La nueva añada cambia por dentro y por fuera porque no hay dos cosechas iguales, ni un rayo cae dos veces en el mismo lugar
No hay dos Rayos iguales, porque no hay dos añadas iguales. Con El Rayo, Bodegas Olarra lleva al límite el concepto de mínima intervención sobre el viñedo, para elaborar un vino que refleja con total fidelidad su añada.
Y como no hay dos cosechas iguales, ni un rayo cae dos veces en el mismo lugar, El Rayo Olarra 2020 cambia también por fuera. Las dificultades por las que pasó el viñedo en momentos relevantes de la campaña, a las que sorpresivamente se unió una pandemia mundial, nos deja un rayo mucho más potente, más sobrio y con la energía resultante de enfrentarse a la adversidad, explica la bodega.
Las bajas temperaturas de abril retrasaron la brotación, que cuando llegó fue lenta y compleja. Mayo nos trajo lluvias abundantes y elevadas temperaturas, con lo que la brotación explosionó de repente y se acrecentó el riesgo de enfermedades. El agricultor puso todo su talento al servicio del viñedo y consiguió evitar la propagación de posibles plagas. Llegaron las granizadas de agosto, fuertes y muy localizadas. En septiembre el viento del norte llevó al viñedo bajas temperaturas nocturnas que favorecieron una óptima maduración y garantizaron la sanidad del fruto. “Si en el campo la pandemia mundial apenas tuvo repercusión en las labores del viñedo; las medidas sanitarias en el interior de la bodega dificultaron el trabajo y los cuidados que un vino tan especial para nosotros necesitaba”.
Tantos contratiempos tenían que dejar su huella. El Rayo Olarra 2020 es un vino potente, enérgico y vibrante. Con muchísimo carácter. Quizá no sea una coincidencia que su capa sea oscura, que los frutos negros sobresalgan en su aroma y que tenga en boca una textura profunda y muy duradera.
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