Continuando con su filosofía de profundizar en la elaboración de vinos singulares, arraigados a la comarca y con una marcada identidad, Sonsierra lanza al mercado la primera añada de su Tempranillo Blanco. Un vino de edición limitada, criado en madera sobre sus lías y elaborado a partir de esta variedad surgida de una mutación por “albinismo” del Tempranillo Tinto que, gracias a su perfecta adaptación al terruño de la Sonsierra y a sus peculiares características, promete regalarnos grandes blancos.
La variedad Tempranillo Blanco fue descubierta en Murillo de Río Leza a partir de una mutación natural de su homónima el Tempranillo Tinto en 1988. Desde entonces varios estudios y ensayos realizados en la D.O.Ca. Rioja han confirmado el enorme potencial de esta nueva uva. Tanto es así que en 2009 el Consejo Regulador de Rioja la incluyó en su catálogo de variedades autorizadas, inalterado desde 1925.
Tras varias microvinificaciones que revelaron su perfecta adaptación al terruño, Bodegas Sonsierra lanza ahora la primera añada de un monovarietal de esta variedad, Sonsierra Tempranillo Blanco 2015, con uvas plantadas en 2011 en parcelas por encima de los 500 m de altitud, en las faldas de la Sierra del Toloño.
La elección de estas parcelas, de suelos arcillo calcáreos y orientación Sur, no es casual ya que se trata del hábitat ideal para esta variedad de maduración precoz que se expresa mejor en territorios frescos y donde la orientación Sur favorece un desarrollo vegetativo óptimo y una maduración uniforme.
Tras una vendimia exclusivamente manual con una rigurosa selección de los frutos en óptimas condiciones sanitarias y de maduración el vino se ha elaborado con crianza en barricas sobre sus lías con el fin de dotarlo de mayor armonía y untuosidad en boca.
“Es un vino con un enorme potencial, con el que intentamos llegar a todos los paladares, hasta los consumidores más alejados del vino, a los que seguro cautivará por su fragante nariz con aromas de frutas golosas y su espléndida boca llena de cuerpo, untuosidad y chispeante acidez”, comenta el enólogo Rafa Usoz.
Es un monovarietal capaz de reflejar una gran variedad de matices aromáticos y sensaciones gustativas, notas que se presentan de una forma compleja y llena de armonía, en parte, apadrinada por la crianza en barricas con sus lías. Su nariz es singular, cautivadora y expresiva. Destacan sus aromas de fruta blanca y tropical junto con ligeras notas tostadas y de canela sobre un fondo cítrico acompañado de toques florales. En boca es amplio, goloso y fresco, con una sutil textura sedosa y un final persistente lleno de recuerdos frutales.