El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Llegadas estas fechas, hemos solicitado a nuestro buscador que nos abra los ojos ante el disfrute del vino en esta época del año, es decir el verano, pidiéndole que nos ofrezca páginas e informaciones en las que nos hablen de “vino y verano”, siendo tantos los resultados que nuevamente nos damos por satisfechos.
Como cuando acudimos a ´totalsafepack.com´ para encontrarnos con la información “Consejos para disfrutar del vino en verano”, que son los siguientes: “(…) Lo cierto es que en verano, igual que nos gustan las comidas más frescas y ligeras con los vinos sucede exactamente lo mismo. Y es que es lo que nos pide el cuerpo, algo fresco y ligero que llevarse a la boca.
Precisamente por ello, los vinos que más triunfan en verano, a parte de la archiconocida sangría y tinto de verano, son los vinos blancos y rosados. Pero ojo, el verano también puede ser ocasión para degustar un buen vino tinto si este se sirve a la temperatura idónea. No hay que dejarse llevar por las modas y nuestro consejo es hacerle caso a los expertos, que de esto saben un rato. Sin más pasamos a la pregunta del millón.
¿A qué temperatura servir el vino en verano?
Vinos blancos: Los expertos indican que es idóneo tomarlo entre 8 y 10 grados. Si la temperatura es superior o inferior correríamos el riesgo de que el vino perdiese sus propiedades organolépticas. A tener en cuenta también que cuanta más temperatura coja el vino, mayor será su sensación de alcohol. Y cuanta menos temperatura tenga menos podrás apreciar todos los aromas del vino.
Vinos tintos de crianza: los tintos permiten algo más de temperatura de consumo. Para ser concretos los vinos tintos de crianza, es ideal consumirlos ahora en verano entre 14 y 17 grados. A esta temperatura conseguiremos que sea fresco al paladar sin renunciar a sus propiedades ni aromas. Los crianza son especialmente sensibles al frío, así que ojo con enfriarlos demasiado.
Vinos tintos reserva: los tintos de reserva deberían consumirse a una temperatura de 17 grados. Es la temperatura a la que mejor podremos apreciar todos esos aromas secundarios y terciarios característicos de un vino que ha envejecido más.
Vinos rosados: los rosados, similar a los blancos se recomienda que se degusten a temperaturas inferiores que el tinto. Lo ideal sería entre 10 y 12 grados. De este modo se consigue mantener todos los aromas de crianza que puedan destacar en un vino rosado.
Vinos espumosos: junto con los blancos y rosados también son los que más se consumen en verano, ya que se tienen que tomar bien fríos. La temperatura ideal sería a 7 grados.
Cómo servir el vino a la temperatura idónea
Es bien sencillo, el mejor método es el tradicional de toda la vida; en cubitera con hielo y agua bien fría. Existen otros métodos como envases termo o la propia nevera, pero el vino tardará mucho más tiempo en enfriarse. Lo que si que te recomendamos es que no uses el congelador bajo ningún concepto. Al someter el vino a una bajada de temperatura demasiado brusca podrías estropear todas sus propiedades organolépticas. Lo mismo que si sirves el vino en copas que hayas puesto en el congelador (este método ni siquiera se recomienda para la cerveza).
El grado de alcohol
El grado de alcohol también es un factor importante que solemos tener en cuenta en verano cuando consumimos vino. Al sudar más en los meses de verano, nos sentimos más incómodos. Si a esto le añadimos el peso del alcohol la sensación de pesadez es todavía mayor. De ahí a que en verano nos decantemos por vinos con menor graduación alcohólica.
Conclusiones
Como hemos explicado no hay que dejarse llevar por las modas. En verano hay más tendencia de tomar vinos tintos y rosados, pero esto no significa que no se pueda degustar un tinto siempre que se tome en las condiciones idóneas. Esperemos que nuestros consejos te sean de utilidad este verano. Saludos”.
Pasamos a ´bodegainiesta.es´ donde nos aportan trucos para “conservar el vino en verano”, que son los siguientes: “Lo ideal para conservar el vino es una vinoteca, ya que así logramos mantenemos la temperatura de conservación perfecta y óptima para nuestros maravillosos vinos, y a la vez la de servicio, pero también es posible conservar las botellas sin tener que rascarnos el bolsillo. Estos 5 consejos os ayudarán a lograr una mejor conservación del vino:
(…) ¿Con luz o sin luz? – Es imprescindible que nuestros vinos no sufran una luz directa, puesto que la luz del sol contribuye a acelerar las diferentes reacciones químicas que no son idóneas para asegurar un perfecto mantenimiento del producto.
Mejor con ventilación – Para asegurar la correcta conservación es importante contar con ventilación para evitar hongos o fuertes olores que puedan perjudicar el estado del vino.
¿Cómo colocamos las botellas? – Habitualmente vemos las botellas colocadas en posición vertical, pero la posición más recomendada para la conservación es en posición horizontal, o boca, abajo, para evitar que se seque el corcho y pierda su elasticidad que es lo que consigue un cierre hermético en la botella.
