Texto: Mirian Terroba
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Conocer Bodegas Florentino Martínez es sumergirse en un relato que va más allá de la enología. Es recorrer los viñedos sabiendo que esas mismas tierras han sido testigo del nacimiento de un idioma y del perfeccionamiento de una tradición vinícola milenaria.
La historia de la bodega está estrechamente vinculada con los monasterios cercanos, especialmente con San Millán de la Cogolla, Cuna del Castellano. Durante siglos, los monjes de estos monasterios jugaron un papel fundamental en la conservación del saber y la producción de vino, transmitiendo conocimientos enológicos que han llegado hasta nuestros días. La bodega mantiene vivo este legado, elaborando vinos que rinden homenaje a esta tradición y a la historia del vino en Rioja.
Situada en Cordovín, localidad famosa por sus ‘claretes, ha sabido mantener el espíritu de los vinos tradicionales mientras apuesta por la innovación. Bodegas Florentino Martínez recoge esta herencia histórica y la traduce en vinos que respetan el carácter de la tierra, con una elaboración meticulosa y un profundo respeto por la tradición.
El vino como testigo de la historia
Bodegas Florentino Martínez destaca por una cuidadosa selección de uvas y una meticulosa elaboración, dando lugar a vinos que capturan la esencia del territorio. La bodega cuenta con viñedos propios y colabora con proveedores de confianza, algunos con viñas que superan los 50 años de antigüedad. Estos viñedos han sido catalogados según sus características especiales para elaborar distintos vinos. Por ejemplo, el paraje ‘Carasol de Valdemerque’ se destina a la producción de la gama Distercio, crianza y reserva, que toman el nombre de los montes de la zona y que elabora únicamente los años de cosecha excelente.
Otra gama de vinos singulares es Florentius, blanco y rosado, un homenaje a la tradición y al arte cuyas etiquetas se inspiran en los artesanos que dieron vida a las miniaturas mozárabes del ‘scriptorium’ de San Millán. Un guion gráfico en la etiqueta rodea la botella arropando al vino con la película de un arte, una tradición vitivinícola y unos artistas que iluminaban de color los manuscritos de La Rioja.
Además de la gama de vinos jóvenes, la bodega elabora Tanka, un vino moderno con gran estructura y persistencia y un Tinto Maturana, un vino peculiar y muy original.
Una expresión cultural
El vino no solo se bebe, sino que también se cuenta, se escribe y se recuerda. Bodegas Florentino Martínez ha tejido un puente entre el vino y la cultura. Su compromiso con la literatura se manifiesta en la organización de certámenes literarios y en su esfuerzo por vincular sus vinos con la historia del castellano.
Por ejemplo, ha organizado tres ediciones de su Concurso de Microrrelatos que, como la glosa más conocida de san Millán con las primeras palabras escritas en Castellano, debe constar de 43 palabras. El relato ganador de cada edición se incorpora a modo de glosa en la etiqueta de Distercio.