Es esta fotografía del Pleno del Consejo Regulador (abril de 2022) pueden reconocer quiénes son sus ‘dirigentes’. A ver si alguien es capaz de ponerles nombre y apellidos a quienes, según Paco Berciano, ‘están mirando para otro lado’.

Hitos y fiascos en la comercialización del vino de Rioja (V)

Aunque reconoce que resulta muy costoso salir del amparo de la DOCa Rioja, el prescriptor Paco Berciano da un ‘tirón de orejas’ a sus dirigentes por “no ver llegar la crisis y mirar para otro lado sin hacer nada”.

TEXTO: Javier Pascual / Director de La Prensa del Rioja

“La marca Rioja es indiscutible que tiene un gran tirón y salir de su amparo es muy costoso, ¡mucho!” ¡Qué lástima de titular desperdiciado! Esta oportunísima frase del clarividente Paco Berciano aparece diluida entre el rosario de reproches con que obsequia a los “dirigentes del Consejo Regulador” en un artículo publicado en ‘El Día de La Rioja’ el pasado 25 de febrero. Esos “dirigentes que tienen capacidad para tomar decisiones”, pero que al decir del autor “miraron, como suelen hacer, para otro lado” y no vieron que “la situación actual del Rioja se veía venir hace ya mucho tiempo”. Deben tener una suerte tan inmensa esos “dirigentes del Consejo” que, a pesar de su escasa visión y de no hacer nada, el amparo que proporciona la DOCa Rioja al vino de estas tierras tiene mucho “tirón” comercial, según asegura el articulista, y renunciar a él “resulta muy costoso”. Habrá sido por arte de magia, claro.

Insisto en que esta acertada valoración de lo que la marca ‘Rioja’ aporta a todos los productores y comercializadores hubiera sido un titular más adecuado que el usado (“Rioja: se veía venir, pero alguno no quiso mirar”) para abordar con credibilidad el “análisis de los motivos por los que la DOCa Rioja ha llegado a la situación actual”. Pero ni el análisis ni los motivos que expone el reconocido ‘enotecario’ burgalés Paco Berciano (Vinoteca ‘El Lagar’ en Burgos y comercializadora www.almavinosunicos.com en sociedad con Telmo Rodríguez, de Remelluri) están a la altura del gran conocimiento que posee del sector del vino. Por eso creo que, en ocasiones, conviene recordar incluso lo obvio.

Crecimiento planificado del viñedo

La petición de abrir ahora debate sobre el modelo de crecimiento llega varias décadas tarde. Este debate se ha repetido tantas veces como las crisis cíclicas que han jalonado la historia del Rioja. Y siempre ha prevalecido la elección mayoritaria del sector. El hecho de que la superficie de viñedo casi se haya duplicado en los últimos 40 años representa ante todo un incremento de riqueza para una región que se ha especializado en la producción de vino (el ‘cluster’ sectorial supone el 25% del PIB regional). Contrariamente a lo que sugiere Berciano, el sector ha planificado el aumento de viñedo, frenándolo muchos años, incluidos los tres últimos. Seguramente los dirigentes del sector se han equivocado más veces por no apostar a tiempo por el crecimiento (caso de las variedades blancas). Se podrá estar en contra de las decisiones adoptadas, pero es una falacia decir que “el Consejo Regulador tuvo tiempo para pensar en lo que quería que fuese Rioja” y no lo hizo. Lleva un siglo haciéndolo, unas veces con mayor fortuna que otras.

El difícil ajuste de oferta y demanda

También sobre los rendimientos de producción de uva por hectárea y transformación uva vino, Berciano confunde al lector al decir que “el Consejo permitió un rendimiento del 95% sobre el total autorizado y de un 70% en bodega” y que “no aplicó las reducciones a las que tiene derecho por ley, ni este año ni los anteriores”. Creo más ilustrativo y ajustado a la verdad decir que, en uso de sus atribuciones, el Consejo rebajó un 5% el rendimiento de Kg de uva por hectárea sobre los rendimientos ‘tipo’ (que no son los máximos) establecidos por el Reglamento de la DO. También se redujo en un 2% la transformación uva/vino, pasando de los 0,72 l por kg de uva a 0,70 l. Las decisiones sobre el manejo de estas herramientas, fundamentales para equilibrar oferta y demanda, las adoptaron mayoritariamente esos ‘dirigentes del Consejo’ a los que se les podrá reprochar que se han quedado cortos, habida cuenta de las circunstancias, o incluso que se han equivocado, pero no que han mirado para otro lado y no han actuado. Eso resta credibilidad al análisis. Como el manido recurso a la coexistencia dentro de la DO de vinos que cubren una amplia gama de precios. Es un debate obsoleto si se plantea desde la exclusión. A todos les gustaría seguir escalando en la gama y generar más valor, pero no existe la varita mágica. Proponerlo como objetivo es razonable, exigirlo es demagógico. A nadie se le ocurre decir lo mismo de otras prestigiosas denominaciones de todo el mundo (hay Burdeos Superior a 1,5 euros bot.).

En ‘mantra’ del ‘triunfalismo’

“Pero el triunfalismo de los dirigentes del Consejo Regulador sigue activo”, repite el autor como si fuera un mantra que sintetiza ‘los males del Rioja’. Lo cierto es que el ejercicio de transparencia informativa que practica el Consejo Regulador de Rioja es poco habitual en otras Denominaciones. Así libran del mal trago de ofrecer datos negativos, que en 2022 se han extendido como una plaga, y nadie se lo reprocha. Probablemente también confunde el autor a los “dirigentes del Consejo Regulador” con funcionarios, o una especie de ente abstracto, cuando los 32 miembros del ‘consejo de administración’ que dirigen la Denominación tienen nombres y apellidos de propietarios o directivos de bodegas grandes, medianas y pequeñas, centenarias y recién creadas, sociedades anónimas, cooperativas y autónomos, así como de propietarios de viñedos o técnicos de los sindicatos que los representan. Más del 90% de los intereses económicos del sector están representados a través de 13 organizaciones (ver en detalle en la web del Consejo). Los ha habido con más o menos visión de futuro, con mayor o menor acierto en su gestión, pero con lo que se juegan, ¡como para quedarse mirando a otro lado!. Esa es, sin duda, una visión muy simplista del sistema de gestión de la DOCa Rioja articulado a través de la Organización Interprofesional y del Consejo Regulador. Mejorable, por supuesto, y más dinámico de lo que a muchos parece. Solo hay que repasar un poco la historia -sin prejuicios, claro- para ver la permanente evolución que ha experimentado el sector. Y a partir de ahí, cada uno es muy libre de mostrar acuerdo o desacuerdo con las decisiones tomadas y proponer nuevas ideas, que siempre serán bienvenidas.

 

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