La nueva etiqueta del vino de maceración carbónica de Bodegas Riojanas honra el método ancestral de elaboración por medio del pisado de las uvas tradicional de Rioja

El Lago de Bodegas Riojanas estrena nuevo diseño de etiqueta. El nuevo diseño del maceración carbónica de la bodega centenaria se ha inspirado en la obra de Matisse ‘La Danza’ (1910), porque su significado recuerda a los aspectos más característicos de la elaboración artesanal y a la historia de los vinos de maceración carbónica en la región, según explica la propia bodega. La danza como celebración de la vida, como sentido de pertenencia a un lugar y una comunidad. En la antigüedad, Dioniso se manifestaba en rituales y festividades, en las que el baile circular era una manifestación de la alegría de vivir. Así es el pisado de las uvas en Bodegas Riojanas, un baile que invoca tradición, raíces, herencia, fruta y frescura, señalan.

Según explica Bodegas Riojanas, no es muy habitual encontrar en el mercado vinos de maceración carbónica artesanal, ya que el rendimiento que se obtiene es menor que con el prensado mecánico. Sin embargo, el objetivo de la bodega de Cenicero es doble. Por un lado, recuperan técnicas ancestrales que definen su origen y, al mismo tiempo, consiguen un vino de mayor calidad.

Primero, los racimos enteros se vierten en los dos lagares de hormigón de 40.000 litros situados a la entrada de la bodega en Cenicero (Rioja Alta). Solamente se utiliza tempranillo del singular paraje de La Yeca, frente a la bodega. El peso de los racimos de arriba hace que los colocados abajo se rompan, liberando una pequeña parte del mosto que inicia el proceso fermentativo.

Terminada esta fase, los pisadores se mueven desde el centro hasta los extremos de los lagos para conseguir el contacto con las levaduras, catalizadoras de la fermentación. Con este ligero pisado de la uva se extrae el mosto corazón, que es el que pasará a la segunda fermentación.

El resultado es El Lago de Bodegas Riojanas, de intenso color con brillantes ribetes violáceos. Los aromas varietales a frutas rojas (fresa, frambuesa) y negras (mora), junto a notas lácteas que recuerdan al yogurt de fresa, se mantienen durante la experiencia. En boca resulta redondo, largo y fresco. Lo mejor sucede al final, donde se puede apreciar un ligero cosquilleo, propio de su elaboración carbónica que alcanza una mayor sensación de frescura e intensidad de las notas frutales.

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