Según un estudio realizado para Prowein, el clima plantea grandes desafíos para el sector que ya se han manifestaron para los actores a lo largo de los últimos cinco años
La Escuela Superior de Geisenheim Mitte entrevistó en 2019, por encargo de ProWein, a 1700 expertos de la industria del vino de 45 países sobre los mercados internacionales del vino, las tendencias en la comercialización y la situación económica. En el punto de mira de la encuesta de este año se encontraban los efectos del cambio climático en la industria del vino a nivel global. El estudio abarca toda la cadena de creación de valor del vino. Los entrevistados eran tanto productores de vino (bodegas, grandes bodegas, cooperativas) como intermediarios (exportadores e importadores) y vendedores (mayoristas, comercios especializados, hoteles y restauradores).
El estudio, del que reproducimos a continuación un resumen publicado por Prowein, destaca que el 73 % de los entrevistados prevén repercusiones concretas del cambio climático en su empresa, los productores de vino apuestan por variedades de uva adaptadas al clima y nuevos procedimientos enológicos, los consumidores apuestan por vinos ligeros y más frescos, en el sentido contrario a la evolución climática y por último que la sostenibilidad económica y ecológica tiene una importancia extraordinaria para el futuro del sector
Del estudio, la profesora Simone Lose, directora del Instituto de Vino y Bebidas de la Escuela Superior de Geisenheim, resalta su valor informativo porque “la combinación de las diferentes perspectivas de productores, intermediarios y vendedores a lo largo de varios años crea una imagen incomparable de la situación del sector internacional”.
A corto plazo, afirma el estudio, la industria del vino internacional afronta los retos que plantean la política sanitaria, la situación económica global y las crecientes barreras comerciales. A largo plazo, el cambio climático plantea grandes desafíos para el sector que ya se manifestaron para los actores a lo largo de los últimos cinco años.
Los más afectados por el cambio climático, tanto hasta la fecha como en el futuro, son y serán los productores de uvas y de vino. A menudo, disponen de posibilidades muy limitadas para evitar sus efectos, dado que, en la mayoría de los casos, se encuentran ligados a sus viñedos. Los cambios en la práctica vitícola, la gestión de la cosecha y los procedimientos enológicos, así como el uso de sistemas de riego permite mitigar las repercusiones del cambio climático en las viñas y el vino. Para el futuro se prevé una gran demanda de nuevas variedades de uva con una mayor tolerancia frente al calor y la escasez de agua. Más allá de estas medidas de adaptación en las zonas vitivinícolas existentes, el cultivo de la vid se trasladará en creciente medida a zonas de cultivo más frescas a mayor altitud o distancia del ecuador.
Los efectos del cambio climático en la viticultura se propagan a lo largo de toda la cadena de creación de valor a todos los actores de la industria del vino. Hasta la fecha, las empresas situadas al principio y en el centro de la cadena de creación de valor han absorbido la mayor parte de los efectos. Sin embargo, en el futuro, las repercusiones se manifestarán, en mayor medida, en el comercio y los consumidores, según el estudio encargado por Prowein. Junto a los productores, las grandes bodegas embotelladoras, como compradoras de uvas y vino a granel, y los exportadores, como intermediarios entre mercados internacionales, se ven más afectados por los riesgos que conlleva el aumento de la variabilidad de los precios, las cantidades y la calidad del vino. Las empresas reaccionarán al creciente riesgo reforzando la cooperación con los productores y desviándose a otros productores y procedencias. “En todo el ámbito de la viticultura podemos ver el impacto del cambio climático. Varias empresas de vinos ya han tomado importantes decisiones comerciales sobre la base de los riesgos y las oportunidades relacionados con el clima en función de su altitud, latitud y/o el acceso a los recursos hídricos”, afirma el Dr. Dan Johnson, director gerente de The Australian Wine Research Institute.
