la hipótesis de Keys, fueron Yerushalmy y Hilleboe que en 1957 descubrieron que el Dr. Keys disponía de datos de 22 países, pero que solamente publicó los concernientes a 6 países que demostraban su hipótesis. Los datos de los restantes países rechazaban la hipótesis propuesta por Keys, por lo que el porcentaje de grasas en la dieta no era la causa directa de las enfermedades cardio−vasculares.
Volvemos al diario La Vanguardia para seguir con el Dr. Estruch que explica que estudios posteriores confirman que esta dieta protege en un 20 % los efectos y la aparición de algunas enfermedades: enfermedades crónicas cardiovasculares, diabetes, algunos tipos de cáncer o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Sin embargo, estos beneficios están supeditados a un consumo responsable: como máximo una copa de vino al día para mujeres y dos para hombres. Por todo ello no podemos por menos que recomendar moderación en el consumo del vino.