Algunos miembros de la asociación Menudas Bodegas de Rioja en la rueda de prensa de presentación.

Diez pequeños elaboradores han puesto en marcha una nueva asociación, Menudas Bodegas de Rioja, para reivindicar las pequeñas producciones, poner en valor su modelo, defender su autenticidad y presentar “vinos que enamoren”

Texto: Mirian Terroba

Son 10 bodegas que elaboran menos de 5.000 botellas al año y que ahora se han unido en una nueva asociación, Menudas Bodegas de Rioja, para dar visibilidad a sus pequeños proyectos. “Comenzó cuando unos pequeños elaboradores empezamos a conocernos y ver que, con dos, con cuatro, con seis, con ocho barricas se podía hacer vino y que podíamos defender nuestro proyecto particular”, explica Rufino Lecea, de Bodegas Reminde y tesorero de la asociación.

La idea de la que surge la asociación era “colaborar, aprender unos de otros, presentarnos y, sobre todo, animarnos a seguir adelante con estos proyectos que realmente son difíciles, pero que todos nosotros lo tomamos como un reto muy emocionante”. En realidad, “somos bodegas muy pequeñas en cuanto a la cantidad que elaboramos, pero, sin embargo, tenemos un espíritu muy grande, y un amor al vino que, como decimos, ensancha el alma”.

A pesar de ser bodegas pequeñas, continua Lecea, “queremos presentar vinos bellos, vinos que enamoren, vinos que nos encanten a todos. ¿Por qué lo bello puede ir asociado a lo pequeño? Porque podemos recorrer nuestras viñas, estudiar nuestras cepas una a una, viendo lo que nos dan, podemos coger las mejores uvas y llevarlas para elaborar un vino que mimamos, que acariciamos casi y que metemos en unas poquitas botellas, con todo el cariño y esmero para que el consumidor final sea capaz de apreciarlo. La idea de Menudas Bodegas es bodegas pequeñitas en cantidad pero que son capaces de hacer algo grande, algo hermoso”.

Visibilización y defensa de intereses

¿Qué objetivos persigue la Asociación? Adrián Moreno, de Bodegas Rulei y presidente, explica que “el primero es, muy obvio, buscar una representación y una defensa de nuestros intereses. El segundo y más importante es visibilizar los intereses y los objetivos de todas las pequeñas bodegas que hay dentro”.

Además de dar voz a estas pequeñas bodegas, la asociación quiere atender “intereses particulares de colaboración entre nosotros” como contratar servicios en común ya sea para la venta y distribución, marketing para fomentar la visibilidad, para mejorar los servicios de comunicación, o asesorías para los múltiples trámites que tienen que hacer como bodegas e industrias agroalimentarias.

Reivindican, por ejemplo, una reducción de la burocracia a la que se enfrentan las pequeñas bodegas y la eliminación del mínimo de barricas para envejecimiento. “Creemos que eso es una barrera de entrada y no tiene ningún sentido que una bodega tenga que tener 50 barricas para poder certificar que tu vino tiene un envejecimiento en barrica” señala el presidente.

De la viña al consumidor

“Somos bodegas que, como dicen nuestros estatutos, elaboramos menos de 5.000 botellas cada año”, destaca Elena Corzana, de la bodega que lleva su nombre y secretaria de la asociación. “Nosotros estamos en la viña, estamos haciendo el vino, lo estamos vendiendo, llevando cajas a los bares o restaurantes y recibimos a las personas en la bodega. Es lo que en Francia le llaman ‘Vigneron’. De la viña a la bodega, y después el contacto con la gente, que para nosotros es muy importante”.

Todo esto también ayuda, de cierta manera, a una conservación del patrimonio, señala Corzana, “porque todas nuestras bodegas son casas viejas del pueblo, bodegas antiguas, pequeños calados, estamos conservando ese patrimonio, dándole valor. Igual que damos valor al territorio porque está viniendo gente de todo el mundo a conocer nuestros pequeños proyectos. Queremos resaltar esta forma de vida y esta aportación de valor al territorio”.

La forma de trabajar en estas bodegas, reconoce Elena Corzana tiene sus ventajas y sus desventajas. “Lo tenemos todo muy controlado, porque si tenemos tres, cinco, ocho barricas, o tinajas, por ejemplo, estos materiales están tan cerca y son tan pequeños que se pueden controlar muy bien. Desde ese punto de vista, está todo cuidado, con mucho cariño y con detalle. Por otro lado, que todo sea tan pequeño, supone muchos costes que hay que amortizar en menos botellas”.

La asociación se ha fundado con 10 bodegas -Rulei, Reminde, Elena Corzana, La Bodeguita Escondida, Jaime Ruiz, Óscar Pérez, Jairus, Horola, Gama y Larraz- y está abierta a las bodegas de la DOCa. Rioja que elaboren un máximo de 5.000 botellas al año y compartan su filosofía.

 

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