Los actores de la industria del vino ven una amplia necesidad de mejorar la sostenibilidad del sector. Además de reducir el consumo de agua, es necesario disminuir la demanda de energía y, en consecuencia, la huella de carbono generada en la producción y la venta del vino. Adicionalmente, existe el gran reto de convencer también a los consumidores del vino sostenible. En este ámbito, unos estándares sectoriales uniformes, combinados con amplias campañas de información y convencimiento, pueden representar una posible solución. «Es importante que el cambio climático sea el centro de atención (independientemente de la categoría de vino) de este ProWein Business Report 2019. Tenemos que reducir drásticamente nuestras emisiones y hay que hacer más a todos los niveles. Todas las empresas deberían tener un programa de reducción de CO2, pero la palabra clave es «actuar juntos» y las bodegas deberían dar ejemplo. La nueva iniciativa IWCA (International Wineries for Climate Action – www.iwcawine.org) facilita el trabajo conjunto de los viticultores sobre el cambio climático. La iniciativa IWCA animará a otros viticultores a unirse, introducir y acelerar los programas de reducción de CO2″, explica Miguel Torres, presidente y 4ª generación de la familia Torres. “El gran interés demostrado en la sostenibilidad que resulta del informe confirma nuestras propias observaciones en el mercado nórdico. La certificación de producción orgánica es un ejemplo de la manera de comunicar la sostenibilidad de los productos a los clientes. Sin embargo, celebramos la introducción de un complemento a la calificación orgánica que abarca un mayor ámbito de problemas de sostenibilidad a través de los certificados de sostenibilidad nacionales y regionales que ya se han establecido en numerosos países”, subraya Marcus Ihre, Sustainability Manager Supply Chain, Systembolaget.
Por una parte, las expectativas económicas del sector se han ido oscureciendo en el contexto de los desafíos coyunturales y las barreras comerciales. Por otra parte, los fuertes descensos de los productores son síntomas de las repercusiones económicas por la gran volatilidad de las cantidades de uva cosechadas, causada por los factores climáticos y, en consecuencia, de los precios. Seguir adaptando la industria del vino a los efectos del cambio climático representa un gran reto. Por este motivo, la industria del vino también tiene un gran interés en combatir el cambio climático a través de medidas eficaces para mejorar la sostenibilidad. “Para alcanzar los 21 objetivos de COP es necesario un replanteamiento rápido y audaz. Cada industria y cada país está obligada a tenerlo en cuenta. Sin embargo, son en particular la industria del vino y el sector de bebidas alcohólicas los que tienen la posibilidad de posicionarse como precursores. Con ello no solo se trata de ejercer exclusivamente de modelos sino también de mantener sus propios intereses, así como el éxito económico futuro. Las materias primas más importantes de la tierra serán el agua limpia y la energía sostenible. De esto depende especialmente la viticultura”, explica Bastian Mingers, Global Head Wine & Spirits y director de ProWein. “ProWein quiere emplearse a fondo para alcanzar el objetivo de 2°C y para esto ofrecerle a la industria una plataforma para intercambiar experiencias y conocimientos”.
(Resumen estudio)
Los retos actuales de la industria del vino
La política sanitaria y el clima económico actual son desafíos con un impacto muy fuerte a corto plazo
A corto plazo, las empresas consideran los efectos de la restrictiva política sanitaria con el aumento, en parte importante, del tipo de impuestos y los precios mínimos del vino y del alcohol como el mayor reto para la industria del vino. El empeoramiento de la situación económica global y las crecientes barreras comerciales se califican como el segundo reto más importante. Los efectos de un Brexit sin acuerdo, así como la competencia de otras bebidas alcohólicas y la venta desregulada del cannabis se consideran como comparativamente reducidos.
Desde el punto de vista de las empresas, el cambio climático será el reto que tendrá, con mayor probabilidad, unos efectos muy fuertes en el sector
La mitad de las empresas valoran el efecto del cambio climático en su empresa como fuerte o muy fuerte. En consecuencia, representa a corto plazo el tercer reto más fuerte para el sector. A diferencia de los otros retos que se prevén con una mayor inseguridad, el cambio climático es el peligro que se producirá con la mayor seguridad. El 73 % de las empresas prevén repercusiones del cambio climático en su empresa.
