El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Las estadísticas que han cerrado el año 2017 del mundo del vino, hablan, y muy bien, del consumo de los vinos blancos, con aumento espectacular sobre los datos del año 2016. El consumidor se está inclinando por ellos y se está gustando con una copa de blanco en las manos.
Para el mundo del vino, con los blancos se abre una nueva ventana hacia la venta ya que, quieran o no deben, los bodegueros deben estar siempre muy atentos a los gustos de los consumidores y los consumidores muestran cierta inclinación hacia los blancos. Por ello recurrimos a para encontrarnos en ‘vinetur.com’ una clasificación de los tipos de vino blanco que son:
Vinos «jóvenes» o del año, donde predominan los caracteres de juventud o primarios, especialmente los aromáticos, pudiendo evolucionar positivamente por reducción en botella solo en determinados casos.
Vinos «criados o envejecidos en barrica», donde después de una estancia en barricas de madera, seguido de otro periodo en botella, los vinos pierden la frescura de la juventud y adquieren otros caracteres sensoriales de tipo terciario o maderizados.
Vinos «fermentados en barrica», que presentan aspectos intermedios entre los anteriores, pero con matices sensoriales más profundos y diferenciadores.
Vinos «generosos» de crianza, fundamentalmente oxidativa y en algunos casos bajo un velo de levaduras, poseyendo unos caracteres sensoriales de una gran tipicidad.
Otra forma de clasificar los vinos blancos es atendiendo a su origen o variedad de uva utilizada en su elaboración, clasificándose éstos en los siguientes grupos:
Vinos blancos «neutros» que no poseen un aroma varietal particular, pero que pueden tener aromas primarios de juventud procedentes del proceso de elaboración.
Vinos blancos «aromáticos» donde la variedad de uva comunica un perfil sensorial característico, especialmente en el apartado de aromas, destacando variedades como: albariño, chardonnay, chenin blanc, godello, malvasía, moscatel, petit arvine, riesling, sauvignon blanc, treixadura, viognier, etc.
Las variedades de uva blanca
Uno de los caracteres más importantes de los vinos blancos es la presencia de aromas varietales de mayor o menor intensidad, cuyo origen se encuentra en las distintas variedades de uva, y siempre que estén cultivadas de forma correcta, evitando la aparición de enfermedades que pudiesen afectar a la calidad de la vendimia, y controlando su maduración para determinar el momento óptimo de realizar la vendimia.
Además de los aromas, otra importante característica de estos vinos, se encuentra en un equilibrio de sensaciones en la boca, donde juegan un importante papel la acidez, y otras sustancias que le confieren una mayor estructura o volumen, tales como azúcares residuales, glicerina, etc.
El perfil aromático de cada variedad de uva se expresa según la síntesis y acumulación de los compuestos aromáticos en diversas partes de la uva, donde destaca fundamentalmente el hollejo, habiéndose descubierto en la actualidad un buen número de estas sustancias, donde destacan las familias de terpenos, norisoprenoides, metoxipirazinas, tioles, ácidos grasos, compuestos fenólicos, etc.”.
Y en otra de las muchas páginas de ‘vinetur.com’ nos descubren 13 mitos y propiedades del vino blanco que son los siguientes:
1.- El vino blanco no es blanco. Ni las uvas con las que se elabora son necesariamente uvas blancas. El vino blanco es el único que se puede elaborar con cualquier tipo de uva. Y es que dentro de los blancos están los ‘blanc de blanc’ y los ‘blanc de noirs’, configurados con uvas negras.
2.- Añadas y cuerpo. Los blancos son más ligeros por la maceración, pero si la variedad de uva es potente, el vino puede tener tanta presencia como un tinto. Por otra parte, pueden encontrarse muchos buenos blancos con crianza e incluso con reserva y más de diez años de envejecimiento en botella.
3.- ‘El vino para el pescado’. Los blancos pueden ir perfectos con guisos potentes de ave (y patés), sopas y platos que contengan carne. Los sauvignon blanc, con una acidez marcada y fresca o los vinos untuosos al estilo de los rieslings de Alsacia y Alemania suelen acompañar casi cualquier preparación con cerdo, carnes grasas y salsas. Además, variedades como el pinot gris y verdicchio producen vinos perfectos para servir acompañando platos especiados e incluso picantes.
4.- Maridaje con quesos. Siempre se ha pensado que los quesos sólo maridan con tintos, pero hay blancos que van perfectos con quesos tipo brie o muy tiernos, o incluso con ciertos quesos curados.
5.- Enorme variedad. Dentro de los blancos también hay muchas diferencias en función de la variedad de uva escogida para su elaboración. No es lo mismo un verdejo, ahora tan de moda, que una garnacha blanca, que tiene una estructura muy similar a los tintos.
6.- Tomar siempre fríos. Determinados blancos muy jóvenes y con una elevada acidez pueden servirse fríos, pero es sólo porque sus cualidades son limitadas. En cuanto un blanco gana temperatura, hasta un límite de unos 12º centígrados, asoman unas cualidades aromáticas que por debajo de los 8º pasan desapercibidas.
7.- El vino blanco es bueno para el corazón. Un estudio realizado en la Universidad de Connecticut desveló que beber una o dos copas de vino blanco al día reduce las secuelas que puede dejar un paro cardíaco. También protege el corazón del envejecimiento, manteniendo en buenas condiciones los ventrículos.
8.- Previene las enfermedades pulmonares. El consumo moderado de vino blanco a lo largo de una vida, puede mejorar la salud pulmonar y prevenir la aparición de las enfermedades que afectan el sistema respiratorio.
9.- Previene el cáncer de mama. Hasta hace poco se creía que solo el vino tinto era capaz de prevenir la aparición del cáncer pero el vino blanco también protege las células e impide el avance del cáncer, sobre todo del cáncer de mama.
10.- Poder antioxidante. Se ha comprobado que el vino blanco contiene una cantidad de antioxidantes similar a la que se encuentra en el aceite de oliva o el vino tinto.
11.- Ayuda a mantener la línea. Las dietas para adelgazar pueden permitir el consume de vino blanco. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Hohenheim encontró que una dieta en la que el 10% de las calorías provengan del vino blanco, permite una pérdida de peso más rápida.
12.- Protege el cerebro. Se ha comprobado que tres copas de vino blanco a la semana tienen un efecto protector sobre el cerebro, ya que el ácido fenólico protege de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia.
13.- Adiós resaca. Las bebidas alcohólicas oscuras contienen más congéneres, componentes biológicamente activos que se cree son responsables de las resacas. El vino blanco tiene muchos menos que el tinto (y que el ron, el whisky y el coñac)”.
Si no ha probado vinos blancos, le recomendamos que lo haga. Hay uno, por lo menos, para cada gusto.