¡Nunca dejar el vino en el coche! – Dejar las botellas de vino en el coche es una mala idea, ya que se alcanzan temperaturas muy altas dentro de él y por lo tanto deterioraríamos el vino.
Cocinas y comedores… ¡Mejor evitarlos! – Es posible que muchos tengáis botellas en vuestras cocinas o comedores en algún tipo de mueble para cocina. Aunque se trata de un recurso aceptable es poco recomendable puesto que tanto la cocina como el comedor son zonas que cuentan con una variación de temperatura alta y el nivel de humedad puede que no sea el adecuado para garantizar el buen estado del producto en el momento de descorcharlo. Es más recomendable dejar las botellas en un sótano o trastero.
Tengo una botella abierta… ¿Cómo puedo conservarla?
Antes de nada, debemos saber que una vez abierta la botella de vino, este empieza a oxidarse y a perder sus propiedades. Para poder lograr retener al máximo el poder de oxidación, necesitaremos mantener el vino a temperaturas bajas (de nevera) y disponer de un tapón especial para extraer el oxígeno. Lo que debemos hacer es retardar el proceso de oxidación lo máximo posible. Aunque si nos permitís un consejo fácil y económico, en el caso de no disponer de esta clase de tapones para el vacío, antes de cerrar la botella con el mismo corcho soplad dentro de la botella. Con esta acción estaremos depositando dióxido de carbono (más pesado que el oxígeno) dentro de la botella protegiendo, así, el vino de su acción oxidante. De esta manera nuestros caldos aguantaran como máximo unas 36 h.
Al sentarnos a la mesa y abrir una botella, con estas temperaturas, el vino se deteriora con mucha celeridad, por lo que es recomendable conservarla con una funda fría o una cubitera con hielo y agua”.
Y como el verano es momento ideal para el descanso –el que pueda– y hacer actividades que luego metemos en el armario en otoño, es también época de acercarnos a otros tipos de vinos, es decir lo que no consumimos de manera habitual. En ´20minutos.es´ nos ponen en la pista para poder disfrutar de vinos blancos, rosados y cavas. Esta es su información firmada hace unos años pero que no pierde vigencia: “Para todos hay algo motivador, por muy diferentes que sean las preferencias de cada uno y el presupuesto disponible para este placer compartido”. Con esta afirmación uno de los directores de El Bulli, Juli Soler, cierra el prólogo del libro 110 vinos para el 2010, del sumiller David Seijas.
En el abanico de colores, sabores y temperaturas de los vinos, hay un sinfín de matices que van desde la variedad de la uva, la añada y el suelo en el que crece; hasta su crianza y su coupage.
Hablando de temperaturas, en pleno verano, cuando nos decantamos por las bebidas frías, hay quienes sustituyen una copa de vino tinto por una cerveza (razón tenía Soler cuando hablaba de las preferencias); pero dentro de la extensa gama vinícola también existen alternativas para los meses cálidos –con vinos blancos, rosados, cavas y algún tinto joven–. Basta solo con tener a mano una cubitera con hielo y agua y las copas que hagan falta.
¡Cómo apetece un rosado!
Históricamente, el vino rosado ha tenido mala fama porque se acostumbraba hacerlo mezclando vino blanco y tinto (con un resultado muy poco convincente). Para subir la moral de este vino, es importante saber que se trata de un tinto más claro (con menos intensidad y taninos) porque la piel de la uva tinta se ha dejado poco tiempo en contacto con el mosto.
La temperatura ideal para beber un rosado oscila entre los 14 y 16ºC (más fresco que el tinto). Se puede servir en copas de blanco y de tinto; eso sí, de cristal transparente para aprovechar su color (que puede variar desde un rosa muy tenue hasta un rojo). Los rosados son fantásticos porque pueden estar presentes desde el aperitivo hasta el plato fuerte.
El blanco es el color del verano
Durante los meses de verano nunca viene mal una copa de vino blanco. En primer lugar porque es el acompañante ideal de platos frescos y ligeros de pescado y de ensaladas; y en segundo lugar porque debe beberse a una temperatura de entre 8 y 10ºC (no más frío, para no correr el riesgo de que pierda aroma y sabor).
El calor siempre reclama un buen vino blanco, pero es bueno seguir un consejo: no hay que llenar demasiado la copa para que el vino no se caliente. Siempre es mejor rellenar las veces que haga falta.
La misma recomendación es aplicable al cava, que debe servirse muy fresco (entre 6 y 8ºC), en copas especiales que son muy estilizadas para dejar subir el hilo de burbujas hasta la superficie. Es ideal durante el aperitivo, con pescados frescos o en conserva, y nunca debe enfriarse en la nevera, sino con abundante hielo y agua.
Un tinto joven
Los tintos jóvenes (aquellos que no han envejecido en barrica) son muy frescos y pueden beberse a unos grados menos que los tintos crianza, reserva y gran reserva para resaltar su frescura (entre 12 y 15 ºC)”.
Lo dicho, el vino también es para el verano, porque hay donde elegir y eso sí, no nos asustemos si alguien pide un “tinto de verano”, porque, quieras o no, también está bebiendo vino. Felices días de asueto.