El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Llegamos a finales de año y nunca es malo mirar por el retrovisor para ver todo lo que hemos dejado atrás y sobre todo, todo lo que hemos ido aprendiendo, porque siguiendo el espíritu de los americanos -que algo bueno tienen en el mundo del negocio- hay que aprender de los fracasos, en este caso de las diferentes circunstancias a las que se han ido enfrentando el siempre inteligente mundo del vino.
Por ello no hay que olvidar, ante el cierre del principal canal donde se consume el vino, el Horeca, las bodegas ofrecieron mil y unas posibilidades de seguir acudiendo a las casas de los amantes del vino, para ofrecer diferentes posibilidades de degustar diferentes vinos en los hogares, lo que siempre es de agradecer… o las diferentes conversaciones online que se han mantenido. De hecho hemos estado durante muchos meses unidos a través de la web en diferentes conferencias o conversaciones virtuales.
Cierto es, y no lo podemos negar, el bajón de ventas que sufrieron las bodegas nacionales e internacionales en el año 2019 y parte del 2020, recuperándose desde final del año pasado, y de manera especial, pegando el subidón en el último trimestre de este año, pero siempre sabiendo que hay bodegas que todavía tienen en sus almacenes vino de la cosecha 2019. Por todo ello procuremos poner este año en nuestras comidas y cenas festivas una botella de vino.
A principios de este año 2021, algunos medios, rimbombantemente, hicieron predicciones de lo que podía -y seguramente querían- que iba a suceder en el mundo del vino, citando el auge de los vinos personales, nuevas zonas-nuevas uvas, vino natural o ecológico, el rosé, nuevos envases, menos alcohol o etiquetas inteligentes… cuando la realidad, por tozuda, nos sigue indicando que es mínima la población que se lanza a la aventura de los vinos personales, buscando siempre la marca que te va a hacer quedar bien; que el vino ecológico sigue creciendo pero muy poquito a poco; que el rosé sigue sin despegar siendo la tendencia el consumir más vino tinto o blanco; que siegue siendo complicado beber vino en lata en este país; que seguimos aceptando los grados alcohólicos de un buen tempranillo y que las etiquetas inteligentes, que nos pueden proporcionar toda la información sobre el vino a degustar sigue su evolución, pero incluso en este apartado nos confundimos en la información que ofrecemos… hay que crear relatos para apasionar a los nuevos consumidores y esto, como casi todo, es complicado.
No obstante, las tradiciones no se olvidan y los medios de comunicación, a principios del próximo 2022 volverán a lanzar campañas al vuelo, es decir, repetirá algunas de estas predicciones que ya quedan antiguas, unidas a algunas nuevas con el deseo de acertar… pero el gusto del consumidor del vino necesita más mercadotecnia y sobre todo, más análisis y reflexión de los resultados que nos van ofreciendo. Todavía ansío que el/la joven vayan descubriendo vinos agradables, frescos y que los vayan cambiando por los altos grados de alcohol que consumen o por la cerveza, aunque sé que esto es un tema de cultura desde el hogar y en los hogares no hay, por ahora, la costumbre del consumo de vino diario. O no mayoritariamente.