El Descorche de La Prensa del Rioja
Texto: Javier Pascual
Como resumen de la situación actual, el presidente del Consejo Regulador, Fernando Ezquerro, ofreció a los periodistas en la presentación de la Memoria 2022 una dosis justa de datos sobre lo que es y representa Rioja: unas ventas en 2022 de 350 millones de botellas que consolidan su liderazgo histórico entre las denominaciones españolas; una estructura productiva de 67.000 hectáreas de viñedo, 14.000 viticultores y 740 bodegas capaz de generar el 20% del PIB regional; y un crecimiento del 62% en el número de visitas (748.345 en 2022), que vuelven a posicionar a Rioja como referente y motor de la actividad enoturística española. Una dosis justa de datos, pero suficientemente ilustrativa de que el desarrollo alcanzado por la DOCa Rioja -contrariamente a lo vaticinado por algunas voces agoreras- es motivo suficiente para recuperar la confianza y mantener muy alto el nivel de autoestima.
En algunas etapas no muy lejanas, Rioja ha debido afrontar situaciones de crisis bastante más peliagudas que la actual y desde una posición bastante menos sólida que la que hoy tiene. Recuerdan especialmente los más veteranos aquella del año 1990 en que la consultora Price Waterhouse recomendó destilar el 50% de la producción. Solía utilizar Angel de Jaime Baró, presidente del Consejo entre 1992 y 2004- la metáfora del transatlántico para ilustrar la evolución de Rioja en aquella segunda mitad de los noventa tan revolucionaria para el mundo del vino. Frente a la impaciencia de quienes pretendían cambios al ritmo de otras regiones vinícolas que estaban empezando -o tenían poco que perder-, en Rioja se imponía la prudencia a la hora de maniobrar el transatlántico en que se había convertido esta Denominación de Origen histórica. Así ha venido ocurriendo también con el modelo de gestión implantado tras la creación de la Interprofesional en 2003, lo que no siempre permite aprovechar todas las oportunidades del mercado, como ha ocurrido con la política de plantaciones de variedades blancas.
No vamos a decir que el negocio va con el viento de popa, pues el contexto de dificultades e incertidumbres que afectan actualmente a los 136 países donde se consumen los vinos de Rioja obliga a la prudencia y reflexión sobre cómo mejorar. Pero resulta evidente que “la nave va”, contra viento y marea e incluso en buena dirección. Al contrario que en la obra maestra de Fellini ‘Y la nave va’, la DOCa Rioja está muy lejos de emular el final épico de la película, con naufragio al son del coro de “la fuerza del destino” de Verdi. Hay quienes parecen desearlo, acaso por lo que en política dicen que “cuanto peor, mejor”. Pero al igual que ha hecho Fernando Ezquerro, los datos permiten apelar a la demostrada ‘resiliencia’ y capacidad de la DOCa Rioja para afrontar retos como los que se han venido sucediendo estos últimos cuatro años a modo de “plagas bíblicas”. “Comprender, atesorar y estimar lo que nos ha permitido llegar hasta aquí tras casi un siglo de historia”, subrayaba Lapuente, director general del Consejo, ayudará a recuperar el equilibrio lo antes posible, porque “hoy Rioja es más capaz y dinámica que nunca”. La convivencia de modelos empresariales tan diferentes, desde los familiares y cooperativistas, hasta los integrados en grupos multinacionales, aunque pone permanentemente a prueba la capacidad de gestión, representa también una de las fortalezas de la región. El sector dispone de un capital humano tan potente y valioso, que es prácticamente imposible cualquier naufragio.