Los efectos provocados hasta la fecha por el cambio climático en la industria del vino los últimos 5 años
Los efectos del cambio climático se han manifestado, en mayor medida, para los productores de vino
La medida en que se manifestó el cambio climático en las empresas en los últimos 5 años varía en función de la posición de esta en la cadena de creación de valor. Nueve de cada diez productores de vino ya han sufrido los efectos del cambio climático mientras, entre los comercios, solo eran seis de cada diez. Los productores de vino más afectados suelen tener las menores posibilidades de evitar los efectos del cambio climático por estar ligados económicamente a sus tierras de propiedad.
Rendimientos menores y muy variables en más de la mitad de los productores de vino
En los últimos 5 años, los mayores efectos se registraron en el ámbito de la viticultura. Más de la mitad de los productores de uva tuvieron unos rendimientos reducidos debido a fenómenos meteorológicos extremos, tales como heladas tardías, lluvias intensas, granizo o estrés de las uvas por sequía. Como consecuencia de estos sucesos extremos, la volatilidad de las cantidades de uva cosechadas se ha incrementado fuertemente; al mismo tiempo, esta volatilidad ha producido fuertes fluctuaciones de los precios en el mercado de uvas y vino a granel. La regulación del rendimiento existente solo permite compensar de manera limitada la merma de la cosecha a través de mayores cosechas posteriores. Prácticamente uno de cada dos productores de uva ya ha tenido que cambiar sus procesos empresariales debido a los tiempos de cosecha más cortos y crear mayores capacidades de recepción.
Las características sensoriales de los vinos han ido cambiando
Tanto el comercio como las grandes bodegas embotelladoras declaran, en su mayor parte, que las características sensoriales de los vinos se han ido modificando. La mitad de las bodegas de mayor tamaño y las grandes bodegas que adquieren uvas y vino a granel de varios productores ya han tenido que aplicar nuevos procedimientos enológicos para mitigar los efectos que tienen las uvas y el vino a granel modificados por las condiciones climáticas en el vino listo para el consumo. En las bodegas y cooperativas con producción propia de uva, estas tecnologías se han utilizado en menor medida hasta el momento.
La mayor volatilidad ha aumentado el riesgo para los actores
En la actualidad, el cambio climático ya está influyendo en la coordinación entre los actores de la industria del vino. La variabilidad de las cantidades de uva cosechadas y la calidad de los vinos incrementa, por una parte, la volatilidad de los precios y, por otra parte, el riesgo a nivel de la disponibilidad del vino. En caso de pérdidas en la cosecha, los viticultores se benefician apenas de los aumentos de precios, y las grandes bodegas se ven confrontadas con el problema de adquirir suficientes uvas y vino a granel para cubrir las cantidades prometidas al comercio alimentario. En años con una oferta excesiva a nivel mundial se produce una caída de los precios, dado que la demanda mundial de vino se mantiene constante y solo una reducida cantidad de vino es apto para la conservación a largo plazo.
Se ha hecho necesario aplicar una mayor coordinación a lo largo de la cadena de creación de valor
Con el fin de asegurar la adquisición de mercancía y reducir el riesgo, las empresas, tales como las grandes bodegas compradoras, los exportadores y el comercio, pueden reforzar su cooperación o pasar a otros proveedores. En el pasado, sobre todo los exportadores y las grandes bodegas ya hicieron uso de estas estrategias, reduciendo así los efectos al final de la cadena de creación de valor al nivel del comercio y de los consumidores.
Impacto previsto del cambio climático
La rentabilidad de las empresas irá en descenso y restringirá su capacidad de adaptación
A lo largo de los últimos 5 años hubo ganadores (23 %) y perdedores (35 %) económicos debido al cambio climático. Para los próximos diez años, sobre todo las cooperativas (53 %) y las bodegas (44 %) prevén una reducción fuerte o muy fuerte de su rentabilidad como consecuencia del cambio climático. El descenso de la rentabilidad impide la capacidad de aumentar la adaptación al cambio climático por medio de inversiones.
