El Descorche
Texto: Javier Pascual
“El mercado actual ofrece una oportunidad histórica a Rioja para afianzar su posicionamiento en el segmento alto de calidad y prestigio, lo cual pasa por defender a ultranza un política de calidad, cuyo talón de Aquiles se encuentra actualmente en el viñedo. Viticultores y bodegueros lo han entendido así en su gran mayoría, convirtiendo en actitud colectiva lo que venía siendo ya filosofía y práctica de no pocos”. Si hubiera escrito este párrafo sin entrecomillar, seguramente ni yo mismo hubiera imaginado que lo escribí en el nº 125 de esta revista, publicada en diciembre de 2000. El comentario estaba relacionado con el reportaje titulado ‘NUEVAS AÑADAS, NUEVAS EMOCIONES’, que dedicábamos cada año a las presentaciones de las nuevas añadas de crianza, reserva y gran reserva organizadas por el Consejo Regulador en varias ciudades españolas durante el mes de octubre. De la experiencia de esas presentaciones, infería entonces que la aparición de un gran número de vinos de ‘alta expresión’, nuevas marcas de pequeños productores y renovación de los clásicos, eran la prueba evidente de la capacidad de Rioja para “sorprender y emocionar’ tanto a los simples aficionados como a los expertos. Y me atrevía a especular sobre el futuro aventurando que “con un nuevo impulso a la calidad de nuestra viticultura, los éxitos de nuestros vinos aún podrían ser mayores”.
Algunos olvidan con facilidad que la construcción de una gran marca como es Rioja y la consolidación del prestigio de una región vinícola histórica como ésta no se ha hecho a base de improvisación y rupturas, sino de planificación y coherencia, de estudio y buena dirección estratégica. Varios conceptos que aparecían en la cita de hace dos décadas están hoy en día de actualidad y juegan un papel clave en la evolución del sector. En la mirada al viñedo se fundamente la nueva figura de ‘Viñedos Singulares’, convertida en ‘punta de lanza’ de la imagen de Rioja. Pero también de la mejora cualitativa general de los vinos acogidos a las tres categorías de envejecimiento, que siguen siendo el referente de esta Denominación.
También hablábamos de emociones, porque Rioja siempre ha tenido la mirada puesta en el mercado, por mucho que los árboles de las discusiones internas no permitan ver el bosque en el que realmente se compite. Siempre hemos creído que para los consumidores del Siglo XXI el vino había pasado de ser un componente alimentario bien encajado entre los de ‘primera necesidad’ (la ya popular ‘dieta mediterránea’), a ser un alimento de carácter fundamentalmente lúdico y cultural. Un producto ‘gastronómico’ podríamos decir, en referencia a la dimensión cultural que ha venido adoptando la palabra ‘gastronomía’ frente a lo meramente ‘alimenticio’. Y las motivaciones para el consumo, para la elección del vino que uno quiere beber pasan en gran medida por ese tipo de sensaciones que tienen más relación con lo emocional que con lo racional. Así que ha sido imprescindible echar mano de nuevas técnicas de estudio, como la sensometría, para conocer las tendencias del mercado y saber cómo se genera actualmente la demanda de los consumidores, que en una situación como la que atravesamos de pandemia global, han modificado sus hábitos y “han tomado el mando”. Conocer estas herramientas de estudio resulta imprescindible para las bodegas y por eso, un año más, la empresa DIAM, especializada en taponado, las ha puesto al alcance del sector vitivinícola riojano con su jornada anual, virtual en esta ocasión. Una inversión generosa muy de agradecer. Además de poder acceder a la grabación del Webinar, en el número 234 de La Prensa del Rioja les ofrecemos un resumen de esta interesante jornada.