Los viticultores ven una mayor demanda de variedades de uva adaptadas al clima
En los próximos años, los efectos del cambio climático en la producción de uva que se han podido observar hasta ahora irán en aumento. Para el futuro, los productores de uvas prevén un fuerte aumento del uso de variedades de uva más apropiadas para el clima. Uno de cada tres productores prevé esta necesidad hasta el año 2030.
Aumentará la necesidad de nuevos procedimientos enológicos
Para los próximos diez años, el 62 % de los comercios, el 55 % de las grandes bodegas embotelladoras y el 42 % de los productores de vino prevén que continúe el cambio de las características sensoriales del vino. En el futuro, la estrategia de adaptación de los nuevos procedimientos enológicos también se irá imponiendo entre las bodegas independientes y las cooperativas y será aplicada por la mayoría de las grandes bodegas.
La creciente volatilidad de la disponibilidad, los precios y la calidad sigue aumentando el riesgo para el sector
Para el futuro, sobre todo los comercios y los exportadores prevén un fuerte aumento de la volatilidad de los precios y la disponibilidad del vino que, hasta la fecha, era compensada, en parte, por las grandes bodegas. Hasta 2030, entre la mitad y dos tercios de los actores prevén un aumento de los riesgos que se manifestará a través de nuevas formas de cooperación con los productores, pero también con una merma de la rentabilidad.
Los compradores pasarán, en mayor medida, a otros proveedores y procedencias
Más del 40 % de los comercios prevén pasar, en el futuro, a otros proveedores o países de procedencia si sus proveedores habituales se ven influidos por el cambio climático. Esto aumentará, adicionalmente, la presión económica para los productores de uvas y vino que, por su parte, disponen de netamente menos posibilidades de evitar estos efectos.
Como consecuencia del cambio climático, los consumidores seguirán cambiando su consumo de vino, en el sentido contrario al cambio climático del vino
En la actualidad, los comercios ya observan cambios en el comportamiento de consumo de los consumidores en el curso del cambio climático. Por ejemplo, en veranos calientes se reduce el consumo de vino y desciende la demanda de vinos tintos potentes. También para el futuro, el comercio prevé un aumento de la demanda de otros tipos de vino (63 %) y otras bebidas (47 %). Por lo tanto, existe una evolución diametralmente opuesta entre la producción y la demanda. El cambio climático lleva a la producción de vinos más potentes con un mayor grado de alcohol, a la vez que induce a los consumidores a pedir, en creciente medida, vinos más ligeros y frescos. Por este motivo, más de la mitad de los comercios (57 %) piden que los productores apliquen nuevos procedimientos enológicos para poder producir los perfiles de vino existentes a pesar del cambio climático.
Medidas del sector para la adaptación al cambio climático
Hasta ahora predominan las adaptaciones a nivel de la viticultura
En concordancia con los fuertes efectos observados en el cultivo de la vid, las estrategias de adaptación aplicadas hasta la fecha se han concentrado, principalmente, en medidas en el ámbito de la viticultura y cambios en la gestión de la cosecha. También se introdujeron sistemas de riego, aunque estos fracasan a menudo debido a su elevado coste y a la disponibilidad limitada del agua. A la vista de que las medidas de adaptación en la viña llegan, en parte, a sus límites, el próximo paso será reforzar las medidas enológicas en la bodega y pasar a otras variedades de uvas o pies. Hasta 2030, el cambio a otras superficies de cultivo (todavía) no tiene relevancia para el 45 % de los productores; sin embargo, el 27 % ya han realizado estas medidas o prevén hacerlo. Las adaptaciones a nivel de la viticultura y la enología también exigirán, en el futuro, una flexibilización de la reglamentación legal existente.
En el futuro será necesario reducir la demanda de agua y energía
Los productores de vino consideran como medida de adaptación más importante la reducción del consumo de agua y energía. Sobre todo, el ahorro de agua representa un gran reto, dado que las viñas actuales requieren una mayor cantidad de agua en forma de riego. Además de aportar una ventaja directa para la empresa, el ahorro de agua y energía repercuten positivamente en la sostenibilidad del sector.
La importancia de la sostenibilidad
El aumento de la sostenibilidad en la industria del vino recibe la aprobación prácticamente unánime
El 86 % de los actores está de acuerdo en que la industria del vino debería concentrarse, en mayor medida, en la producción sostenible. El grado de aprobación es el más alto entre los comercios en Escandinavia (96 %) y en el Sur de Europa (93 %). Tres cuartas partes de los encuestados consideran que una contribución necesaria de la industria del vino consiste en reducir su huella de carbono. En este ámbito, se encuentra la mayor aprobación en Italia (81%) y la menor en Alemania (65%).
Diferencias a nivel de la aceptación por los consumidores
Solo existe en parte optimismo en que, en el futuro, también los consumidores darán la preferencia a vinos producidos con neutralidad climática. El mayor grado de optimismo se encuentra entre los comercios en Escandinavia y en el Sur de Europa (91 %), mientras los productores alemanes, con un 38 %, se muestran más bien escépticos. El 40 % de los actores prevén que las repercusiones económicas negativas del cambio climático influirán en la demanda de vino.
El atractivo de los mercados de exportación
Escandinavia, con Noruega en primer lugar, es el mercado más atractivo del mundo para la exportación de vino
Al ser preguntados sobre el grado de atractivo actual, los exportadores y productores de vino valoran al ámbito de Escandinavia, liderado por Noruega y Suecia, como el mercado de exportación más atractivo del mundo. En los siguientes puestos se encuentran Japón, China, Hong Kong, EE. UU., Canadá y Polonia. La valoración ligeramente inferior de China y Hong Kong está basada, sobre todo, en las grandes existencias en almacén y la demanda interior algo menor. En el momento de la encuesta aún no se han tenido en cuenta las protestas políticas en Hong Kong. EE. UU. y Canadá han podido demostrar nuevamente su papel como importantes mercados de exportación; sin embargo, aún quedan por ver los efectos del incremento de los derechos de importación para la mayoría de los vinos europeos aplicado a partir de octubre de 2019. Después de 2017, Polonia ha vuelto a la lista de los 7 principales mercados de exportación. A la vista de la situación del Brexit, que sigue sin aclararse, y sus efectos económicos que ya se perciben en el mercado interior, la valoración del mercado británico se ha reducido aún más hasta alcanzar un nuevo mínimo histórico.
La situación económica de la industria del vino
La industria del vino mira al futuro con mayor cautela
Los retos económicos causados por el enfriamiento de la situación económica global y las barreras comerciales también se hacen notar a nivel de las expectativas para la evolución económica en el año 2020. Después de la cosecha muy elevada del año 2018, el mercado se ha ido estableciendo, de repente, desde un estado de carencia en un estado de exceso de oferta, lo cual demuestra la mayor volatilidad del mercado. Tras los aumentos de precios con la cosecha escasa de 2017, los precios de las uvas y del vino a granel en 2019 han descendido claramente a nivel mundial, mientras las reservas siguen siendo extraordinariamente altas a finales de 2019. Esta doble carga formada por una oferta amplia y una demanda mermada por la situación coyuntural se refleja claramente en el descenso de las expectativas de los diferentes productores. Las expectativas son claramente más estables en el lado de la venta, con los exportadores, importadores, mayoristas y comercios especializados, que prevén una reducción más bien escasa.
*Este estudio ha sido realizado por encargo de ProWein por el Instituto de Vino y Bebidas de la Escuela Superior de Geisenheim, bajo la dirección del Prof. Dr. Simone Loose y su equipo. ProWein y la Escuela Superior de Geisenheim esperan con ilusión poder continuar el ProWein Business Report con éxito en los próximos años. De esta manera, ProWein proporciona a la industria del vino un barómetro de mercado único en el mundo en forma de una serie cronológica de larga duración, respondiendo a preguntas importantes de los sectores en el marco de las temáticas especiales anuales.